Cerca de 220 migrantes dejan CdMx en autobuses; van a Guadalajara

Los migrantes, en su mayoría hondureños, pagaron 600 pesos para viajar a Guadalajara, donde esperarán al resto de la caravana en albergues.

Los migrantes se dirigen a Guadalajara. (Omar Brito)
Los migrantes acusaron al hombre de hostigar a una mujer en el albergue. (Omar Brito)
Omar Brito
Ciudad de México /

Cerca de 220 migrantes de la segunda caravana, que se encuentra en el albergue en Iztacalco, en la Ciudad de México, partieron esta tarde rumbo a Guadalajara en cinco autobuses.

El grupo, en su mayoría hondureños, costearon su pasaje, que fue de 600 pesos por persona, para evitar el cansancio.

Para las mujeres con menores que no tenían el dinero se buscó apoyo monetario entre los mismos migrantes y entre las personas que visitan al Ciudad Deportiva. Estos 220 migrantes esperarán en Guadalajara al resto de la caravana en los albergues.

Los migrantes abordaron los autobuses afuera del estadio Jesús Martínez "Palillo" y estuvo supervisado por personal de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México y elementos de la policía capitalina.

Se espera que alrededor de mil migrantes de la segunda caravana asistan a la misa de seis en la Catedral Metropolitana.

Migrantes quisieron sacar a hombre de albergue

La tensión entre migrantes que se encuentran en el albergue de Ciudad Deportiva ha incrementado después de casi cuatro días de convivir en el estadio Jesús Martínez "Palillo", en la delegación Iztacalco.

Este jueves un grupo de hondureños acusaron a un migrante de acosar a una mujer y lo cargaron hasta la salida de la Ciudad Deportiva. 

Quienes lo señalaron dijeron que era salvadoreño, pero el hombre de 32 entre años se identificó como Antonio Muñoz Perdomo y negó ser de esa nacionalidad. “Soy hondureño”, gritaba. 

Elementos de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México y de la Secretaria de Seguridad Pública capitalina intervinieron y evitaron que lo sacaran del lugar.

“Me están acusando de tocamientos pero no es cierto, desde que veníamos en los tráilers me querían bajar y me molestaban, hasta me robaron mi petaca”, explicó el hombre llorando. Después de un rato se calmaron los ánimos. 

 Además, continuamente hay roses por las grandes filas que se forman para los alimentos y para la ropa.


EB

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