“Siempre presente en mente y corazón, gracias a Dios y al comandante y amigo César Cortés Vázquez”, dice una de las ofrendas colocadas a los pies del Cristo de Morones Prieto, misma donde se deja constancia del 33 aniversario de la tragedia que fue en Nuevo León el paso del huracán Gilberto en septiembre de 1988.
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En especial el día 17 de ese mes, fecha en la que para las autoridades perdieron la vida en el cauce del río Santa Catarina poco más de 200 personas, pero que para Juan Antonio Villarreal Ferrer, “La Pantera”, agente de la entonces Policía Judicial que formaba parte del grupo “Cobra”, que era liderado por el comandante César Cortés, fueron miles el número de víctimas mortales.
Ahí, recuerda, perdió la vida su amigo y jefe, así como otros tres compañeros más del grupo, quienes en busca de salvar vidas encontraron la muerte; ahí en el río, reconoce, volvió a nacer.
“El ver morir a mucha gente, ahí no fueron cientos, fueron miles de gentes (las personas fallecidas), que las venía arrastrando desde las colonias del poniente”, relata con memoria privilegiada sobre cuál fue su amarga experiencia.
A decir de “La Pantera”, algunos de los elementos del reconocido grupo “Cobra” todavía viven y todos los años se reúnen pasadas las tres de la tarde para honrar al comandante y a los compañeros caídos.
“Durante todos estos años hemos estado presentes honrando la memoria de los compañeros caídos”, recalcó.
Envuelto en la nostalgia, Villarreal Ferrer asegura que hace 33 años él se encontraba arriba de aquel trascabo en el que se intentó realizar el rescate de las personas que se encontraban dentro de autobuses en el río.
Sin embargo, compartió a este medio, fue el mismo comandante Cortés el que le ordenó que dejara ese lugar; nunca se imaginó que esa sería la última vez que vería con vida a su compadre.
“Yo estuve arriba del trascabo, el comandante César me bajó y me dijo que en ese viaje no iba, me dijo ‘ahorita vengo para irnos a almorzar al Vip’s’, y ya no regresó.
“Ahí cambió la vida de mucha gente y la mía propia, fueron 18 años de convivir con él, durante muchos trabajos y todavía hasta la fecha estoy grandemente agradecido con Dios y con él, porque ahí cambió mi vida, yo prácticamente volví a nacer en el río Santa Catarina”, comentó.