Hace 100 días que el segundo ahuehuete fue plantado en Paseo de la Reforma, y los pequeños brotes en sus ramas son signos de que el árbol sigue con vida, afirman sus custodios.
“No es un árbol que va a recuperar el follaje en 20 días, sino que va a tardar mucho más tiempo. El árbol, a pesar de que lo veamos por fuera, seco, triste o decaído, si tú te acercas al árbol, se observa cómo vienen los nuevos brotes.
"Va a dar signos de recuperación final hasta marzo, que es cuando pensamos retirar la valla de protección, al pasar este ciclo de temporada de lluvias, el otoño, invierno, donde normalmente pierden las hojas y después en primavera ocupar sus reservas energéticas para crear nuevas hojas”, explicó el arborista Édgar Ojeda, integrante del comité de expertos para la custodia del Ahuehuete de Reforma.
Afirma que el ejemplar sigue vivo, adaptándose lentamente y muestra de ello son los pequeños brotes, que no se ven a simple vista, fuera de la valla.
Dijo que al tratarse de una conífera grande –de 20 años de edad y 11 metros de altura–, se adapta más lentamente que otras especies, como las ceibas, por ejemplo; de esa manera es que el grupo de custodios, estimó que será hasta el mes de marzo, cuando el ahuehuete logrará adaptarse.
“El árbol está reaccionando lentamente o tal como lo esperábamos pero bien, a diferencia del árbol anterior que a los 40 días ya tenía problemas de que por ejemplo los nuevos brotes empezaron a colapsar; si ahorita ya van aproximadamente cien días y no hemos encontrado algún síntoma de estos de estos problemas de infección”, afirmó Édgar Ojeda, arborista certificado por la Sociedad Internacional de Arboricultura.
Junto con el grupo de expertos, la Sedema estableció un programa de monitoreo del árbol, para controlar su hidratación y evitar que se enfermé por hongos o bacterias, que también circulan en el aire, dijo Ojeda y afirmó que se cambió el suelo y se desinfectó, por lo que “queda completamente descartado”, que esté contaminado.
“Está en una glorieta donde las corrientes de viento, pasan y confluyen en este centro, hay mucha evapotranspiración, son muy distintos a por ejemplo, los que ocurren en Chapultepec donde está uno de sus hermanos, o donde el mismo árbol estuvo en el vivero Nezahualcóyotl”, apuntó.
En tanto, el especialista en arquitectura de paisaje, Saúl Alcántara Onofre, de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) sostiene que el árbol cruza por una fuerte deshidratación, por lo que asegura que el ahuehuete ya está desahuciado.
“Cuando hay una buena plantación, el árbol inmediatamente a las 2, 3 semanas empieza a brotar las gemas de las nuevas hojas, éste árbol lleva tres meses y no ha rebrotado y no va a rebrotar más, nunca, porque aquello que ha muerto, lo que ya está prácticamente leñoso, pues ya no tiene vida, entonces tiene que cortarse tiene que podarse”, dijo en entrevista con MILENIO, Saúl Alcántara Onofre, especialista en arquitectura del paisaje, coordinador del Posgrado en Conservación de Paisajes y Jardines de la UAM Azcapotzalco.
Inicialmente, la Sedema presentó a Alcántara Onofre como miembro del grupo de expertos, que custodiarían al ahuehuete, pero dijo que sus consejos fueron desatendidos por la Sedema y ni siquiera fue invitado al trasplante, realizado el pasado 19 de mayo. Entre las recomendaciones que hizo, solicitó un análisis de la calidad de la tierra en la glorieta, sustituirla por completo e instalar un sistema de riego al interior de las raíces.
“Se debió haber cambiado todo el suelo de la glorieta (...) porque cuando un árbol muere, por ejemplo, ya fue la palmera, el otro ahuehuete, seguramente el suelo está contaminado”, dijo, pero también consideró que en lugar de “clavar” el árbol, “movieron toda la tierra, pusieron el árbol y luego taparon el cepellón, y como no está compacta la tierra, entra mucha aire en el suelo y llega las raíces y causa la deshidratación”.
“Creo que este árbol, aunque llovió, tiene una deshidratación importante, que lo llevó a estar prácticamente perdiendo la vida”.
El académico de la UAM insistió en que, “si se quiere salvar el árbol, habría que hacer una poda drástica, retirar todas las ramas muertas, las hojas muertas”; pero Édgar Ojeda pidió paciencia, y no dejarse llevar por la simple percepción de que el árbol se ve seco.
“Sería contraproducente porque implicaría abrir heridas al árbol y en esas heridas es donde pueden entrar los patógenos. Tengamos paciencia, el árbol, realmente está trabajando bien, con lentitud, pero está trabajando bien”, aseguró.
EHR