Nadie imaginaría que la piel de borrego puede mejorar notablemente el nivel de vida de quien tiene movilidad limitada y debe pasar varias horas en cama o en una silla de ruedas, para evitar la aparición de llagas que pueden llegar a infectar hasta los huesos, con todo lo que eso implica.
Miguel Gutiérrez lo tiene muy presente y por ello no deja de ponerlas al al alcance de la gente desde hace más de 40 años. Primero fue su abuelo, luego su padre y ahora lo hace él, con ayuda de toda su familia.
Se especializan en membranas terapéuticas que se convierten en un importante auxiliar en la prevención y tratamiento de lesiones, alivio de dolores reumáticos, articulaciones y artritis.
¿Por qué aparecen llagas?
Los especialistas señalan que con la edad, la piel se vuelve más sensible y si a eso se suman factores como la mala nutrición por alguna enfermedad o falta de dientes que permitan alimentarse bien; la deshidratación, el roce constante con telas, la humedad en la piel, la falta de movimiento y de irrigación sanguínea, es muy probable que aparezcan en distintas partes del cuerpo.
Por ello, los y las médicos recomiendan colocar una zalea de borrego en la cama donde la persona pasa varias horas sentado o acostado, en la silla de ruedas o en los lugares donde descansa sin notable movilidad.
La otra opción son los colchones terapéuticos que usan aire y están conectados a la energía eléctrica las 24 horas. De estos existen varias marcas y no todos tienen el mismo resultado. Sin embargo, su costo y mantenimiento, así como el ruido que producen hacen más factible el uso de zaleas.
A esto se deben agregar otros cuidados importantes como cambiar a la persona de posición cada 60 o 90 minutos, darles algunos masajes, estar pendientes de la aparición de lesiones, cuidar que no se presione demasiado alguna parte del cuerpo con algún objeto, secar bien su piel para que no guarde humedad, alimentarlos bien y tener constante asesoría médica.
La razón por la que aparecen las llagas tiene que ver con la falta de irrigación sanguínea por el poco de movimiento o la presión prolongada del cuerpo con algún objeto contundente, por lo que la piel empieza a morir, se abre y continúa en todo el músculo hasta llegar al hueso.
La forma como se pueden dar cuenta es revisando el cuerpo de quien está en riesgo. Si en la piel aparecen enrojecimientos o manchas negras, para saber que ya está en marcha una afectación a la dermis.
Cuando estas lesiones están presentes es necesario consultar a médicos, tener buena higiene, limpiar una o más veces al día con material inocuo y observar que la herida vaya cerrando en lugar de abrirse más. Cuando de la lesión emana un olor fétido, es señal de un problema mayor, es decir, una infección que puede llegar hasta el hueso, con las complicaciones y dolor que genera.
Sus beneficios
Miguel Gutiérrez refiere que el trabajo de la piel la hace hipoalergénica, no tiene olor y evita la aparición de bacterias. El pelo del borrego permite que el paciente esté seco, le da calor y lo mantiene fresco, en una superficie suave como si fuera un colchón de aire, donde el pelo le da cierto movimiento y evita que la sangre se estanque.
Esto, aclaró, no se logra con ningún otro tipo de piel, son propiedades exclusivas de la de borrego, que además tienen propiedades tranquilizantes, por lo que muchas familias las usan para acostar a sus bebés.
Proceso artesanal
Miguel Gutiérrez solo ocupa máquina para lavarla, pero todo lo demás lo hace a mano en su pequeño taller, ubicado en el Barrio de San Miguelito, en la avenida Independencia número 505, en el municipio de Santiago Tianguistenco.
“Somos la tercera generación dedicada a esto. Anteriormente mis abuelos y mi padre lo hacían, yo lo aprendí desde pequeño”.
El proceso inicial con la compra de la piel cruda del borrego en el municipio de Capulhuac, la lleva a su taller, donde trabajan otras cuatro personas. Lo primero es lavarla para quitarle la tierra, dejarla libre de bacterias, de sangre y todo lo que le deja el matancero.
Posteriormente se le hace un descarnado a mano, es decir, se le quita toda la carne que le queda en la parte del cuero, después se le da un baño de sal con ácido sulfúrico al 98.8 por ciento porque mata cualquier bacteria que haya quedado, llámese garrapata, tierra o alguna otra cosa.
“Lo más importante y lo que hacemos a mano es el curtido, esto es carbonato con formol al 36.7 por ciento de formol. Hacen una reacción en la piel y hay que estarla moviendo constantemente a mano para que el carbonato pase del cuero a la lana y cierra el poro de la piel para que la lana no sé chispe”.
Posteriormente, señaló, se le unta aceite mineral, de algún animal o vegetal. Se pueden ocupar dos tipos de aceite vegetal o animal, lleva uno que se llama de pescado crudo, se le unta por la parte del cuero y se pone al sol dependiendo de la temperatura, puede ser un día o mediodía.
Una vez que se seca el aceite se le hace una castra a la piel, para después pasar al raspado a mano.
“Se ocupa una sola máquina, una lavadora gigante donde le entran 30 piezas y aquí ya viene lavado o desengrasante que también lo produzco yo. Entonces una vez lavada la piel tiene un proceso de secado y se pone en la sombra, en un bastidor, se clava en las orillas para que pueda secarse.
Posteriormente la bajamos a fijar la por la parte de la piel para que ya tengamos la suavidad porque antes le pusimos un aceite, ya podemos lijar la piel y pulir el cuero para hacer el terminado que es el cepillado a mano con un cepillo de alambre”.
MMCF