Don Juan no se rinde y continúa su venta de dulces en las calles pese a ola de calor en NL

El ánimo no decae en este hombre de 76 años y que se mantiene activo con la venta de dulces, a pesar de las altas temperaturas en la ciudad.

El adulto mayor aprovecha un espacio con sombra para seguir ofreciendo sus productos. Israel Santacruz
Israel Santacruz
Monterrey, Nuevo León /

Ni el infierno que se ha vuelto Monterrey con la ola de calor de esta semana detiene el ímpetu de don Juan Hernández.

A sus 76 años de edad, el hombre aún tiene la fortaleza, al menos anímica, para mantenerse en pie de lucha. Aun y con los más de 40 grados.

El septuagenario se ubica en una raquítica sombra en espera de que algún deseoso cliente llegue en busca de dulces, frutas cristalizadas, cocadas y merengues y le compre sus productos, algo que difícilmente ocurre con las altas temperaturas.

Don Juan vive en Escobedo, ni siquiera sabe exactamente en qué colonia, pero lo que sabe, es que el calor es agobiante.

“Llevo 12 o 13 años aquí. Lo bueno es que miércoles y jueves son mis descansos, que es cuando lo más bueno del calor va a venir. Allá en la casa mejor en la sombrita buscando un agua fresca. Y eso que falta lo mero bueno, en junio, julio, agosto, la canícula, sube más el calor”, relató.

El hombre inicia su jornada temprano y se detiene poco después de las 16:00 horas. Las horas de intenso calor conforman la mitad de su turno laboral. Luego lleva su carrito “hasta las vías”, sin saber exactamente donde queda eso.

“Aquí llego a veces a las 10:00, ahorita ya a las 16:30 me voy a la casa. No, pues tengo que aguantar, camino más de dos kilómetros con el carrito, todos los días, nada más que ahorita voy a irme por la sombra. Ahorita ya que acabé dos litros de agua para poder aguantar”, explicó.

A pesar de desconocer en gran parte la ciudad, dice que es apoyado por su hijo, con quien vive.

Las décadas en la espalda se mezclan con los 40 grados o más que se dejaron sentir ayer.

Aun así dice no comprender a los más jóvenes, que con fuerza y vitalidad pueden buscar un empleo en lugar de desperdiciar los años más productivos de su vida.

“Del jale tiene que salir para los servicios, me aliviano porque estoy con mi hijo, pero ni modo, hay que salir a jalar, allá en la casa no cae nada. Pasa mucho joven pidiendo para drogarse o tomar y emborracharse, se están echando a perder. Mejor que se pongan a trabajar, que salga para comer, pero no piensan así, se echan al vicio y ahí se acaban. Gracias a Dios puedo seguir jalando”, mencionó don Juan.

nrm

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