La plaza municipal de Huejutla siempre luce impecable. Desde las 4:30 de la mañana Marcelina barre "de hasta allá, hasta acá", dice, refiriéndose a las escalinatas del extremo sur de la presidencia municipal, hasta a las afueras de ésta.
La tarea se hace más pesada sobre todo en día de fiesta, "y ahora que está el Xantolo dejan bien sucio y me tardo más en limpiar. Hay mucho desechable y cigarros tirados por donde quiera", expresa Marcelina Escobar Torres, sin dejar de barrer.
Marcelina, quien lleva 18 años de trabajar como barrendera de las principales calles del centro, así como de la plaza central de Huejutla, agradece su labor diaria, a pesar de que debe levantarse todos los días a las 4 de la mañana y soportar algunos dolores en sus rodillas, debido a la poliomielitis que le afectó desde los 5 años de edad.
"Se me ha hecho más pesado porque ahora tengo que ayudar a mi esposo. Somos discapacitados, pero seguimos trabajando para comer. Mis hijos nos ayudan un poco pero ya no somos su responsabilidad".
"Mire mi esposo, camina despacio pero ahí me ayuda el pobrecito. Hace 24 años, cuando estaba embarazada, el tuvo un problema, le dio derrame cerebral y ya no pudo caminar. Lo llevé a Tamaulipas a una recuperación y gracias a Dios ahí está barriendo, me ayuda para que acabemos rápido", expresa.
Todos los días Marcelina se despierta a las 4 de la mañana, ayuda a su esposo a levantarse y a paso lento caminan de la colonia 5 de mayo hasta la presidencia municipal. "Nos hacemos media hora, despacito, porque nos duelen las piernas", expresa.
Durante su jornada, Marcelina no deja de apreciar lo bello que es el altar que han puesto en la explanada "está bien bonito y colorido. Ayer dieron tamales y atole a toda la gente, me divertí mucho, aunque ahorita que ya estoy trabajando me tardo más en limpiar, no importa, es para nuestros difuntos", explica, sin antes mencionar que debe de apurarse porque "mañana me toca a mí la ofrenda en mi casa".
"Ayer le tocó a mi hermana la ofrenda de los niños, a ella se le perdieron dos niños, pero ayer se les dio la bienvenida con tamalitos dulces y sus juguetitos. Sabemos que les gustaron, porque nos la pasamos muy bien". "Mañana me toca la ofrenda grande y nos hemos preparado todo el año, porque quiero también una banda musical, a ver si me alcanza con 2 mil pesos", expresa.
Ella sigue barriendo, algunos habitantes, que ayer estuvieron en el primer día de festejo Xantolo, que concluyó a las 23 horas, disfrutaron de la noche y madrugada, "porque no tuvimos dónde quedarnos. Así que seguimos la fiesta", expresa Faustino Rodríguez, mientras sigue tomando fotos a las simulaciones de esculturas de barro, tradicionales de la zona, de más de 2 metros, que fueron colocadas de forma estratégica entre pasillos adornados con palma y flores de cempasúchil. Todo enmarcado con el reloj de plaza iluminado en morado.
"Mi municipio es bello, a mi me encanta y más por todas estas tradiciones. Ya tengo todo organizado. Voy a matar pollos y guajolotes porque se viene toda mi familia. Quisiera tener un patio grandísimo para que entraran más personas, pero es pequeña mi casita. Yo voy a hacer sola los guisados porque así me acostumbré, soy como mi mamá, que en paz descanse", dice mientras se persigna.
"Si se puede también contrato a la banda o un trío. Juntamos todo el año poco a poco para celebrar Xantolo. Pobrecito de mi esposo, mire lo que va ganando lo vamos juntando. Él no puede caminar bien pero me ayuda en lo que puede", dice.
Marcelina repite intenta sacar las colillas de cigarros que se han atorado entre el adoquín, su esposo, con mirada baja, hace lo propio. Ambos se miran un momento y esperan apurarse para terminar antes de las 11 de la mañana, "porque tengo que preparar el mole y el arroz. Tenemos que tener todo listo porque mañana llegan mis papás y todos nuestros difuntos y hay que darles una bienvenida como se merecen".