El olvidar acciones como el apagar la luz o los alimentos del desayuno, fueron los primeros síntomas de la demencia que padece Olga, una mujer de 93 años de Toluca, Estado de México. Por ello, recibe apoyo por parte de la Clínica Multidisciplinaria de Salud (CMS) de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMex) con un tratamiento geriátrico especializado para personas con padecimientos mentales y especialmente, Alzheimer.
Yolanda Bernal, una de las hijas de Olga, indicó en entrevista que ella, junto con sus hermanos, decidió apoyar a su madre en la última etapa de su vida.
“Hace tres años, ella se inquietaba mucho, le llegaba la ansiedad, ella ha padecido siempre una urticaria, una alergia que nunca supieron de qué era y ahora nos dimos cuenta que tal vez era cuestión nerviosa, entonces pues acudimos al geriatra, él la empezó a revisar y lo que tiene es demencia… ella se venía cayendo, ‘se me atoró la pantufla, no prendí la luz’”.
Un neurólogo fue quien les proporcionó el diagnóstico adecuado y desde entonces su vida dio un giro. “Esto va a ir progresando, nos dio toda una explicación de lo que es su enfermedad, dijo que va a haber crisis, va a estar más o menos estable, yo voy a tratar de controlar esa ansiedad y pues tratar de que no avance rápidamente, también el doctor no puede hacer gran cosa, también es cosa de su cerebro”.
Después de poco más de 9 décadas de vida, Olga presenta un estado de salud deteriorado, ya no puede sostenerse por sí misma y la mayor parte del tiempo está postrada en una cama. Desde que comenzó a manifestar síntomas de demencia, su familia busca distintas alternativas para evitar que los olvide, aunque ya muestra síntomas avanzados del padecimiento.
Yolanda informó que el tener un paciente con estas condiciones es complejo, porque cuando no hay los recursos para solventar enfermeros de tiempo completo o asilos, los familiares se convierten en sus cuidadores y tienen que estar al pendiente las 24 horas.
Tanto tiempo los hace ver de cerca la evolución de la enfermedad. “Mi mamá tiene demencia, casi no puede caminar, ha perdido totalmente la fuerza, a veces habla muy poco o muy repetitivo, entonces más que nada ése es el tema”.
Con terapias, retrasan la pérdida de memoria
La demencia y el Alzheimer son algunos de los padecimientos que llegan con la edad. Durante 2022, en el país fueron contabilizados 2 mil 477 casos, de acuerdo con el Boletín Epidemiológico de la Secretaría de Salud. De estos, 163 son del Estado de México, cifra que creció al doble en el último año, toda vez que durante 2021 fueron contabilizados 86 casos.
Itzayana Méndez Ramírez, es una de las responsables, que, junto con otros especialistas, brinda tratamientos en la Clínica Multidisciplinaria de Salud que apoya a los adultos que tienen esta condición mental.
“Lo que es la gerontología, es el estudio total del envejecimiento, es una ciencia que estudia el proceso de envejecimiento y nosotros como gerontólogos transdisciplinarios, buscamos en conjunto con más áreas especializadas para poder darle un mejor abordaje gerontológico al adulto mayor”.
Las demencias principalmente afectan el lóbulo temporal que recopila la información del presente, por lo que la memoria en momentos precisos empieza a fallar, explicó. Olvidar en dónde dejaron las llaves, si se movió un mueble en algún momento o perder el juicio, son de los primeros síntomas, pero pueden incrementar cuando el paciente se coloca mal una prenda de ropa, habla incoherencias, se confunde e incluso pone en riesgo su vida o la de los demás.
Los síntomas de alarma son olvidos frecuentes, desconocimiento de sí mismo o de familiares, pérdida de la noción del tiempo, olvidar sobre la alimentación, entre otros.
En esta tesitura, desarrollaron las terapias cognitivas con elementos significativos que apoyen a estimular ciertos recuerdos, ya que “entre más significativo sea ese momento, se va a perdurar en la memoria del paciente”.
“El taller de rehabilitación cognitiva son solamente estímulos que nosotros utilizamos para la mejoría en este caso de pacientes que tienen Alzheimer. No vamos a generar una cura y con mejoría me refiero a una mejor comunicación tanto con la familia, como con el paciente que padece esta enfermedad, poder también aceptarlo hasta cierto momento el proceso de la enfermedad y llevar mejor una adecuación para brindarle mayor calidad de vida”.
Básicamente apoyan con ejercicios didácticos o que ayuden a la memoria, la atención y el cálculo, los cuales dijo, son tres valores que se pierden o disminuyen cuando se tiene una demencia. En principio se hace una valoración del paciente, se obtiene el diagnóstico, se confirma con estudios de laboratorio, imagen cerebral, la opinión de un neurólogo o psiquiatra y se traza un plan de trabajo.
Reconoció que esto no va a frenar a la enfermedad, pero si su avance, por lo que los familiares tendrán un margen para extender la convivencia con sus familiares antes de que los olviden completamente.
Méndez Ramírez indicó que este tipo de enfermedades se viven en familia, por lo que parte de la terapia incluye un esquema de explicación de la enfermedad, tratamiento y auxilio en grupo.
“Ambos tienen relación, viven en conjunto y tienen ese tiempo de convencía, entonces para los cuidadores lo único que se les da es orientación, para generar un mejor cuidado al adulto mayor en este caso, evitar ciertos gritos, llamadas de atención, llevarles la contraria”.
LG