“Tápame con tu rebozo, porque me muero de frío”

Especial de Fin de Semana

Los elaborados en el Estado de México ocupan un lugar privilegiado no solo en el país, sino el mundo, por la calidad de sus artesanos.

El hilo viene de Japón, China o Egipto porque, dice, en México ya no se produce el algodón. (Tania Contreras)
Claudia Hidalgo
Toluca /

En esta temporada invernal, no solo los jorongos, las chamarras y bufandas resultan útiles, también los rebozos, sobre todo los elaborados en el municipio de Tenancingo, que por su inmejorable precio y sus hermosos diseños, resaltan cualquier vestimenta.

Lo práctico del rebozo es que cuando el frío amaina y sale un poco el Sol, se puede doblar y transportar sin mayor problema, o bien, usar para cubrir la cabeza y parte del rostro, de los rayos solares y sus efectos en la piel. En realidad son térmicos.

Las ventajas son innumerables. Su uso es ideal en invierno, en primavera, en verano y en otoño. A cualquier hora del día. En fiestas de gala, para esas ocasiones especiales o en cualquier momento como rebozo, capa o quexquémitl, ya sea de algodón o seda. Hay para todos los gustos y posibilidades.

Con el telar de cintura, de origen prehispánico, elaboran una maravilla de tejidos. (Tania Contreras)

Tenancingo de Degollado

El municipio de Tenancingo se ubica al sureste de la entidad, a 90 minutos del Valle de Toluca. Es una zona cálida, verde y florida, que a lo lejos se ve por su inmensa escultura de Cristo Rey, famoso por su Parque Hermenegildo Galeana para tener contacto con la naturaleza, su magnífico Parque Nacional Desierto del Carmen.

En este municipio se pueden hacer muchas cosas, desde volar el globo aerostático, subir la Cristo Rey, hacer grandes caminatas en el Salto de Santana, comer en su mercado el tradicional obispo, comprar cestería, muebles, visitar sus invernaderos, pero algo imperdible es visitar sus talleres de rebozo y, por supuesto, comprar algunas prendas hechas a mano, únicas. Los telares de cintura son herencia de la época colonial y desde entonces han estado presentes en la localidad, principalmente el llamado rebozo de bolita o de algodón.

Este nombre lo adquiere porque en el pasado el algodón se vendía en bolitas. En la actualidad el ayuntamiento identifica 35 talleres de rebozo que hacen posible la preservación del arte de tejer rebozos y dar fama internacional al municipio, donde no puede faltar el rebozo de aroma o luto, una larga tela color negro brillante que sirve para envolver a la mujer cuando muere.

En su tesis de licenciatura de Turismo, Jazmín del Carmen Pedroza Vázquez y Rosario Vara Jiménez, revisaron la “Historia e impacto Turístico de la Feria del Rebozo en Tenancingo” donde señalan que dentro de todos los textiles, el rebozo ha desempeñado un papel de suma importancia dentro de la cultura tenancinguense. Refieren que en el siglo 18 esta prenda era de uso común entre las mujeres, desde la más rica hasta las más pobres, desde los menos hasta la más importante, socialmente.

La única diferencia era el tipo de rebozo, pues las clases bajas usaban el de algodón y las clases altas el de seda, hilos de oro y plata, bordados con diversos metales y colores. En el trabajo citan a Virginia Armella, quien refiere que Tenancingo es el centro rebocero de mayor importancia por su calidad y variedad de telares.

Para los rebozos finos, llamados de “aliño” se usa un telar de cintura, el telar de pedal es para los llamados de “labor” y el de poder o mecánico para los de “Artícela”. Los rebozos se tejen de un solo color, listados o con técnica de “Ikat” o amarrado. Los diseños tienen nombres como: de faro, de greca, palomito, zurdos, de bolita y de media bolita, los cuales se tejen con un hilo muy fino, enrollado en bolitas del tamaño de un tejocote y una vez terminadas pueden pasar por un anillo como los tejidos de seda.

El empuntado de Tenancingo, agrega, es finito y variado, está hecho a base de nudos que forman diversas figuras, desde arcos, estrellas, cocoles y hasta letras. Normalmente los trabajan mujeres especializadas que se llaman empuntadoras.

En la actualidad, ya se hacen diseños de venados, pájaros, entre otras figuras, ya sea con hilo de algodón, seda o incluso con chaquira, que es mucho más costoso por el trabajo que esto representa y los días que se tardan en hacerlo.

Carlos Serrano se encuentra en el mercado municipal de Tenancingo.

Varias generaciones

La familia González se dedica desde hace cuatro generaciones a esta actividad en el municipio de Tenancingo. La primera fue la bisabuela Catalina González, ahora está la nieta y sus bisnietos muy involucrados desde el diseño, la producción y venta.

Ya pasan del siglo involucrados en la artesanía del rebozo. Una de las bisnietas de Doña Catalina se tituló con una innovación del rebozo, el cual convirtió en quexquémitl, con una trenza en al cuello en “V”, que luce muy bien en cualquier mujer. Pero su innovación no se quedó ahí. También hace espejos, carteras, llaveros, zapatos, camisas, blusas, vestidos, hace de todo, incubado en la Universidad Autónoma del Estado de México, desde hace 10 años, “De ahí todos los artesanos se están incluyendo en esto”.

El quexquémitl es térmico porque es 100 por ciento algodón. Dependiendo del tamaño, el diseño y los acabados, tiene un costo de 900 pesos, pero si es de seda sube. El precio también depende del calibre del hilo. Algunos de ellos alcanzan a pasar por un anillo, otros son considerados regulares, hasta el de seda, 4 mil pesos, otros de 3 mil y 2 mil pesos.

En el taller familiar laboran dos nietas de Doña Catalina y dos bisnietos que siguen emocionados con esta tarea. Su negocio se ubica en el mercado municipal, en la entrada principal, en el local número 10 y su taller en 5 de Mayo 2016, esquina con Aldama, donde se puede conocer el trabajo de manera directa o hacer encargos especiales.

"El telar de pedal es para los llamados de “labor” y el de poder o mecánico para los de “Artícela”.

La elaboración

La nieta de Doña Catalina señala que en el rebozo mediano se llevan 3 mil 200 hilos, en el grande 4 mil 200 y son 13 procesos, desde calcular el ancho y largo del rebozo, luego viene el amarrado, el teñido, el dibujado, el almidonado, el desatado y todo. En el telar colonial, se hace una tela a la semana.

De ésta salen 28 rebozos sin contar la punta. Un telar de cintura sí es más tardado, de dos a tres meses y luego lleva un proceso de punta, en el cual se involucran cerca de 15 mujeres especializadas en ello, ya que hay gente dedicada exclusivamente a rebozo combinado, otras en el de chaquira, entre otros.

El rebozo se ha extendido a varios productos masculinos. Ahora se pueden encontrar camisas con algunas incrustaciones de rebozo a un costado de la bolsa, con diversos diseños y colores. También hay carteras y zapatos de caballero y coloridas corbatas que realzan cualquier camisa y saco, dando un toque juvenil, moderno y de alto nivel.

“Esta es la última novedad para caballeros, aunque la venga va más lenta porque ellos no se prestan mucho a innovar como lo hacen ellas, con diferentes colores, pero hay para diferentes gustos”, señala Carlos Amador López Bringas, quien desde 1908 su tatarabuelo, Crispiniano López, comenzó a trabajar el rebozo, luego su abuelo, su padre que trabaja con él, como cuarta generación. Ellos están en “Rebozos Tenancingo”, en la calle de Lerdo 204 y hacen venta en línea para mandar a domicilio hasta donde sea necesario.

El trabajo más laborioso se hace en el telar de cintura, ese instrumento usado desde la época prehispánica, cuando la mujer mesoamericana elaboraba sus indumentarias con varias telas, a partir de formar hilos a los largo y luego entretejerse de manera horizontal y apretar lo suficiente para que se comprima y vaya formando la tela.

Hace años todo se hacía de memoria, se aprendían cuántos hilos y colores iban de manera vertical y horizontal, para formar determinadas figuras y diseños. Hoy ya se cuentan con guías para no equivocarse, porque un hilo mal trenzado puede hacer la gran diferencia. Carlos Serrano lleva 30 años haciendo el rebozo con telar de cintura. Él a diferencia, no se dedica a la actividad por herencia. “Es realmente amor al arte”.

MMCF

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