Actualmente en el Heroico Colegio Militar se está formando la segunda generación de la Licenciatura en Seguridad Pública, o bien, los próximos mandos de la Guardia Nacional, con un programa educativo recién creado que, al igual que en el Colegio del Aire o en la Escuela Militar de Sargentos, tuvo que ser adaptado a las necesidades del país y a los requerimientos de la nueva corporación.
El programa es prácticamente nuevo, fue diseñado en coordinación con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública para cumplir con los estándares que se requieren para que los 400 uniformados que toman la carrera puedan desempeñarse en actividades policiales, y se trata de un botón de muestra de la profesionalización en la educación militar que ha buscado alcanzar la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) en sus 48 planteles y que hoy forman parte del Sistema Educativo Nacional con casi 8 mil 500 alumnos.
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El general Brigadier Filiberto Mondragón, jefe de la Sección Sexta del Estado Mayor y encargado de Educación, Adiestramiento y Doctrina Militar explicó a MILENIO cómo los programas educativos atraviesan una “constante evolución” acorde a las necesidades del país, pero también se refiere a otros factores que han ayudado a tener un Ejército Mexicano más capacitado, como el adiestramiento en el extranjero, las circunstancias imprevistas como una pandemia o el nuevo perfil de ingreso que tienen los aspirantes.
“Tenemos una diversidad de planteles que requieren formar a los profesionales que se necesitan para cumplir las diversas misiones que tenemos encomendadas, y la principal misión, advierte, es la defensa y la integridad de la soberanía del país”.
Uno de los ejemplos de la adaptación continua, explica, se puso en evidencia durante el periodo más intenso de la pandemia de covid-19 que obligó también a las escuelas militares a implementar estudios en línea, y que desde septiembre pasado aplican un sistema mixto: “cuando la situación era complicada mandamos alumnos a sus casas, entonces hubo la necesidad de enlazar, incluyendo la educación física desde casa”.
Asimismo, destaca también las becas e intercambios para estudiar especializaciones en universidades púbicas o privadas en México o en países como Estados Unidos, Canadá, Colombia, Chile, España, Francia, Alemania o China.
Paradójicamente, la profesionalización en las fuerzas armadas también llegó de la mano del desempleo o de la falta de oportunidades en el ámbito privado, pues, según explica, cada vez son más los interesados en ingresar a las Fuerzas Armadas que cuentan ya con una carrera o un título profesional, lo que inevitablemente reduce las posibilidades para quienes no cuentan con estudio alguno.
Muestra de ello, está en los cerca de 25 mil aspirantes que acuden a los 28 centros de admisión al año, que contrastan con los 2 mil 500 que son admitidos.
“Tenemos mucha demanda, desafortunadamente las capacidades de nuestras escuelas van en relación a nuestras necesidades institucionales, nosotros no podemos aceptar más allá de los efectivos que requerimos para la institución”.
En este sentido, el general Mondragón reconoce que en el pasado había más resistencia para ingresar al Ejército, que incluso tenía apenas secundaria o primaria concluida, pero actualmente, el aspirante está cada vez más preparado; “mínimo el bachillerato completo, pero también tenemos gente con licenciaturas, mucha gente que ingresa con maestría o con ingenierías, también con especialidades para servir como soldados en distintas unidades”.
“¿Qué queremos? gente mayor preparada, para que responda a las necesidades actuales y tenga un conocimiento profundo de lo que es la administración pública y tenga mayor capacidad de interactuar en la población y cumplir nuestras funciones que tenemos encomendadas”.
La coronel enfermera Judith Moreno, jefa de la Oficina de Calidad Educativa se dice de la generación del 70, con una trayectoria militar “complicada, pero sumamente satisfactoria”. Hoy, es responsable de mejorar los estándares de calidad en los distintos planteles para formar militares “éticos y comprometidos”, hombres y mujeres.
Pero para alcanzar esos estándares y tener la garantía de que “estamos realmente formando profesionales” –advierte- deben ser verificados cada uno de los rubros del sistema educativo y mantener los diversos programas actualizados, buscando acreditaciones y una constante supervisión.
La coronel Moreno también celebra la incursión de la mujer en el rubro educativo como parte de esta profesionalización, el cual, reconoce, ha sido paulatino pero importante en los últimos años, pues cubre muchos aspectos, y ya se le puede observar como piloto aviador, ingeniera, pero también con generales o directoras de diversos planteles militares.
“Creo que la mujer está bien posicionada en el Ejército Mexicano, seguramente aún nos falta escalar más, pero estamos en el camino correcto; creo que estamos bien ubicadas y trabajando para la inclusión cada vez mayor de la mujer”.
FS