Vialidades cerradas convertidas en espacios peatonales, para uso de bicicleta u otro tipo de transportes alternativos, no son una novedad en la Bella Airosa; así como las grandes aglomeraciones de gente en las inmediaciones de Plaza Juárez para acudir a alguna protesta, mitin político e incluso una reunión de artesanos, pues es la sede predilecta para este tipo de actividades, no sólo con la estatua de Benito Juárez vigilando, sino también por ser la sede del gobierno estatal, espacio que miles visitan al año para exigir el final de la desigualdad.
Es 29 de mayo, domingo, el reloj aún no marca las 10 de la mañana, pero ya hay diversas calles cerradas complicando la circulación, a lo lejos se ven colores guinda, blanco, turquesa, rojo y amarillo; carteles y lonas con la leyenda “Juntos Hacemos Historia en Hidalgo”, “Julio Menchaca candidato a gobernador”, “cierre de campaña”, destacan a lo lejos; pero sin duda roba la atención de los transeúntes y automovilistas las decenas de camiones, urvan y diversos vehículos que buscan estacionamiento en las calles aledañas a este espacio público.
Una vez aparcados, a veces hasta en zona prohibida o en doble fila, descienden cientos de personas, en su mayoría con chalecos, playeras, gorras, alguna vestimenta o indumentaria de color guinda con las letras en blanco, “Morena”; así inicia su pequeña peregrinación a la explanada del palacio de gobierno, la cita es a mediodía para acompañar al aspirante a la gubernatura de Hidalgo, pero están ahí desde horas antes de su arribo, sin sillas, sin carpas que los protejan del sol, sólo el impulso o la necesidad de estar presentes a las faldas de la sede del Ejecutivo estatal.
Pasan las horas, el ánimo no merma, la gente sigue acudiendo, buscando un espacio para acercarse al candidato, quien confían será el próximo gobernador; figuras de la política hidalguense, así como nacional, desfilan e incluso bailan en el escenario antes de que llegue el abanderado de Morena, PT y PNAH, “que ambiente nos tiene ‘el jaguar, senador de Chiapas”, vocifera el maestro de ceremonias, pero pocos entre los más de 30 mil presentes celebran su desplante al bailar con una mujer por todo el escenario metros por encima de la gente; sólo se quedan parados, bajo el sol, algunos consumen alimentos, otros más sólo agua, pero todos buscan algo.
Mientras en el templete principal las figuras de Morena desfilan, abajo la gente se aglomera en diversos espacios donde regalan los llamados “Menchakits”, bolsas de yute que incluyen gorras, playeras, sombrillas, toallas, entre otros utilitarios; la demanda es tal que no sólo los encargados de repartir estos productos se ven abrumados por la gente que busca un beneficio por más pequeño que sea, sino que a los pocos minutos se agotan y los presentes se dispersan de la mesa para regresar de pie y frente a una pantalla a observar el evento.
La visión de muchos es afectada por los cientos de banderas que ondean en la Plaza Juárez, una voz les informa sobre quién toma el micrófono, todos son bien recibidos, dirigentes del PT, Morena y PNAH; pero los silbidos de rechazo surgen cuando Ricardo Monreal Ávila toma la palabra, mismos que se acompañan con algunos gritos de “fuera Monreal”, pero no trascienden, las voces vienen de abajo, no tienen efecto o repercusión alguna; en tanto aún más arriba del escenario, en los edificios cercanos al espacio público, albergan a otros “morenistas”, usan los colores, visten las playeras, pero viven el evento de forma totalmente distinta, en un balcón y acompañados de unas cervezas, para el calor se puede presumir, mientras que a nivel de piso las personas se acercan al escenario pidiendo una botella de agua.
El tiempo no se detiene, llegan algunas personas de la tercera edad buscando vender artículos relacionados con Morena, algunos más buscan aprovechar para ofertar sus productos, como sombreros, en un espacio con sombra para no afectar sus productos o su salud, logra vender un par de ellos, cada uno en 150 pesos; después desaparece, como si no hubiera espacio para él en el recinto del gobierno estatal; como él, muchos más, poco a poco se pierden entre las personas que desesperadamente sacan de sus “Menchakits” los artículos para presumirlos, incluso algunos buscan en el piso algún utilitario olvidado para llevarlo a casa o en caso de ser una gorra usarla para abatir el sol que se intensificó conforme avanzó el cierre de campaña.
“Vamos a ganar, vamos a ganar, vamos a ganar”, sentencia Menchaca Salazar, “que viva Hidalgo, viva Morena y que viva Hidalgo de nuevo”; palabras que concluyen la reunión, el viento arremete contra las banderas que oscilan frente al palacio de gobierno estatal, esto al alzar la mirada, pero al ver hacia abajo los presentes se apresuran a peregrinar a los vehículos que los llevaron a ese lugar, camiones viejos, despintados, urvan saturadas; algunas de estas personas observan el tipo de vehículos que usan otros asistentes al evento, donde sólo una o dos personas viajan en una camioneta, un auto, motocicleta o toman un taxi para salir de ese espacio; siguen caminando hasta llegar a sus vehículos, vestidos de guinda o de blanco, con decenas de artículos y un mensaje de esperanza, incluso la desigualdad se vistió de guinda y acompañó a todos los presentes, pues sin importar colores siempre es visible.