A través de 132 fotografías y con más de ocho horas de trabajo entre la toma de las mismas y la edición, Anai Tirado Miranda, egresada de la Facultad de Arte y Diseño de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), plasmo a través de un collage el “muro de la paz” que fue colocado alrededor de Palacio Nacional, en la Ciudad de México, y que colectivos de mujeres decidieron intervenir colocando nombres de víctimas de feminicidio.
En entrevista para MILENIO, Anai compartió que su idea surgió a raíz de ver fotografías que otras personas habían tomado del muro y la forma en que la impactó, no sólo el trabajo, sino el gran número de mujeres que han sido víctimas de este delito.
“Sentí, mucha tristeza, mucho enojo que creo que es uno de los grandes sentimientos dentro del movimiento feminista: el enojo, el hartazgo a la violencia, y pues lo que sentí fue que me impactó mucho. Me pareció muy impactante ver todos esos nombres en un mismo lugar, aunque sabemos que no son todas”, dijo.
También, compartió que su objetivo al tomar una fotografía por cada una de las vallas era que se pudieran ver con detenimiento los nombres, porque sabe que detrás de cada uno de ellos hay una historia.
“Mi idea con mis fotografías era causar el mismo impacto que el muro había causado en mi cuando lo vi, mi idea principal de la imagen es que se puedan leer los nombres de todas, que las veamos, que las recordemos a cada una de estas mujeres que tenían vida, familia, sueños y aspiraciones y se los cortaron”, precisó.
A pesar de que en un inicio no esperaba el impacto que iban a tener sus fotografías, comentó que tiene sentimientos encontrados debido al contexto de la violencia hacia la mujer en el país.
“Es un sentimiento agridulce, porque por un lado me da mucho gusto, creo que logré transmitir lo que sentía y al mismo tiempo es muy triste la realidad. Aunque me da gusto mi foto, me parece triste que exista la posibilidad de que la haga, por toda la cantidad de feminicidios que existen”, explicó.
Actualmente, Anai se encuentra trabajando un proyecto de fotografías sobre feminicidios, específicamente el caso del campo algodonero, que es el primer caso en México tipificado como feminicidio. A pesar de que el 8 de marzo no salió a las calles debido a la pandemia de covid-19, se sumó a la iniciativa de intervenir los nombres de las calles con el de mujeres que habían sido víctimas de feminicidio, ya que desde su perspectiva, el “arte es otra forma de hacer activismo”.
“Cualquier pieza artística que sirva para visibilizar la violencia de género y toda la problemática que existe en el mundo, sirve para visibilizar al movimiento feminista, que lucha por la igualdad, y dentro de esto la fotografía y cualquier medio artístico sirve para hacer activismo”, puntualizó.
LP