Por pertenecer al sector cultural y del espectáculo, el Sindicato de Músicos no obtuvo recursos públicos para la demolición de sus oficinas ubicadas en la delegación Coyoacán, pero a un año del sismo, fue enlistado en la plataforma de inmuebles que deben ser derrumbados.
A casi 40 años de haber sido construido, el edificio del Sindicato de Músicos pasó de ser un inmueble aparentemente seguro a ser catalogado como edificio rojo, que necesita ser demolido.
La construcción de cuatro pisos ubicada en Guatemala 22 en la colonia Campestre Churubusco, sufrió serios daños a causa del sismo que sacudió la ciudad el 19 septiembre de 2017.
“Se veía como agua, el suelo parecía agua y el edificio se movía mucho”, comenta Víctor Guzmán, el secretario general del Sindicato Único de Trabajadores de la Música (Sutm).
Víctor explica a MILENIO que tras el temblor, el edificio del sindicato se vio abandonado por parte de las autoridades, pues desde un principio Protección Civil no acudió al inmueble a entregar el dictamen de seguridad y fueron los arquitectos voluntarios quienes determinaron los daños.
Guzmán relata que después del sismo tuvieron que picar muros y columnas para ver los daños y constataron que el edificio tenía errores de construcción desde 1978, los cuales aumentaron después del terremoto de 1985, por lo que colocaron tres columnas de acero en cada extremo del inmueble, sin embargo, la construcción no resistió al sismo de 2017.
Entre las fallas se detectó que tuvo un peso excesivo sobre la trabe, además de problemas de unión con la columna, que estaba sostenida sólo por 4 varillas; además, el edificio soportaba el peso de una torre de transmisión de nueve toneladas.
La construcción quedó dañada principalmente en las columnas, las escaleras y los muros, muchos de ellos, agrietados y separados ligeramente de los bordes de la construcción, principalmente en el segundo piso, que fue la zona más afectada.
Los arquitectos le explicaron a Víctor que las construcciones son como un músculo “si un edificio está en constante movimiento es más resistente a temblores”, como pasó con el inmueble del sindicato, que está a unos metros del Metro Tasqueña y el Tren ligero, “lo que pudo haber ayudado para que no se derrumbara”, añade.
Aunque está asegurado desde 1985, la aseguradora no se ha hecho responsable por los daños estructurales y la solución que ha dado es meter fundas de acero en cada una de las trabes en todos los pisos y además unirlos de lado a lado con barras de acero, lo que resulta más complicado y no garantiza la seguridad del edificio ni de sus trabajadores.
“Tenemos todo asegurado desde el 85 con una sola póliza de 40 millones, entonces tenemos que pagar el 4 porciento de deducible, que es el monto que la aseguradora te paga por daños por inundaciones o terremotos, pero dice que el edificio está estructuralmente bien y que se arregla con dos millones, que es lo equivalente a pagarle lo del deducible”, explica el director.
El edificio principal, donde trabajaban unas 80 personas y que está a un lado de la cafetería y los salones usados para eventos sociales, fue el único que resultó dañado y desde el 19 de septiembre ha estado desocupado.
Los trabajadores tuvieron que hacer espacio en la zona de cafetería, farmacia y salón para seguir trabajando, además hubo recorte de personal por falta de espacio y dejaron sólo a la mitad de los empleados.
Víctor recuerda que desde el primer día después del temblor comenzaron a sacar del inmueble los documentos más importantes, así como muebles y a retirar escombros que habían caído e incluso golpearon a algunas personas durante el sismo. Retomaron funciones una semana después.
El director reconoce que ha sido un año complicado y que aunado a eso, el proyecto de una mega plaza de Grupo Carso, que comprende desde la Central de Autobuses del Sur, el Metro y el Tren Ligero, provocaría que el sindicato quedara encapsulado entre enormes columnas de la obra.
Pese a que el sindicato continúa trabajando y rentando sus salones para eventos especiales, no cuenta con el dinero para la demolición, pues los ingresos se utilizan para previsión social; ahora están en pláticas con el gobierno entrante para que puedan acceder a la lista de fondos para la reconstrucción.
JOS