La vida de Carlos Aceves del Olmo (Ciudad de México, 1940) ha transcurrido entre ser armador de televisiones, aprendiz de herrero, tendero, vendedor de tortas, empleado de fábrica textil y criador de pollos, entre otros oficios; ahora a sus 78 años, asegura que ya cumplió con su máximo sueño: ser secretario general de la CTM. “Estoy encantado con el cargo, los sueños a veces se cumplen. Nunca pensé que fuera a ser realidad no es sencillo, pero es apasionante”.
También fue aprendiz en la Ford Motor Company y empleado de Sears. En este último empleo conoció a Alejandro Encinas Ródríguez, “él siempre aconsejaba de los movimientos de los bolcheviques, era muy de izquierda…”.
El dirigente asegura que le apasiona la política, pues durante su vida logró nutrirse de los articulistas de la revista Siempre, como Víctor Rico Galán, Indalecio Prieto, Vicente Lombardo Toledano y Nemesio García Naranjo.
Fue con ellos donde aprendió la “geometría política: derecha e izquierda”; solo estudió hasta sexto año de primaria. Antes, su padre lo calificaba de “flojo…”. Otro de sus placeres en la vida, afirma, es hacer paella, y disfruta mucho estar con sus nietos y su familia.
¿Usted hace paella?
Sí, yo mismo compro los ingredientes en el mercado de San Juan. La sirvienta lava todo y prende la lumbre; empiezo a la una, pongo mi paellera, le vacío un litro y medio de aceite; primero va la carne de cerdo y cuando se dora, echo el pollo; cuando se dora, pongo pimientos morrones naturales; el cocimiento debe ser parejito; le pongo chícharos, camarones, langostinos, trozos de pescado, las almejas al último porque se cuecen con el puro vaporcito; pongo pulpo baby que se abre como flor y se ve bonita la paellera, son deliciosos. Tardo casi dos horas en hacerla.
¿Tiene nietos?
Los pequeños son mi perdición, viven en Cancún. Hago viajes allá una vez al mes; me quedo en un hotel y no en casas de mis hijas, ahí me los mandan, destrozan el hotel, hacen lo que quieren: les llevo dulces, libros, los disfruto. Tengo 15 nietos y seis hijas.
¿Juega caballito con ellos?
No, porque estoy muy lastimado. Les hago bromas; al niño lo cargo, la niña chiquita me trae loco, está simpatiquísima; con los nietos grandes, mis hijas y mi esposa estoy casi todos los fines de semana.
¿Ve películas?
Me gustan mucho, aunque ahora solo veo cine en televisión.
¿Le gustó Roma, la de Cuarón?
Ya no me gustó mucho. Se crearon muchas expectativas. Vi los cocodrilos, taxis, los camiones antiguos, los trenes, en eso Cuarón lo hizo muy bien: me acuerdo muy bien de ese México.
¿Sus películas favoritas?
Las mejores películas mexicanas han sido de un extranjero: Luis Buñuel. Me gustan las de Rodolfo Gavaldón, la fotografía de Gabriel Figueroa; Dolores del Río, Columba Domínguez, Sara García y la familia Soler.
¿Le gusta la música?
Me gusta mucho la música clásica. Tengo una aplicación en la televisión donde todo el día hay conciertos, me encanta la Filarmónica de Berlín, es la mejor del mundo. Me puedo entretener por horas.
¿Entre un discurso de la CTM y la filarmónica que prefiere?
El de la filarmónica lo puedo ver cuando quiera; el discurso de la CTM, cuando se necesita.
¿Tiene algún pasatiempo?
Me duermo a las 12 o la 1 y me despierto a las 7 de la mañana; veo la televisión, leo periódicos en el coche, me sirve para ver cómo anda el tango.
¿Baila?
Bailé chachachá, mambo; después los Beatles y de México: Locos del Ritmo, Teen Tops... Cuando estaba soltero, ya casado, no. Se acabó la fiesta.
¿Ya terminó la fiesta?
Ya terminó. A mi trabajo de sindicalista le dedico todo el tiempo.
¿Todo el día hace discursos?
No, los improviso, todo me sale. Soy un ex obrero que ahora es líder; antes, en asambleas oía de los líderes cosas con las que no estaba de acuerdo, y para no pelearme me hice líder.
¿Qué recuerda de su época de obrero?
Un facsímil que me impresionó mucho fue cuando vi la firma de don Fidel Velázquez en el recibo de pago.