Rodeada del jardín de su casa que ha visto crecer, desarrollarse y triunfar a seis generaciones de su familia, Mariana Rodríguez Mier y Terán (Ciudad Victoria, 1976) habló en medio de árboles frutales, piedras, metates y muchos, muchos recuerdos de lo que aseguró es su centro de energía, su familia, su esposo Aureliano y el producto de ese amor, sus tres hijos: Elena, Engracia y Aureliano.
Sentada bajo la parrilla de un autobús de los años 60 que lleva su nombre y el de su hija, la diputada federal comienza su relato.
¿Qué es lo que más le apasiona a Mariana?
Soy una apasionada de la familia, pero de la familia extendida... estas que se dan en la provincia, una casa donde se convive con la bisabuela, que es la abuela de mis hijos, y ese aprendizaje que se da de generación en generación, al tener tres bisabuelos, cuatro abuelos y un sinfín de tíos y de primos, eso creo que le da una calidad y una estructura muy importante a la vida.
¿Delicadas o extremas las actividades en familia?
Son extremas. Con mis hijos aplicamos a lo que hemos denominado “un sábado o domingo extremo”, que es salir de Ciudad Victoria y disfrutar la adrenalina. Por ejemplo, fuimos a escalar Bernal, las ruinas del Balcón de Moctezuma, el nuevo mirador que hicieron en Altas Cumbres y a pueblear y conocer nuestro estado y el país... das una caminada y a los niños los desconectas de todo lo electrónico, esto nos une como familia y es mucho de lo que disfruto haciendo.
¿Qué es lo más extremo que Mariana ha hecho?
¡Uy!, he hecho hasta el salto de paracaídas de un avión, cuando era más joven y me gusta aventarme del bungee, nadé medio “Iron Man” en el mar de Cozumel.
¿Legisladora, cómo disfrutó su niñez?
Tuve una niñez y una infancia muy bendecida, estoy muy agradecida con Dios por tantas bendiciones, porque también tuve la bendición de convivir con mis abuelos, de contrastar la vida en dos ciudades; nosotros somos de Ciudad Victoria, pero en aquella época mi papá trabajaba en Ciudad de México cuando era niña, mi primaria la hice en la capital y contrastábamos lo que era vivir en una de las ciudades más grandes del mundo como es CdMx y tener esta vida de provincia; en esa época veníamos a Ciudad Victoria una vez al mes, siempre hemos sido de rancho, montábamos a caballo y andábamos entre el ganado, todas esas actividades que en Ciudad de México es difícil que realice un niño o niña.
¿Qué le falta a Tamaulipas?
No es que nos falte, sino que sea con más frecuencia; por ejemplo, cuando se hacen los festivales internacionales veníamos a ver ópera, obras de teatro y ahorita se ha hecho un esfuerzo por continuar, hay eventos y espectáculos, aunque no es algo que tengamos en la cotidianidad, no es igual que en Ciudad de México donde puedes revisar el periódico y ver todo lo que se hace en materia cultural.
“Para mí no es algo que haga falta porque se puede sustituir con otras actividades, nosotros vamos a excursiones en familia, iremos al salto del tigre o a una poza de Jaumave, antes de que se venga el clima más fresco y que ya no podamos nadar, también queremos ir a los cenotes de Aldama, hay un sinfín de oferta turística y ecológica que tenemos en Tamaulipas y hay que aprovechar.
¿Cuáles son las tres cosas que cambiaría si estuviera en sus manos?
Trataría de hacer una sociedad más justa, donde no hubiera tanta diferencia entre las carencias de unas personas; cambiaría el camino como iniciaron muchas personas con carencias, al no acceder a benefactores que también los orillan a delinquir, con seguridad lo cambiaría, me ha tocado ver de primera mano el sufrimiento de las mamás de las personas que están desaparecidas a través de mi trabajo y sería algo que me interesaría resarcir y cambiar, y la tercera sería que todos los niños y niñas pudieran vivir en una familia.
¿Te gusta leer?
Aparte de mi trabajo, otra cosa que también me apasiona es leer, a lo mejor por eso también estudié Derecho, disfruto muchísimo de leer. El libro que estoy leyendo es After Dark, de Haruki Murakami, y mi favorito es La región más transparente, de Carlos Fuentes.
¿Diputada, cuál es el lugar favorito para pensar, reflexionar e inspirarse?
Mi casa, llego a mi casa y me siento protegida, vivo en una casa que tiene muchos años en la familia, por parte de mi mamá, mis hijos son la sexta generación que ha vivido en esta casa y para mí reviste un aura especial y me siento como cuidada por todas las generaciones que se han dado aquí, que si me preguntan dónde es donde mejor te sientes, es en mi casa... con mi familia.