En Puebla, más de 621 mil 536 personas viven en alto riesgo por la inestabilidad de las laderas y el posible desgajamiento de cerros ante lluvias intensas; mientras que 33 municipios están marcados con “focos rojos” ante los problemas que se puedan presentan ante la acumulación de agua por la actual temporada de precipitaciones.
De acuerdo con el reporte “Población susceptible por deslizamiento de laderas en los municipios del estado de Puebla 2020”, realizado por el Instituto para la Gestión, Administración y Vinculación Municipal (Igavim), las regiones con el mayor número de municipios con población en alta susceptibilidad por deslizamiento de laderas se encuentran en: la Sierra Norte, la zona de Tehuacán y Sierra Negra, la Sierra Nororiental y la Sierra Mixteca.
Tlaxco es el municipio con mayor porcentaje de población en muy alta susceptibilidad por deslizamiento de laderas. De sus más de cinco mil 300 habitantes, mil 282 pobladores, 23.99 por ciento, se encuentran en muy alta susceptibilidad por el deslizamiento de laderas.
La lista de municipios con alto riesgo continúa con Coyomeapan, donde de los 13 mil 900 habitantes, mil 71, 7.69 por ciento, se encuentran con muy alta susceptibilidad por el deslizamiento de laderas; en Zoquitlán, de 18 mil 200, mil 350, 7.39 por ciento, en alto riesgo; en Vicente Guerrero, de 24 mil 660, mil 461, 5.92 por ciento, en alto riesgo; en San Sebastián Tlacotepec, de 14 mil 92 habitantes, 608, 4.31 por ciento, en alto riesgo; en Jopala, de 12 mil 818 habitantes, 523, 4.08 por ciento, en alto riesgo; y en Cuetzalán, de mil 294 personas, mil 292, 2.70 por ciento, en alto riesgo.
En la relación de municipios con alto riesgo, aparecen: Xochitlán, donde, de 12 mil 740 habitantes, 282, 2.21 por ciento, conviven con la alta susceptibilidad por el deslizamiento; Zihuateutla, de 13 mil 320, 278, 2.09 por ciento, con alto riesgo; Olintla, de 11 mil 517, 223, 1.94 por ciento, en alto riesgo; y Jalpan, de 12 mil habitantes, 130, 1.08 por ciento, en alto riesgo.
Ante el panorama que se basa en información del Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) y de la Coordinación Nacional de Protección Civil (CNPC), el Igavim resalta la necesidad de identificar las señales de inestabilidad de laderas como grietas, hundimientos, inclinación de árboles o flujos de agua en laderas, que pueda ayudar a salvar vidas y avisar de manera inmediata.
“Las condiciones de deslizamiento de laderas si no son analizadas y jerarquizadas correctamente, limitan el orden urbano y rural dentro de la planeación del desarrollo, a su vez esto impide establecer ejercicios de resiliencia efectiva. Es urgente que los municipios que no cuenten con Atlas de Eiesgo, utilicen los indicadores e información proporcionada por el Cenapred para identificar los riesgos de manera preliminar en su territorio y sea complementado con el trabajo de campo que identifique las señales indicadas anteriormente, para establecer acciones de prevención de manera inicial”, agrega el estudio del instituto.
Entre las actividades humanas que pueden desencadenar problemas de inestabilidad de laderas se encuentran: cortes y excavaciones inadecuadas para la construcción de obras; saturación del suelo por filtraciones de fosas sépticas y aguas domésticas; vibración producida por maquinaria y tránsito de vehículos pesados; sobrecargas de la ladera con construcciones y la deforestación.
“Las carencias y el rezago social también acumulan riesgos y peligros por las condiciones territoriales en el que se puede ubicar una persona o una vivienda (...) En Puebla el 8.6 por ciento de la población se encuentra en extrema pobreza”, establece en el Igavim.
mpl