Mientras en México la opinión pública está pendiente de las contiendas internas de la Cuarta Transformación (Morena-PT-PVEM), y del Frente Amplio por México (FAM) para decidir a sus candidatos a la Presidencia del país, en una tercera pista del circo político nacional se vive un concurso de pulso (o vencidas) entre el dirigente nacional de Movimiento Ciudadano, Dante Delgado, y el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro Ramírez, para dirimir quién tomará las decisiones en ese instituto político.
Alfaro Ramírez representa en Movimiento Ciudadano a un estado que dio en la más reciente elección federal una tercera parte de todos los votos conseguidos por el llamado también Movimiento Naranja, y que está dispuesto a vender caro su peso político en unas elecciones donde no solo se renovará la Presidencia de México, sino que también pondrá en juego la administración en Jalisco, entidad en la que si bien Movimiento Ciudadano tiene mayoría en Congreso local y municipios, no tiene garantizado el refrendar su triunfo en las urnas.
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El pulso político entre Dante Delgado y Enrique Alfaro comenzó el pasado 6 de julio, cuando el senador emecista Clemente Castañeda, hombre muy cercano al gobernador Alfaro, deslizó en un programa de radio la posibilidad de que el partido analizara la conveniencia de apoyar a la senadora por el PAN Xóchitl Gálvez en una eventual candidatura opositora a la Presidencia de México. La respuesta del dirigente nacional de Movimiento Ciudadano fue inmediata y tajante: no a una alianza con otro partido político. Punto.
A partir de entonces la relación entre Alfaro y Delgado se enfrió, y prácticamente se rompió cuando el pasado martes Alfaro Ramírez dijo que se desmarcaba de la dirigencia nacional, a la que dijo ya no entendía, y a la que acusó también de decisiones unilaterales: “Sencillamente nos quieren someter a todos a la voluntad de quienes dirigen al partido a nivel nacional”.
¿Qué pasaría si los alfaristas rompen con Movimiento Ciudadano?
Una eventual ruptura entre el grupo de Enrique Alfaro y Movimiento Ciudadano iría en detrimento del partido naranja, consideran investigadores y analistas políticos de Jalisco, al grado de que Movimiento Ciudadano podría comprometer incluso su registro nacional si decide contender en solitario a la Presidencia y sin el respaldo del grupo alfarista.
Augusto Chacón, director de la organización Jalisco Cómo Vamos, señala que si Enrique Alfaro decide retirar a su equipo de Movimiento Ciudadano, entonces el partido naranja “pierde su fuerza más importante, la única estructura de partido que tiene, y más que nada, el modo que el alfarismo impuso para ser eficaz electoralmente”. También perdería, añadió Chacón, “a un gobierno que a pesar de las condiciones de la seguridad pública y de su rasposa relación con los medios de comunicación, en varios rubros puede rendir buenas cuentas”.
En el mismo sentido se expresa Roberto Arias, director de El Colegio de Jalisco. El académico considera que ante una ruptura con Alfaro y su grupo, el partido presidido por Dante Delgado “pierde por lo pronto el voto de Jalisco. Porque en realidad el discurso nacional que maneja MC no es coincidente con la orientación predominante” en ese estado. En Jalisco, dice Arias, “lo que predomina es básicamente un voto anti Morena. Esta expresión ideológica de la democracia cristiana se está decantando por un voto en contra de Morena. En los círculos donde yo me muevo la gente está pensando en Xóchitl Gálvez o en un liderazgo que le haga mella a Morena. Allí no hay cabida para una opción alternativa como partido. Lo que está perdiendo MC a nivel nacional es el voto jalisciense” que sumó, en 2018, poco más de un millón de sufragios.
Para el investigador y analista político Javier Hurtado la fricción y distanciamiento entre Alfaro y Dante Delgado no es novedad. “Ya se veía venir este rompimiento, y existen causas que lo motivan. Sobre todo de parte de Alfaro, porque seguramente él le sale poniendo más a ese partido que lo que recibe de él. Y máxime cuando se le cierran las puertas para participar en la toma de decisiones importantes. Porque Dante, a través de sus órganos estatutarios, que él controla, saca adelante sus políticas y sus decisiones sin tomar en cuenta al gobernador de Jalisco y lo que significa el alfarismo para Movimiento Ciudadano”.
Javier Hurtado explica que, a su juicio, “en el fondo está la disputa por el gobierno de Jalisco, es decir quién va a ser el candidato o candidata de Movimiento Ciudadano al gobierno de Jalisco. Si lo va a definir Dante Delgado, o si lo va a definir Enrique Alfaro”.
El peso del actual gobernador en la política estatal es grande. El alfarismo es un movimiento eminentemente jalisciense, explica el periodista y analista Enrique Toussaint. “Si bien en algún momento Clemente Castañeda fue coordinador nacional de Movimiento Ciudadano, si te fijas tampoco es que MC Jalisco haya querido ser tan fundamental en los consejos nacionales. Es un proyecto eminentemente jalisciense, encabezado por Alfaro, y que de alguna manera utilizó a MC como su vehículo”.
El alfarismo, continúa Toussaint, “es el movimiento político que logró capitalizar el declive absoluto del PAN a nivel local, y que engulló el voto antipriista que en Jalisco es muy pesado. Y que encabeza Alfaro, y que utilizó a Movimiento Ciudadano como un vehículo. Pero si no hubiera sido MC, hubiera sido otro vehículo”.
—¿Existe Movimiento Ciudadano sin Alfaro?, se le pregunta a Augusto Chacón.
“No como opción en las urnas. Sí como vehículo en renta”, responde.
SRN