Trabajo en equipo, respeto y unidad es lo que Andrés Leonel, al igual que otros 30 niños, han aprendido en el último año en la Asociación Cultural Jaguares Mx. De lunes a viernes entrena casi dos horas diarias para ponerse en forma y convertirse en un mejor jugador de fútbol. Cuando llega de la escuela come, hace su tarea y se alista para llegar a las 4:30 de a entrenar en el terreno que el papá de uno de sus compañeros adaptó como cancha.
“Me gusta mucho estar con mis compañeros y hacer los ejercicios de zigzag. Prefiero estar con mis compañeros, porque con el celular no aprendo nada y aquí aprendo a jugar y compartir”, refiere Andrés, quien juega como defensa y es vecino de la cabecera municipal de Xonacatlán.
Con el futbol, Kevin Said de 16 años y quién estudia la preparatoria, se motiva y se olvida de “malas distracciones” que a veces llevan a los jóvenes a vicios como el alcohol. Asegura que en el equipo sus compañeros se han convertido en una gran familia y cada vez que ganan o pierden la responsabilidad es de todos. “Llego de la escuela, me apuro con la tarea, y una vez en la cancha hago los ejercicios y apoyo con los niños pequeños”.
Fomentan valores
De acuerdo con el entrenador del equipo, Brandon Flores, la iniciativa surgió hace un año derivado de que la pandemia y el confinamiento dejó a muchos niños con sobrepeso y obesidad por la falta de actividades físicas, así como adicción a los celulares y tabletas.
“El proyecto inició con poca gente y ha ido creciendo porque amigos y compañeros cercanos se han animado a traer a sus niños. El encierro generó mucho estrés y ansiedad, que decidimos enfrentar”.
Al principio solo eran unos cuantos padres de familia los interesados en el proyecto, pero hoy cuentan con más apoyo para desempeñar su labor. La misión del equipo es social y cultural, además de promocionar valores como el respeto al rival, a sus compañeros y los árbitros, así como la tolerancia a la frustración cada vez que pierden un encuentro y fortaleza para seguir adelante. “Buscamos que los niños respeten a sus compañeros y vengan a divertirse, se liberen del estrés de la escuela, del encierro o de estar en la casa, queremos que proyecten sus habilidades en la cancha y sean mejores personas”.
Aunque no recibe un sueldo por enseñarle a los pequeños, Brandon asegura que lo hace para que aprendan y no se quedan en sus casas. “Quienes deseen integrarse son bienvenidos, no les pedimos cuota o inscripción, solo que traigan muchas ganas de aprender y activarse”.
Trabajo diario da resultados
En un año del proyecto van por su tercera temporada en la liga infantil que hay en el municipio y el torneo pasado tuvieron la oportunidad de salir campeones en la categoría Benjamín.
Hoy los menores de entre 6 y 17 años entrenan los martes y jueves en la comunidad de Mayorazgo, en el municipio de Otzolotepec, y los miércoles y viernes en la Colonia Emiliano Zapata, en Xonacatlán. Los sábados juegan un torneo en tres categorías: Benjamín (8 y 9 años), Alevín (10 y 11 años) y Juvenil (15 y 17 años), aunque también han conformado la Pony (6 y 7 años). “En Benjamín y Alevín es fútbol nueve y en la juvenil es siete”.
En todas las categorías destaca la participación de las niñas, quienes son igual de aguerridas y buenas con el balón, no hay discriminación por su talento y posición.
Padres de familia colaboran
Para Israel Baltazar Franco el fútbol viene de familia, y que su hijo juegue con Jaguares ha sido gratificante porque le han sembrado valores y los réplica fuera de la cancha. Si bien no pagan una cuota de recuperación por los entrenamientos, tal y como pasa con otros equipos, los padres aportan en especie cada vez que es necesario, pues lo importante es que los niños se vayan a divertir y exploten la habilidad o el talento que tienen.
“Apoyamos con el agua, a veces con el arbitraje, incluso con las zapatillas de los niños que no tengan la posibilidad de adquirir unas”.
Coincidieron en que la pandemia dejó mucho sedentarismo porque las actividades educativas se tornaron de manera virtual y en sus tiempos libres la mayoría de los niños se la pasó jugando en la tableta o el celular con sus compañeros por el confinamiento. “Que salieran a jugar de nuevo y practicaran un deporte fue muy emocionante”.
Sin duda la inseguridad que se vive en todos lados ha sido determinante para que los niños ya no jueguen en la calle como antes o incluso vayan a la casa de un familiar o amigos; sin embargo, con el equipo los padres se sienten a gusto porque tienen la oportunidad de asistir a los entrenamientos y a los partidos de la liga, así como convivir con otros papás.
MMCF