Entrar a las zonas serranas de Puebla es sinónimo de conectar con la naturaleza, encontrar paisajes inimaginables y descubrir destinos únicos, como es el caso de Atecomoni, un Área Destinada Voluntariamente a la Conservación (ADVC), donde la vegetación se fusiona con la niebla.
MULTIMEDIOS Puebla visitó la reserva natural y pudo constatar cómo, además de conservar el medio ambiente, se realizan otras actividades. Incluso, el predio puede ser rentado para llevar a cabo diferentes tipos de estudios.
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Lo anterior, tiene como objetivo concientizar a la población sobre su conservación a través de estudios que contribuyan a la conservación de este y otros espacios con características similares.
ADVC Atecomoni es un espacio único en el estado y uno de los pocos con sus características en el mundo, pues es un bosque mesófilo de montaña. Esto significa que las nubes se encuentran a la altura de la vegetación, lo que genera paisajes impresionantes.
Es importante destacar la flora y fauna del lugar, ya que cuenta con vegetación endémica, como diferentes helechos, bromelias, lianas, y orquídeas, que han permanecido en el lugar por más de tres mil millones de años.
En cuanto a la fauna, se pueden encontrar lechuzas, aves, venados, osos hormigueros y otras especies. Se estima que hay entre dos y tres mil especies diferentes, aunque a pesar que no se tiene un número exacto, ya que realizan estudios para determinarlo.
En esta zona se permite el turismo de bajo impacto; sin embargo, para mantener esta denominación de área protegida no puede haber contaminación de ningún tipo por lo que se cuida mucho la manera en que se desarrolla.
En este sentido, aunque hay senderos y espacios para practicar este deporte, se tiene mucho cuidado con los turistas o interesados en recorrer el lugar. Además, hay tres modalidades: principiante, intermedio y avanzado, este último con un recorrido de hasta tres horas.
Este espacio también tiene importancia histórica, ya que anteriormente era el camino que se debía tomar para viajar de Papantla, Veracruz a Puebla. Antes de la construcción de la línea ferroviaria que atraviesa la zona, este espacio se rescató y ahora es un laberinto donde pueden jugar los más pequeños. Todo esto se logró en casi un año.
La directora del lugar, Efigenia Toledo, comenzó con este proyecto, explicó que al inicio hubo muchos desafíos, como retirar de la zona a las personas que solo buscaban explotar los recursos naturales.
Según ella, el primer paso fue sacar del lugar a los talamontes, por lo que se requirió un apoyo importante de todos los órdenes de gobierno, ya que este espacio no está delimitado como parte de las regulaciones que debería tener.
También se encontraron trampas de personas que traficaban con aves, las cuales fueron expulsadas, además de aquellos que se oponían a convertir este bosque en una reserva natural.
Desde que se retomó este proyecto, todas las acciones fueron encaminadas a cuidar los recursos siendo amigable con el medio ambiente, por lo que se ha convertido en un espacio sustentable, es decir, no generan basura; y todo es reutilizable o reciclado.
Incluso la cabaña que ocupan los nuevos guardabosques fue construida con sobrantes de madera y botellas recicladas; asimismo, el mobiliario, como mesas y escritorios también fueron elaborados con estos materiales.
AAC