¿Saben ustedes por qué comemos tamales el Día de la Candelaria?... Pues porque mucha gente se sacó el monito en la rosca del Día de Reyes, y este 2 de febrero llenaron las tamalerías para cumplir con el compromiso.
Desde muy temprano, cientos de regiomontanos abarrotaron ayer las tamalerías, pues tuvieron que pagar el compromiso que contrajeron cuando les salió el monito de la rosca, el pasado 6 de enero.
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Las filas fueron largas desde muy temprano, tanto en drive-thru, donde tenían el servicio, como a pie.
Felipe Mendoza pasó por una tamalería ubicada sobre la calle Zaragoza, en el Centro de la ciudad, antes de ir a su trabajo.
“Ni modo, me salió el monito y tengo que cumplir”, dijo Mendoza mientras hacía una fila de más de media hora, pues si él llegó temprano, muchos otros le ganaron a madrugar.
“Voy a llevar para comer, son unos 10 en la oficina, y pues sí, tengo que llevar suficientes, pero me vine preparado”, explicó.
Para él no fue tan barato porque la docena de tamales rondó alrededor de los 120 pesos, y había que llevar varias, por lo menos unas cinco para sus compañeros.
“Yo los encargué y ya nada más vine por ellos, pero vamos a esperar a la comida”, dijo otro de los compradores, quien no proporcionó su nombre, pues llevaba mucha prisa, porque estacionó su auto en lugar prohibido para poder recoger los tamales.
Para quienes venden tamales, las ventas aumentaron increíblemente, pero también el trabajo, porque embarraron, cocinaron y empaquetaron día y noche durante varios días.
Historiadores consignan que la costumbre de comer tamales en esta fecha viene desde la época prehispánica, cuando los antiguos mesoamericanos celebraban el inicio de la siembra del maíz y el tamal era a la vez ofrenda para Tláloc, dios de la lluvia, y Chachitlicuetl, diosa de los lagos y las corrientes de agua. Luego, los sacerdotes españoles empataron la fecha con la celebración católica del Día de la Candelaria.
“Tenemos desde el miércoles trabajando día y noche; unos embarran, otros cocinan y ahorita puedes ver cómo envuelven los tamales para darle celeridad al servicio”, explicó Mario Salinas, encargado del expendio.
La familia de Mario Salinas ha vendido tamales durante 80 años y cinco generaciones, siempre con la misma receta, actualizando algunas variedades.
“Tenemos los tradicionales de carne de puerco, de pollo, de frijoles, de queso, pero también los envueltos de dulce, los borrachos y los tamales de la suegra. ¿Sabes por qué se llaman así? Porque tienen veneno del asado”, afirmó con una carcajada.
Existen más de 500 variedades de tamal, pero aquí en Monterrey el más requerido ayer fue el de frijolitos; de hecho, fue el primero que se acabó, dijo Salinas.
De un guiso o de otro, los tamales no fueron perdonados por los regios en el Día de la Candelaria y fueron los invitados de todas las mesas en la Zona Metropolitana de Monterrey.
nrm