A la distancia se aprecia una fuerte aglomeración de personas en la avenida principal del barrio de Cubitos en Pachuca, no es algo que llame la atención en un Viernes Santo, pues es uno de los puntos donde se desarrolla el tradicional Vía Crucis, devoción de la religión católica cristiana que revive los últimos días del personaje bíblico Jesús Cristo, hasta el momento de su crucifixión.
Desde hace 53 años este barrio alto de la capital de Hidalgo se ha caracterizado por el desarrollo de esta actividad religiosa, la cual recibe a miles de personas en cada edición para acompañar a los actores en su viaje por las llamadas “estaciones de la cruz”; pero, como es costumbre mexicana en cada espacio donde se aglomera gente se reúnen comerciantes ambulantes que ofertan productos y servicios, en este caso alimentos y bebidas.
El calor incesante y creciente del mediodía brinda el pretexto perfecto para consumir un “bolis” o congelada, medio melón con una bola de nieve de limón e incluso un agua fresca, pero no deja de ofertarse las bebidas de “moda” para aprovechar la reunión de personas, y por qué no, generar ganancias de este evento religioso, por lo cual no se ausentaron las llamadas “micheladas”, “azulitos” o “pitufos”, todas bebidas alcohólicas que brindan un refresco ante la inclemencia del sol.
Mientras el juicio de Jesús Cristo tiene lugar en la cancha principal del barrio de Cubitos, muchas de las personas ya se alejan de la sede en busca de una bebida refrescante, algunas más incluso aprovechan para consumir algunos alimentos, ya que algunos puestos ambulantes ofrecen desde pescados y mariscos, alitas de pollo asadas, barbacoa de pollo, elotes hervidos, entre otros aperitivos que resaltan en el recorrido que después caminará el personaje bíblico mientras carga su cruz.
“Dicen que venden micheladas”, comenta uno de los asistentes, a lo que recibe una respuesta inesperada, “sí, están por allá en esa calle, están bien buenas”; sin más que decir emprende su camino entre la gente reunida en este espacio para abrirse paso y llegar a este puesto callejero que ofrece la bebida que le quitará el calor, mientras que a su espalda inicia el recorrido el actor que representa a Jesús Cristo, llevándose con el a cerca de la mitad de asistentes que iniciaron la representación.
El resto permanece atrás, en alguno de los puntos que ofertan este tipo de alimentos y bebidas, sin mayor interés de lo que pasa después con la representación que ha tenido lugar por más de medio siglo en este barrio tradicional de Pachuca, “ya tenía mucha sed, hace mucho calor”, expresa mientras da un sorbo a un vaso plástico con escarchado de miguelito; dijo alguna vez Benjamín Franklin, “la cerveza es la prueba de que Dios nos ama y quiere que seamos felices”, sin duda más de una persona ratificó el dicho este Viernes Santo durante el Vía Crucis Viviente de Cubitos.
La oferta de productos no se limita a alimentos y bebidas, sino que las calles donde el recorrido de las estaciones de la cruz tiene lugar se ven abarrotadas de puestos ambulantes, desde juguetes, globos; hasta algunos artículos útiles como sombrillas, con costo superior a los 100 pesos cada una; gorras o sombreros con costos similares, e incluso algunas bermudas que oscilan en el mismo precio, se pueden encontrar mientras se celebra este evento religioso.
Finalmente, al igual que la historia, no cambia nada en el resultado de los últimos momentos de Jesús Cristo, la gente lo sabe, pero mantiene esta tradición porque es una forma de convivencia con su familia y vecinos, quienes se saludan y abrazan tan sólo por verse en las calles, incluso reportan la ausencia de otros más que ya no asisten a esta celebración, “no vino porque ya no quiere caminar, y la verdad nosotras tampoco, por eso ya nos vamos”, expresó una mujer que decidió no seguir los pasos del personaje bíblico en su ascenso a la cruz y prefirió regresar a su hogar con sus hijas para, además, evitar el gasto de alimentos o bebidas, pues una menor no dejó de expresar su descontento por no obtener un helado en este Viernes Santo.