Los que siguen al Presidente saben que López Obrador siempre tiene un pasaje de la historia de México para defenderse, atacar o justificar. Ha confesado que la historia es una de sus pasiones. Un arma política que va acomodando con las circunstancias.
Lo dejó de manifiesto en Campeche al ser el primer Presidente que conmemoró la batalla de Chakám Putum en el municipio de Champotón, la bahía de la mala pelea le llaman los españoles.
Desde aquí, el Presidente rememoró la importancia de los pueblos indígenas en la vida de México, su gestas históricas pero también el sufrimiento y discriminación que han sufrido por siglos.
Fue un recuento inusual como casi todo lo que hace este gobierno al citar a su esposa Beatriz Gutiérrez como historiadora en dos ocasiones:
“La investigadora en literatura colonial, Beatriz Gutiérrez Mueller, sostiene, cito textualmente...”
Es la historia interpretada por la pareja presidencial de la 4T. La historia de México, AMLO y Beatriz.
Este acto en Champotón forma parte de los 15 que va a realizar el gobierno de México para conmemorar los 200 años de la consumación de la Independencia Nacional. Fue en un descampado de la región naval que acá tiene la Marina Armada bajo un sol extenuante de 36 grados.
Nada fuera de lo común: cinco oradores, un invitado especial, en esta ocasión el presidente de Bolivia Luis Arce, una representación de la batalla entre mayas y españoles y cinco marinos al borde desmayo que esperaron horas a que iniciara el acto oficial.
Se escuchó la misma historia cuatro veces sobre el heroísmo del pueblo de Champotón, las heridas que causaron a los conquistadores y hasta el asesinato a Francisco Hernández de Córdoba que venía al mando de los de España.
Fue en medio de ese recuento que el Presidente trajo a colación un episodio de la historia reciente. En la imaginación estaba desenfundando el arma, preparando el ataque. López Obrador lamentó el racismo y el clasismo que se vive en México aún en la actualidad, impulsado y practicado en todos los estratos sociales y niveles de educación.
Y lanzó el ataque contra el presidente del INE, Lorenzo Córdova con un momento que de vivió en 2015. Otro apunte: Mario Di Costanzo, secretario de hacienda de su gobierno legítimo y hoy fiero crítico de la 4T.
Fueron dos tiros de precisión, sobre todo el primero contra el INE que se da en vísperas de un proceso electoral, el intento del organismo por quitarle la candidatura a Félix Salgado en Guerrero y la propuesta de modificar las reglas del juego en el país para evitar la sobrerrepresentación en la Cámara de Diputados.
La arremetida dejó atrás todo intento de recordar el triunfo histórico de Campeche, otra vez, la coyuntura le ganó al recuerdo y aunque se intentó recordar la historia para no repetirla, otra vez fue un arma de la política nacional.
ledz