Son pasadas las seis de la tarde y en el zócalo de Ciudad de México, la plaza a la que López Obrador suele recurrir cada vez que necesita el respaldo de sus simpatizantes, no sólo hay una suerte de fiesta popular a la que han asistido más de 150 mil personas, según los cálculos oficiales.
En este zócalo, también, AMLO se ha hecho rodear de su gabinete y de algunos gobernadores para advertirles a sus seguidores, entre otras cosas, que “correrse al centro” es un error.
“Ser de izquierda es anclarnos a nuestros principios e ideales, es no desdibujarnos; el noble oficio de la política es autenticidad”, dice el presidente y tú te preguntas si el mensaje es para quien busca sucederlo.
Es ya casi el final del mensaje del presidente. Minutos antes, ha dicho que “entre todos hemos sentado las bases de la transformación” y que, “como nunca”, ha cambiado la mentalidad del pueblo.
“La revolución de las conciencias”, dice, “es lo más cercano a lo irreversible”.
Entonces sus simpatizantes le aplauden, como ocurre con Norma, quien pasó más de dos horas formada, atrás de Catedral, en la calle de Guatemala número 20, pero no para entrar al zócalo, sino para comprar de los chocolates que venden los hijos de AMLO: Chocolates Rocío.
“Como me pareció una mentira lo que publicaron contra la chocolatería, pensé darle la vuelta a la noticia y comprar varios chocolates para regalar; pero lo mismo que yo pensé, pensaron varios y tuve que formarme un buen rato”, te cuenta esta tabasqueña avecindada en el Estado de México. “Hoy al pueblo no nos engañan tan fácil”.
Minutos antes, AMLO ha defendido al ejército. “Hay acusaciones de que estamos militarizando al país. Pero yo no he ordenado ninguna guerra, ni que repriman”. Y cuando repite eso de que “el soldado es pueblo”, tú piensas que sólo le falta a decir que la Sedena y Marina nos están haciendo un favor.
Héctor, oriundo de Papantla, Veracruz, sin embargo, sí está agradecido con las fuerzas armadas. “Ahora que nos cayó el Huracán Grace, los del ejército me ayudaron a reconstruir mi casa”.
Minutos antes, también, AMLO ha hecho un repetitivo recuento: ya no hay corrupción, ya no hay tortura, ya no hay censura, ya no hay masacres… y, claro, habla de su hit: los programas sociales.
A Agustín Lagunes, de 12 años, lo conocen como el Mini Peje, pues se disfraza, con todo y máscara, de López Obrador. Vive en Iztapalapa y llegó desde anoche con su papá, don Agustín. “Yo tengo una beca de la primaria y mi papá tiene su pensión, y como amor con amor se paga, como dice el presidente, aquí estamos, apoyándolo”.
—¿Y qué le dices a aquellas personas que dicen que al zócalo hemos venido puro ignorante?
—Yo conozco gente que vota por otros y ni a la escuela fue.
Minutos antes, AMLO ha anunciado, para el siguiente año, aumentos en los programas sociales. Programas que celebra Mayanín Silva, una tabasqueña del municipio de Cárdenas que a principios de 2018 no confiaba en López Obrador. “Pero me convencieron mis hijos y ha sido la mejor decisión”, dice.
Se queja, sin embargo, del programa Jóvenes con Futuro. “Hay mucho vago que lo recibe, el presidente debería revisarlo y destinarle ese dinero a muchachos que sí trabajan”. Le dices que presidente acaba de decir que “la verdadera confrontación” con los cárteles es evitar que recluten a los jóvenes, pero Mayanín insiste en que AMLO evalúe el programa.
Pero decía que ya es casi el final del mensaje del presidente y AMLO, en un tono moderado, pero azuzador, llama a gente de todos los partidos, y también apartidista, a participar en la revocación de mandato.
“(La revocación) establecerá el procedimiento para hacer realidad el principio de que ‘el pueblo pone y el pueblo quita’”, dice el presidente y tú te preguntas si sus adversarios irán a votar o son puro bla, bla, bla.
¿Y la pandemia? ¿Y los acarreados? ¿Y qué significa que Claudia Sheinbaum haya sido la única, fuera del gabinete, que estaba en el templete?
Seguro habrá colegas que lo reporten. Por ahora, te vas caminando junto a la maestra Diana, de la colonia Benito Juárez, Neza. Te va diciendo que ya son varios mítines apoyando a López Obrador. “Desde que estaba en el PRD”, te dice.
—¿Y cómo vio el evento?
—Ya nos hacía falta celebrar. Han estado bien duros los cocolazos.
ledz