Artesanos de piñatas de los municipios de Acolman y Nezahualcóyotl aseguraron que 2021 fue su mejor año en ventas de la última década.
Señalaron que el año pasado su economía se fue a pique por la pandemia de covid-19, ya que aunque se prepararon con cientos de piñatas no vendieron ni 20 por ciento de los cinco millares que elaboraron.
Estos dos municipios del Estado de México se han convertido en los distribuidores de los principales mercados de la Ciudad de México, como el famoso Mercado de Sonora o el de Jamaica dónde es usual encontrar estas piezas hechas con manos mexiquenses. "Las que se mojaron, las encueramos y las volvimos a vestir".
La familia Castro, originarios del municipio de Nezahualcóyotl, decidieron hacer para este año, solo mil piñatas más para completar los cinco millares que se quedaron sin vender.
"Habían algunas que por el tiempo que estuvieron guardadas se nos mojaron por las lluvias o se hacen feas, esas las encueramos y las volvimos a vestir", aseguró Alfredo Castro.
A pesar de que cada año dan empleo a por lo menos ocho personas, este año solo pudieron contratar a dos, pues existía incertidumbre en las ventas; sin embargo, antes de la primera posada ya no tenían piñatas.
"Fue la primera posada y ya no teníamos que vender, nosotros pensamos que como ahorita si duró más tiempo el semáforo en verde, los revendedores y gente que ya sabe que hacemos piñatas aquí en la colonia Agua Azul, vinieron a comprarnos".
Señaló que las piñatas tuvieron un precio desde los 135 pesos hasta los mil pesos, dependiendo el tamaño, pues las más caras fueron las monumentales.
"Ahora sí le digo a mi familia ya tenemos para irnos a Acapulco, gracias Dios, porque lo que no ganamos el año pasado y en otros años lo venimos a ganar ahorita, en los últimos 10 años no se había vendido tanto y no solo para nuestra familia, las ganancias fueron para todos".
La situación no fue solo en Nezahualcóyotl, ya que en Acolman, municipio considerado la cuna de las piñatas, los artesanos también se recuperaron en ventas y lograron terminar con el producto que también se les quedó el año pasado y su producción de este 2021.
Además, con el regreso paulatino a clases presenciales pudieron volver a realizar los talleres para enseñar a los pequeños estudiantes a elaborar su propia piñata.
"Fue muy socorrido este año, la verdad es que teníamos miedo porque el año pasado nos quedamos con todo la mercancía, no vendimos prácticamente nada, los que no tenemos otro ingreso más que este, incluso nos quedamos sin un regalito o una buena cena para fin de año", finalizó Lourdes, artesana de Acolman.
MMCF