Artesanía poblana agoniza por covid-19; ventas caen 80%

A un año del confinamiento por la pandemia de covid-19 las ventas de los artesanos poblanos se redujeron hasta 80 por ciento y de cada 100 personas que se dedicaban a este oficio, hoy día solo 20 continúan con esta labor, informó el presidente de la Unión de Artesanos del Estado de Puebla, Tomás Juárez Fuentes.

El representante de los artesanos de las siete regiones de la entidad, donde se promueven más de 25 ramas de técnicas, desde alfarería, bordados, ónix, piedras volcánicas, palma, madera, papel picado y piel, entre otros, mencionó que al cerrar los espacios donde comercializaban sus artículos, los poco más de 50 mil personas que viven de esta actividad como primera o segunda fuente de ingresos han visto amenazado su trabajo y su subsistencia, “ya que ahora es casi nula la venta”.

Juárez Fuentes, originario de Zacapoaxtla con más de 40 años de trabajo dedicados a la fabricación de ollas y vasijas de barro libres de plomo, aclaró que la difícil situación económica del sector es aprovechada por los intermediarios para pagar hasta 60 por ciento menos sobre el costo de sus productos.

Recordó que durante los primeros meses de la contingencia sanitaria, los poco más de 6 mil productores afiliados al organismo que encabeza recurrieron al trueque para sobrevivir, situación que al paso del tiempo se agravó por lo que muchos han tenido que emprender otras actividades como las labores en el campo.

Señaló que las artesanías no son productos de primera necesidad, situación que los ha afectado en el aspecto económico y que pone en riesgo su oficio; además, se han visto obligados a malbaratar sus productos con revendedores o realizar otras actividades para poder subsistir.

Por ello, pidió al gobierno estatal que los considere para acceder a créditos, ya que el sector no está formalizado y carece de recursos para cubrir los trámites que les solicitan, tales como integrar un registro, acta constitutiva o darse de alta ante el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

“Le pido al gobierno estatal que nos mire, porque no nos tienen cuantificados, ni siquiera saben cuántos somos”. Indicó que por parte del gobierno federal se han liberado algunos créditos, pero éstos “han sido a cuentagotas”.

Asimismo, reprochó que tampoco se destinen apoyos para el desarrollo de la agricultura, por lo que sus agremiados se ven afectados por ambos lados.

También manifestó su descontento porque a las empresas sí les destinen recursos y omitan a los artesanos con el argumento de que carecen de un registro, “pero vivimos al día y no tenemos recursos para hacer los trámites como un negocio legalmente constituido”.

Pagos bajos de los intermediarios

La profesora investigadora adscrita a la Licenciatura de Etnocoreología en la Facultad de Artes de la Universidad Autónoma de Puebla (UAP), Libertad Mora Martínez, estimó que los artesanos de la entidad reciben un pago por sus creaciones de hasta un 50 por ciento menos el precio original, pese a que intermediarios y compradores tienen conocimiento que los productores ofrecen descuentos a mayoreo. 

Lamentó que orillados por la crisis generada por la pandemia de covid-19, los artesanos malbaraten sus artesanías a los revendedores para subsistir, aunque acepta que estos intermediarios también es gente que tiene necesidades económicas:

 “También hay casos de gente (...) que compra los artículos de diseñadores o artistas textiles (...) y con una publicidad muy exquisita llegan a vender hasta en tres veces más (los artículos del costo original)”.

Por otro lado, la catedrática de la UAP dijo desconocer si existe algún organismo gubernamental que vele por este sector: “Antes había algo, pero ese algo era para llamarlos a exposiciones de artesanías, nada más (...) no hay verdaderamente un apoyo. Incluso la palabra apoyo tiene varias connotaciones negativas para ellos. Más bien, requieren que se les respete y se hagan cumplir algunas leyes. Uno de los grandes problemas es la apropiación cultural indebida, que viendo esto en la web los plagiaban. No hay leyes que respondan a este problema y ¿por qué no hay? Porque se trata de otros, de indígenas, de gente pobre; muy diferente si se tratara de un artista plástico, entonces creo que prevalecen muchos prejuicios en cuanto a estos grupos”.

Recordó que desde anteriores gestiones y con la actual, se llevaron al Congreso y al Senado propuestas para protegerlos, “pero parece que está detenido, en pausa, y aun esto sigue ocurriendo y en la cara de todos. Los plagios son cosas del día”. 

Puso como ejemplo, lo ocurrido a los textiles otomíes: “Tenango ha sido el padre nuestro de los plagios”. Otro factor en contra que vislumbra para los artesanos es que carecen de espacios fijos por parte de las autoridades para poder vender sus artesanías. “Ahora lo hacen desde sus casas y ahí están sus talleres. Algunos tienen galerías pero en sus casas y otros crean galerías en Instagram”.

Apoyo en redes 

Entre tanto, el representante de la unión de artesanos poblanos, con presencia en 40 municipios, de las Sierras Norte, Negra y Nororiental del estado, contó que tuvo una reunión con el responsable del rubro de artesanías en la entidad para desarrollar una estrategia que permita la obtención de apoyos ya sea federales o estatales, sin que se logre un avance.

“Les pedí mínimo de 3 mil a 4 mil pesos para que se ayuden, para que quizás sobrevivan unos cuantos días o para que compren algo para su trabajo porque lo que tenían ya, lo poquito que le dieron vuelta, hoy ya se lo acabaron, ya no tienen para seguir invirtiendo”.

Manifestó su molestia porque a pesar de sus acercamientos a la fecha ni siquiera los han querido reconocer como organización: “Nos ponen un alto. No estoy de acuerdo ni entiendo por qué el gobierno a la gente trabajadora no nos pregunta qué necesitas”.

Por su parte, Mora Martínez destacó cómo los artesanos muestran su capacidad e inventiva ante situaciones adversas: “Hay que decirlo y a mí me gustaría que apareciera esto, que los indígenas crean arte y artesanías. Precisamente a partir de la pandemia ubicamos esas dos expresiones, las dos nos llevan al punto de la creatividad. Me topé casos, sobre todo con los cubrebocas, que se promovieron en las redes sociales”.

Destacó que esta urgencia por vender para sobrevivir llevó a los adultos mayores a empezar a usar Instagram, Facebook o Twitter: “Con la ayuda de sus nietos, justamente para promover y crear canales o vías para dar a conocer su trabajo, es a través de esas tecnologías de información y comunicación. No están saliendo, se mantienen en sus talleres y usan los celulares como un medio importante para dar a conocer su trabajo y conseguir su sustento, pero también su cultura, eso es algo que me dijeron creadores de la Sierra Norte. Hay que destacar su inventiva”.

Reiteró que en la entidad hay gente con una gran capacidad creativa, lo que se refleja en su trabajo, donde plasman “la capacidad reflexiva en una pieza y otra, sobre todo la intencionalidad. Esto va a distinguir lo que va a ser una pieza artística, de una pieza artesanal”.

Por último, narró que en una ocasión solicitó a un artesano mixe una pieza con “ciertos elementos iconográficos, pero me dijo ‘esos no se los puedo tener porque no van con mi cultura’. Algo similar ocurrió con un náhuatl de Cuetzalan, a quien le hice una sugerencia, e insistía (en que no lo podría realizar). Esto nos habla de esa idea vieja de decir de que son artesanos y solo van a responder al mercado, y no, no están para complacer al cliente. Hay una negociación importante de por medio que debemos tener en cuenta, se trata de la capacidad de resistencia de estos grupos creadores”.

mpl