Toda crisis como la que se vive por la pandemia del coronavirus, es una oportunidad para cambiar, enderezar el camino y reflexionar sobre lo que se está haciendo por el planeta, donde actualmente la humanidad es afectada por una crisis que nosotros hemos provocado, dijo la subdirectora de la reserva de la biosfera Tehuacán- Cuicatlán Gabriela Becerra Enríquez.
Al presentar en redes sociales la ponencia "La resiliencia ambiental en la reserva de la biosfera Tehuacán-Cuicatlán" ante el covid-19, en el marco del Día Mundial del Medio Ambiente, subrayó que la situación que se está viviendo, genera nuevos retos y grandes desafíos, pero también oportunidades.
Señaló que la pandemia ocasionada por el covid-19 es una gran adversidad para todos, porque a diario se presentan decesos y nuevos casos de gente que es afectada por el covid-19; sin embargo, la resiliencia ambiental permite desarrollar recursos que se encontraban latentes, y que el individuo, la comunidad y la sociedad desconocían que tenían. Reiteró, que "tenemos que trabajar hacia la resiliencia que es un concepto clave para la sustentabilidad."
La resiliencia de los ecosistemas está relacionada con la riqueza de las especies, por eso, es crucial la conservación de la biodiversidad, y cuidar en cada comunidad las funciones ecológicas, y conocer si serán capaces de soportar de mejor manera todos estos cambios.
Los ecosistemas con mayor biodiversidad son los más resilientes, porque la naturaleza tiene un límite, y al forzarla en exceso, los seres humanos ponen en peligro no solo al planeta, sino también nuestro presente y futuro, porque una vez que se supere el límite de nuestro entorno, este ya no será como antes.
La investigadora subrayó que hay ecosistemas en el Caribe que están a punto de desaparecer. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés), indica que para mejorar la resiliencia, es necesario que haya más voluntad política, coordinación, inversión, conocimientos técnicos, capacidades, innovación y responsabilidad compartida para que los países, autoridades locales, comunidades, sociedad civil, el sector privado, el ámbito académico nacional e internacional, reduzcan los riesgos de esas catástrofes y las gestiones de las crisis a las que está expuesta la humanidad.
Las áreas naturales protegidas, ahora son revalorizadas como las soluciones naturales de adaptación y mitigación al cambio climático, proveen de servicios ecosistémicos, que disminuyen la vulnerabilidad de las ciudades, comunidades y de los grupos humanos, haciéndolos más resilientes.
Asimismo, mencionó que los servicios ecosistémicos como el agua, necesitan de un ciclo que se reproduce en la naturaleza, y los seres humanos con toda la ciencia, tecnología, avance cultural y civilización no pueden crear el agua, porque está solo se encuentra en la naturaleza, y los seres humanos se han olvidado que son una especie más de todas las que necesitan de la biodiversidad que sostienen la vida del planeta.
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