La lucha que Hillary Clinton libró en 2016 por convertirse en la primera presidenta de Estados Unidos (EU) puso sobre la mesa la incógnita del título que su esposo, Bill Clinton, recibiría en un eventual triunfo sobre Donald Trump.
“El otro día dijo que él buscaría romper el dominio que las mujeres han tenido por ser esposas de presidentes”, dijo entre risas en entrevista con Jimmy Kimmel, destacando una particularidad de su caso: “Es más complicado con él, porque las personas aún llaman a los ex presidentes ‘Señor Presidente’. Entonces debo trabajar en eso”.
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First Lady of the United States (FLOTUS) ha sido el título con el cual la nación de las barras y las estrellas ha denominado a sus primeras damas, toda vez que sus esposos han ostentado el acrónimo PLOTUS (President of the United States). La pareja Biden, por ejemplo, llevan dichas siglas en sus usuarios de X (antes Twitter).
De ahí que la posibilidad de la primera Presidenta de EU generó especulación por la entrada en vigor de la abreviación FGOTUS para First Gentleman of the United States (“Primer Caballero de Estados Unidos”, por su traducción al español). Cuestionado al respecto, el propio ex presidente (1993-2001) confesó para la revista Time: “Creo que preferiría ‘Primer Esposo’ (First Husband por su traducción al inglés)”.
Ocho años después, el escenario electoral para EU puso a dos hombres en la contienda por la Presidencia del 2024 (Joe Biden y Donald Trump), aunque al final Kamala Harris ocupó la candidatura Demócrata. No así en México, donde la competencia entre Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez por la banda presidencial despertó la misma duda que EU en 2016: ¿Cómo se le nombra al esposo de una futura presidenta?.
¿Un ‘nuevo rol’?
El ascenso de Michelle Bachelet a la Presidencia de Chile (2013); de Xiomara Castro a la de Honduras (2021), y de Cristina Fernández a la de Argentina (2007) instauraron un ‘nuevo rol’ para los esposos de las mandatarias— especialmente en naciones que por primera vez serían gobernadas por una mujer, como el caso de México.
“Les aseguro que volveré en cuanto pueda a la provincia. Como primera dama, como primer caballero, como Presidente o como un sureño que viene a descansar”, proclamó Néstor Kirchner en un acto público meses antes de que su esposa Cristina triunfara en los comicios del 2007, siendo ésta la primera vez que el argentino utilizaba el título “Primer Caballero”.
La llegada de Xiomara Castro al ejecutivo de Honduras, en 2021, también despertó la misma intriga: ¿Primer caballero o primer hombre de la nación? La duda sobre el nuevo papel de Manuel Zelaya, planteaba el titular de El Heraldo Honduras, señalando dicho cargo como “absolutamente nuevo” para la nación.
Pero lo que parecía una novedad en latinoamérica, Nueva Zelanda ya tenía 24 años de haber nombrado a su primer “Primer Caballero”, cuando en 1997 Jenny Shipley se convirtió en la primera mujer en ser Primera Ministra de Nueva Zelanda. Con ello, su esposo Burton Shipley adquirió el título del First Man (“primer hombre” por su traducción al español) del país.
Dos décadas después llegó el segundo First Man de la política neozelandesa: Clarke Gaydord, esposo de la Primera Ministra Jacinda Ardern (2017-2023) y a quien los titulares de algunos portales también lo referían como First Gentleman (Primer Caballero) o First Gent.
Así, Anna Laura Montiel, directora de la consultoría Comunicación e Imagen, confirmó en entrevista con MILENIO que el título para el esposo de la próxima Presidenta de México será “Primer Caballero”.
Sin embargo, subrayó que el rol de Jesús María Tarriba Unger (pareja de Sheinbaum) o Rubén Sánchez (pareja de Xóchitl Gálvez) como pareja de la primera Presidenta de México sería diferente al que Martha Sahagún, Margarita Zavala o Angélica Rivera desempeñaron los sexenios de sus respectivos esposos.
“Siempre habíamos tenido una Primera Dama (...) pero me parece que en el caso de México va a ser algo muy interesante. (...) La mujer jugaba un papel muy importante, porque es un tema, yo diría, maternal; es la mamá de la familia. Entonces, ¿Qué rol van a jugar realmente estos dos caballeros?”.
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El Primer Caballero de México
El llamativo maquillaje, junto a las lujosas joyas y atuendos eran ‘la cereza del pastel’ del foco mediático que Carmen Romano acaparó durante la presidencia de su ex pareja, José López Portillo (1976-1982).
Romano Nolk sentó un precedente para la construcción del rol de la Primera Dama en la política mexicana, gracias a su participación en el servicio público— como la creación del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) o la promoción de la Orquesta Filarmónica— que le otorgó “una relevancia más allá de ser quien acompañe a su esposo”.
“De ahí hemos tenido muchas otras que han tratado de ser foco: desde la esposa de Vicente Fox (Martha Sahagún) o la de Peña Nieto (Angélica Rivera). Esto, a partir de la presidencia de Andrés Manuel, se rompió”, recordó Montiel.
Si bien Beatriz Gutiérrez Müller rompió con el esquema al negar dicho título y mantenerse al margen de la vida pública, Anna Laura consideró que “no será sencillo” adaptar el rol del Primer Caballero debido a que ni Jesús María o Rubén Sánchez cumplen con el carisma o la visibilidad que ostentaban las Primeras Damas.
“Los dos los he visto muy distantes en la campaña. (...) Han sido muy prudentes y han permitido que ellas sean las que guían, las que brillan, las que toman decisiones y responsabilidades. Ellos se han mantenido muy al margen. Lo cual a mí me parece que es muy sano y es lo adecuado”, reflexionó.
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Claudia Sheinbaum y Jesús María Tarriba contrajeron nupcias en noviembre del 2023 en una ceremonia íntima y familiar. La pareja tenía más de seis años de relación, pero no fue hasta finales del 2022 que la ex Jefa de Gobierno de la CdMx anunció su matrimonio: “Es mi novio de la facultad”, detalló en entrevista con Martha Debayle.
Pese a las críticas que dicho anuncio recibió de la opinión pública, Anna Laura Montiel comentó que en la cultura mexicana se percibe aún más compromiso de un o una candidata que mantiene una relación o compromiso de pareja. Aún con ello, dicha impresión “no es tan relevante” una vez en el poder y por lo cual, incluso, puso sobre la mesa la posibilidad de cambiar el rol de una Primera Dama o un Primer Caballero.
“Es un modelo obsoleto. La pareja, mujer u hombre, de un presidente puede participar en la medida que las actividades de la pareja se lo permita. (...) Debería respetarse si la pareja está dispuesta a participar en sus actividades o sólo acompañar en actos protocolarios. (...) Ojalá pudiera ser mucho más flexible en el entendido que los tiempos han cambiado”.
ASG