Seguir el ritmo del presidente Andrés Manuel López Obrador no es cosa sencilla y, para un reportero, cubrir todos los mítines en su recorrido por México es una misión temeraria y muchas veces, riesgosa.
Hace diez años, cuando cubría los mítines de López Obrador en los que promovía su movimiento, este reportero sufrió dos siniestros de alcances mayores en los que las camionetas, que transportaban a periodistas y a colaboradores del político, quedaron totalmente destruidas, pero de los que afortunadamente todos salimos sólo con golpes.
"¡Hay que salirnos porque esto se va a quemar!": la volcadura en una carretera de Puebla
El primero de esos accidentes, y al que López Obrador se ha referido en sus conferencias mañaneras, fue en junio de 2008, cuando realizábamos una gira por Poza Rica y Papantla, Veracruz; además de Necaxa, Huauchinango y otros municipios de Puebla.
El mitin en Poza Rica aglutinó a miles de personas, por lo que al terminar fue difícil ubicar los vehículos (una camioneta Suburban que transportaba a López Obrador con su equipo cercano y una Tahoe en la que viajaban su personal de logística y este reportero).
Al enviado o enviada de La Jornada lo cambiaban semanalmente y quien fuera, siempre iba en la camioneta de López Obrador.
En esta ocasión le tocó cubrir esa gira a la reportera Alma Muñoz (la misma que también vivió la terrible experiencia de estar en la volcadura de Sonora).
En Poza Rica, al terminar el mitin, la reportera tendría que haber ido en la Suburban de López Obrador, pero por la confusión con tanta gente a la salida, se subió a la Tahoe y salimos del lugar a toda velocidad.
Nicolás Mollinedo, eterno chofer de López Obrador hasta antes de esta última elección presidencial, pedía por radio que Alma se cambiara de camioneta, pero la compañera dijo que no, que ya iba bien ahí.
El conductor de la Tahoe era novato y quiso seguir el ritmo de Nico que alcanzaba velocidades de entre 100 y 120 kilómetros por hora en zonas de curva y hasta 180 en autopistas; no pudo y apenas entrando a territorio poblano, en esa carretera sinuosa, perdió el control del vehículo que dio varias vueltas y quedó sobre sus llantas antes de llegar al precipicio.
Todos estábamos mudos, no atinábamos a reaccionar; fue precisamente Alma Muñoz la que gritó "¡Hay que salirnos porque esto se va a quemar!".
Éramos nueve, tres en cada hilera de asientos... yo iba en los de hasta atrás; nadie reaccionaba hasta que como pude brinqué sobre los de adelante mientras Alma abría una de las puertas y logramos salir todos, afortunadamente ilesos.
AMLO corrió hasta donde estábamos
A lo lejos logramos ver que Andrés Manuel López Obrador venía corriendo, preocupado, asustado. Uno a uno confirmó que estuviéramos bien; yo creí tener fracturada la clavícula, por el dolor que sentía, pero se acercó y me hizo hacer movimientos para confirmar que no había ni un hueso roto.
Además de los dos reporteros, en la camioneta iban: Sergio Villarroel, Juan Lara, Enrique Aguirre y Oliver Aguilar Ramírez; Misraim Guerrero, de logística, así como Carmen Núñez y Julio Muñoz, del área de comunicación social.
Desde el mismo lugar mandamos la nota de lo ocurrido y la gira continuó por los municipios que faltaba visitar en Puebla.
En Oaxaca, la camioneta salió volando hacia el barranco
Y siguieron las giras por todo el país. Luego de poco más de un año, el 25 de septiembre del 2009, tocó recorrer Oaxaca; se trataba de estar en los 570 municipios del estado y debido a la gran complejidad de sus caminos, durante la visita a Santa Ana Cuauhtémoc, en la Región de la Cañada, los vehículos (cerca de 20) tenían que esperar a que el de adelante maniobrara para dar vuelta porque las inclinaciones y curvas tenían forma de V.
Eran cerca de las siete de la noche. Nosotros íbamos en el último vehículo, una camioneta Isuzu propiedad de Otilia Galindo, ex perredista cercana al ex senador Salomón Jara.
Éramos seis pasajeros además de Otilia: el ex rector de Oaxaca, Felipe Martínez Soriano; Carmen Núñez, del equipo de prensa de López Obrador; dos colaboradores de Salomón Jara y yo.
Otilia esperó a que la camioneta del frente maniobrara y puso el freno de mano, pero sin quitar el drive.
Cuando nos toca el turno, ella acelera y quita el freno de mano por lo que la camioneta salió volando hacia el barranco. Parecía de pesadilla, nadie podía dar crédito que, de la nada, estando detenidos, fuéramos en picada hacia el precipicio.
Fue una caída de 10 metros en la que nos detuvo un árbol y una construcción. Como pudimos, salimos. No era fácil movernos, estaban encima unos de otros, la Isuzu quedó de lado, Carmen no atinaba a reaccionar; logré empujarla hacia arriba y salir por la parte trasera.
Mientras salía iba recogiendo mis pertenencias: mochila, tripié, computadora...y todos los demás atrás de mí.
"¿Qué tienes?", me preguntó López Obrador
Logramos subir al camino y ahí ya se encontraba López Obrador y otros seguidores. Se acercó a mí preguntando "¿Qué tienes?", yo pensé que era alguna herida, pero no, se trataba de una piedra en el oído que me quitó mientras preguntaba si estaba bien.
Para los primeros auxilios nos llevaron a la clínica del lugar en donde nos inmovilizaron el cuello con toallas sanitarias y de ahí recorrimos el resto de la noche para llegar a las seis de la mañana al hospital del IMSS de Oaxaca.
En 2006, muere camarógrafo de Televisa que cubría la gira de AMLO en Tabasco
El primer accidente fatal ocurrió en Tabasco en agosto de 2006, luego de la elección presidencial, cuando López Obrador decidió salir de nuevo a recorrer el país.
El vehículo en el que iban los cuatro enviados de Televisa chocó de frente contra una camioneta repartidora de agua y ahí perdió la vida el camarógrafo Ramón Manjarrez. En el vehículo también viajaban el reportero Arturo Cerda y los asistentes de cámara Ricardo Bravo y Erick Toledano.
En esa ocasión, López Obrador canceló su regreso a la Ciudad de México para ir al hospital a enterarse personalmente de la situación de los compañeros de la televisora.
En gira por Yucatán, vuelcan colaboradores de AMLO
Las giras continuaron. Andrés Manuel anunció un recorrido por los dos mil 500 municipios del país. Apenas iniciaban estos trayectos por el estado de Yucatán, cuando cuatro de sus elementos de logística volcaron en una de esas carreteras, todos fueron a dar al hospital y a uno de ellos, Eduardo Pérez Ávila, le amputaron el dedo meñique. Pero todos se reincorporaron sin mayor problema a sus actividades, incluido Lalo.
Y las giras siguieron, al mismo ritmo y con la misma intensidad, en un periodo de cinco años antes de la elección del 2012.
Y así seguirán en lo que resta del sexenio.