Afectados por bloqueo en la México-Puebla, entre la desesperación y solidaridad

Rafael, quien transportaba perecederos que llevaría a Monterrey y Mérida señaló que la situación en el lugar ya era insoportable pues llevaba desde el martes atorado en la autopista.

Autopista México-Puebla, Bloqueos, Santa Rita Tlahuapan, Ejidatarios | Especial
Daniel Hernández
Puebla /

Desesperación, enojo, pero también muestras de solidaridad se vivieron este jueves durante el bloqueo de la autopista México-Puebla, las negociaciones avanzan a paso lento y de esa misma forma, el avance a la circulación, pues solo se abre un carril de la vialidad cada dos horas.

Cientos de personas caminaron desde puntos alejados como Río Frío, cruzaron los campamentos y del otro lado, personal de la Guardia Nacional los subía a sus camionetas y los llevaba hasta el municipio con conexión de transporte más cercano que es San Martín Texmelucan para que pudieran continuar con sus recorridos.

Minutos después de las nueve de la mañana, la desesperación de transportistas llegó a su límite y se organizaron para confrontar a los manifestantes, después de varios minutos de gritos y empujones acordaron que liberarían la circulación de forma parcial.

Rafael, quien transportaba perecederos que llevaría a Monterrey y Mérida señaló que la situación en el lugar ya era insoportable pues llevaba desde el martes atorado en la autopista.

“Que se pongan de nuestro lado, muchos de nosotros necesitamos atención, médica, asearnos donde hacer del baño, donde comer, no tenemos combustible, no tenemos nada. Es lo único que nos dicen que si no hay dialogo no habrá paso”.

Después de una reunión entre los ejidatarios y sus asesores legales acordaron apertura escalonada, un carril abierto dos horas por dos de cierre, lo que alivió la tensión entre los grupos.

Ante el bloqueo que inició poco antes de las 11 de la mañana, familias ajenas al conflicto se organizaron para regalar comida y agua para las personas atoradas en el bloqueo.

Susana señaló que su esposo y sus hijos son transportistas y entendía la desesperación que debían sentir las familias:

“Como vemos en las redes que hay muchas personas grandes, personas con niños pequeños, y pues yo creo que es una impotencia que no puedan tener un alimento que llevarse a la boca”.

AAC

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