Bertha Luján: “Morena enfrenta una crisis por falta de institucionalidad”

Entrevista | Bertha Luján, presidenta del Consejo Nacional

“Las diferencias existen y van a existir siempre, el tema es cómo dirimirlas”.

Bertha Luján niega ser “una privilegiada” o que AMLO la impulse para la presidencia partidista. (Ariana Pérez)
Liliana Padilla
Ciudad de México /

Bertha Luján garantiza que en Morena no habrá dedazo en la elección de la nueva dirigencia y que, aunque forma parte de un círculo cercano de Andrés Manuel López Obrador, de ninguna manera es privilegiada ni puede presumir su apoyo para encabezar el partido.

Advierte que el Presidente no tiene tiempo para ocuparse de los asuntos internos del grupo político y que desde hace un año se mantiene alejado, porque “suficiente tiene con el gobierno del país como lo encontró”.

En entrevista con MILENIO, la presidenta del Consejo Nacional de Morena rechaza tener rivalidad con la actual dirigente, Yeidckol Polevnsky, y admite que el partido enfrenta una crisis por la falta de institucionalidad.

Argumenta que se debe a que sus esfuerzos estuvieron enfocados en la elección de 2018, por lo que la prioridad debe ser reconstruir las estructuras partidistas a fin de que Morena sea un proyecto político que trascienda el sexenio.

¿Coincide con que en el partido hay problemas porque no hay institucionalidad?

En 2018 tuvimos un triunfo apabullante. Dejamos lo institucional a un lado, se fueron tomando medidas organizativas que respondían al objetivo de ganar la elección. Ahora que somos partido en el gobierno tenemos que reorganizarnos y redirigir nuestro quehacer, hoy entendemos que una cosa es el gobierno y otra el partido. Tenemos que reorganizar el resto de la estructura en los estados, porque buena parte de los dirigentes se incorporó a los gobiernos federal, estatales o legislaturas locales y federal, y estamos funcionando con un 30 o 40 por ciento de la estructura.

¿La renovación de la dirigencia es la oportunidad para esta reorganización?

Ojalá que a todos nos caiga el veinte y veamos el proceso electoral como la oportunidad para reorganizarnos e institucionalizar a Morena.

Han pasado 11 meses y no han echado a andar un órgano tan importante como el Instituto Nacional de Formación Política.

Esa fue la última propuesta que hizo López Obrador al Congreso. El instituto tiene la responsabilidad de capacitar a nuestros cuadros, muchos de ellos ya en cargos públicos, para poder hacer bien nuestro trabajo. Hablar de todo esto es hablar de una gran responsabilidad y de una gran cantidad de recursos. Necesitamos normalizar su función. Lo que ha faltado es voluntad política para llevar a cabo los acuerdos del Congreso. Vamos a cumplir un año de eso y no hemos dado el paso.

¿Las diferencias internas son por el relevo de la dirigencia?

Las diferencias existen y van a existir siempre, el tema es cómo dirimirlas. Hay que darle al Consejo Nacional el valor que tiene como instancia de decisión. Hay que ser cuidadosos a la hora de hablar de las decisiones de un órgano colegiado. Yo confío en que llegaremos a un punto de acuerdo, estas diferencias no son drásticas ni trágicas.

¿Con qué padrón irá Morena a su elección interna?

Con los 3 millones 100 militantes, es el padrón histórico de Morena, una afiliación que entre todos construimos. Si solo lo hiciéramos con 300 mil y pico, estaríamos dejando fuera a miles que tienen credencial. Los 10 millones que se mencionan por ahí es desde el gobierno legítimo en 2006, a todos ellos se les invitó a afiliarse y los que se registraron formalmente son los miembros del partido. Por estrategia acordamos solo registrar ante el INE el mínimo de afiliados para blindar a nuestros militantes, porque estábamos en los tiempos en que se aprovechaba la información para coaccionar, agredir o presionar. La ley no prohíbe tener un padrón propio y es el que hemos utilizado desde hace cinco años.

¿Hay rivalidad con Yeidckol?

No, hay diferencias de opinión, pero creo que tenemos la gran responsabilidad de actuar como dirigentes de la organización política del país y estar a la altura de las circunstancias.

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