Hace muchos años, Santo Tomás Chautla era una de las juntas auxiliares de Puebla capital más verde por la abundancia de su bosque. Sin embargo, ahora se ha convertido en una de las zonas con más tiraderos clandestinos pese a su cercanía con el relleno sanitario de Chiltepeque.
MULTIMEDIOS Puebla realizó un recorrido sobre el camino que conduce al depósito de residuos del municipio de Puebla, localizado en el cerro de Tlalcoyunca, cuyas laderas se han convertido en puntos de descarga ilegales para material de construcción, llantas y basura en general.
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A ese panorama se suma que varios terrenos han sufrido la erosión de su suelo para convertirlos en zonas de aprovechamiento ganadero, mediante técnicas de quemado de residuos como llantas y electrodomésticos, así como basura en general que es proveniente de camiones rotulados con las siglas de la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC) y la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM).
Estas unidades ingresan a la zona vía Periférico Ecológico o calzada Emiliano Zapata y, a partir de ahí, buscan cualquier oportunidad para abandonar sus desechos aprovechando la escasa presencia de policías estatales y municipales de Puebla.
Nuestra casa editorial tomó evidencia de este comportamiento cuando un tractocamión color blanco y azul, con placas SN-74-902 del estado de Puebla, ingresó a la colonia Lomas de Santa Catarina para deshacerse de varias toneladas de cascajo, sumado a la gran cantidad de humo negro que emitía desde el escape.
Dicha unidad llegó hasta la avenida Libertad y, sin importar que alrededor haya varias unidades habitacionales, descargó los residuos de ladrillo, block y demás terracería que transportaba en su interior, lo cual es una práctica habitual en el sitio dado que contaba con varias dunas de escombro abandonado con anterioridad.
Si bien la mayoría de los materiales quedaron asentados en la superficie, la descarga también provocó que se levantara una nube de escombro y polvo que se erigió hacia las viviendas más cercanas, siendo un factor de enfermedades respiratorias para adultos mayores, niños y mujeres embarazadas.
Pero en el camino el panorama no mejoró, ya que también hubo registro de varios montículos de basura que son depositados en terrenos ofrecidos al público. Sin embargo, ante la ausencia de una venta, sirven como tiraderos clandestinos con la gracia de los dueños, aun cuando la vegetación presente tiene el riesgo de perderse.
Impera impunidad
No es la primera vez que MULTIMEDIOS Puebla da cuenta de un tiradero clandestino en la capital y la zona metropolitana; sin embargo, si algo hemos notado en la elaboración de este y otros reportajes similares es que la aplicación de la normatividad correspondiente es letra muerta.
Y es que cada orden de gobierno tiene distintas sanciones y se rige bajo distintas leyes o normas para basar sus sanciones en contra de los infractores, lo que hace más complejo que la ciudadanía sepa a dónde dirigirse para denunciar.
En el caso del Ayuntamiento de Puebla, los artículos 1783 y 1786 del Código Reglamentario Municipal (Coremun) exponen que se aplicará una multa de mil 85 a 10 mil 857 pesos a quienes sean sorprendidos o se les detecte depositando residuos sólidos urbanos en lugares distintos a los sitios de disposición final autorizados por el Organismo Operador del Sistema Limpia (OOSL).
Además, se reconoce que el único órgano con atribuciones para recibir denuncias es la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), que se basa en el Código Penal Federal para sancionar a quien corresponda.
En los artículos 414 y 416 de este documento se contemplan penas de uno a nueve años de prisión por alterar el ecosistema mediante prácticas ilegales como los tiraderos clandestinos en la zona del relleno sanitario de Chiltepeque, pero no hay registros de personas detenidas por este comportamiento.
AAC