Batalla contra el olvido, la historia de una desaparición

Isabel López, un campesino de Tlaxcoapan acudió a la Central de abasto de la CDMX para vender cilantro, luego desapareció misteriosamente; hoy día sus familiares lo buscan en medio de obstáculos burocráticos, pues no quieren que quede en el olvido

J. Isabel López Reyes, es buscado por sus familiares desde 2019.
Francisco Villeda
Tlaxcoapan /

Desde el 9 de noviembre de 2020, J. Isabel López Reyes, un poblador de Tlaxcoapan, es buscado por sus familiares luego de que presuntamente desapareciera en su trayecto de la Central de Abasto, ubicada en la alcaldía de Iztapalapa, en la Ciudad de México a su domicilio en el estado de Hidalgo.

Dos meses han transcurrido en medio de una agonía para su familia que sigue sin tener hasta ahora ningún indicio sobre el paradero del hombre, quien como la hacía usualmente varias veces a la semana desde hace 30 años, salió a la Central, para ofrecer sus productos y con ese dinero sostener económicamente a su familia, ahora en medio de esta pandemia de covid-19; sin embargo, hace dos meses desapareció, sin dejar rastro alguno.

Ni un solo instante su familia ha dejado de buscarlo. Hasta la fecha hay dos carpetas de investigación iniciadas por la desaparición de López Reyes: una en la ciudad de México y otra en Hidalgo, pero todo ha sido un calvario.

Los hechos

Sus parientes relatan que J. Isabel o “Chabelo”, como comúnmente le dicen, de oficio campesino, acudió el pasado 8 de noviembre a la Central, para vender 400 manojos de cilantro, los cuales él produjo; estuvo aproximadamente hasta la madrugada del 9 de noviembre en el complejo, de acuerdo a la información que les han proporcionado los comerciantes, luego de preguntar en el sitio.

Por lo que pudieron conocer de esas entrevistas informales con comerciantes, Isabel vendió su producto, aunque desconocen la cantidad de dinero con la que volvía a Hidalgo aquella madrugada, pues el monto que obtiene por la venta de su producto es variable.

Desde hace 30 años hacía ese recorrido, sin que hasta ahora se hubiera presentado algún incidente; ese día llevaba un teléfono básico, apenas servía para enviar mensajes y hacer llamadas.

Indican que según la información que han recabado, después de sus actividades en la Central presuntamente tomó camino de regreso hacia su domicilio en Hidalgo, a bordo de la camioneta marca Ford, submarca F250, color azul marino, con matrícula de circulación NEM-10-41, del estado de México, con la cual hizo el trayecto de ida, ese mismo que hacía acompañado de su hijo, pero quien ese día por azares del destino no pudo viajar con él.

Desde ese día se desconoce su paradero, o al menos no hay nada de información oficial que pueda ser de utilidad para ubicarlo o hacer más fácil el proceso, que ahora por pandemia se complica todavía más.

El teléfono que llevaba en ese momento envía directo a buzón; ya pidieron a la empresa de telefonía que les proporcione la información sobre las últimas llamadas o mensajes que realizó o envió, pero no han tenido ninguna respuesta.

Agobiados por el pesar de este extravío, los familiares dicen que a pesar de las súplicas que han hecho a las autoridades, no tienen mayores datos sobre López Reyes y su unidad. No hay avances ni en la ciudad de México, ni en Hidalgo, en donde se iniciaron las respectivas carpetas por su desaparición.

Con añoranza refieren que al momento de su desaparición, López Reyes vestía una playera color guinda, un suéter color gris y negro, un pantalón de mezclilla, botas color guinda y una gorra color gris; ese es hasta ahora la última imagen mental que tienen de él, la cual se suma a la que han circulado en las fichas de búsqueda a través de redes sociales y todos los medios posibles.

Pesquisas paralelas

Sus familiares no pierden la fe en hallarlo con vida, oran, rezan con todas sus fuerzas para verlo nuevamente, y ello los ha llevado a trabajar de manera paralela en indagatorias para encontrarlo.

Por la investigación que han realizado por su cuenta, dicen los familiares, conocieron el dato de que la unidad fue visualizada por una cámara, en las inmediaciones del Eje 5, en la capital del país, mientras iba interactuando, “picudeando”, con una patrulla.

No obstante, en el video que les mostraron no se aprecia quien conducía la camioneta ni el número de patrulla con la que, dicen sus familiares, se iba “picudeando”. No les permitieron ni tomar captura de pantalla del video ni obtener una copia o alguna prueba de ese encuentro con aquella unidad policial de la cual desconocen todo dato.

Dicha visualización en la cámara presuntamente fue registrada minutos después de las 4 de la mañana, pero desde ese punto no tienen nada de información sobre el paradero de la unidad o su familiar, quien cumple ya dos meses desaparecido.

Pidieron las imágenes de más cámaras de videovigilancia de la zona, pero les indicaron que no servían o ya había pasado mucho tiempo como para recuperar los archivos, pues se habían borrado ya por cuestiones de almacenamiento.

El peregrinar ha sido largo, un calvario, pues se han topado con todo tipo de trabas por la pandemia, por vacaciones, por guardias a causa del semáforo rojo, etcétera; han recorrido ya incansablemente distintos puntos en donde pudiera encontrarse Isabel López, entre ellos hospitales, Servicios médicos forenses (Semefos), delegaciones de policía, casas de monjas, delegaciones de Cruz Roja, deshuesaderos, basureros, pero sin tener éxito en su búsqueda hasta este momento.

En su andar han acudido continuamente a distintos puntos de Querétaro, Estado de México, Puebla y la ciudad de México, con el anhelo de hallar una pista, por mínima que sea, que les permita conocer su paradero.

La Fiscalía de investigación y persecución de los delitos en materia de desaparición forzada de personas y la desaparición cometida por particulares, y búsqueda de personas desaparecidas (Fieidefp), de la FGJCDMX, inició el expediente AYO/3702/2020, por los hechos.

Mientras que la Procuraduría General de Justicia del Estado de Hidalgo (PGJEH) inició un reporte por la desaparición, bajo el folio FDBHGO/161/2020, por lo que oficialmente en Hidalgo también es reconocida como persona no localizada.

López Reyes, nacido el 8 de julio de 1976, tiene el cabello corto, lacio y color negro, con ojos color café claro, pesa 82 kilogramos y mide un metro con 80 centímetros; los familiares solicitaron apoyo de la población para la localización del campesino, y por ello pidieron que las personas que cuenten con información sobre su paradero lo reporten a los teléfonos 53-45-50-80 y 53-45-50-82, de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJCDMX); al Procuratel 800-912-1314, de la PGJEH; al 800-509-09-27 o 800-216-03-61, de la Comisión de búsqueda de personas del Estado de México (Cobupem); o a los números telefónicos 5610109252 y 7711278592, de la Fundación Sonrisas Pérdidas.

Mientras tanto ellos continúan su andar, implorando por el apoyo gubernamental para que les permitan ver las imágenes del sistema de videovigilancia; aunque también piden el apoyo ciudadano para localizar a un hombre que, dicen, no tenía enemigos, pues se conducía con honestidad en todo momento.

Ayuda presidencial

El 8 de diciembre, exactamente un mes después de que vieron por última vez a Isabel López acudieron a las instalaciones de Palacio Nacional, en la ciudad de México, para solicitar el apoyo del gobierno de México, encabezado por Andrés Manuel López Obrador, a fin de agilizar las pesquisas.

Personal de la ayudantía del gobierno de México los atendió, y luego de una plática se comprometieron a conseguirles una entrevista con el fiscal que llevaba el caso; un día después, en las inmediaciones de la FGJCDMX se reunieron con el funcionario a cargo de la indagatoria.

El fiscal escuchó los detalles brindados por la familia y después les proporcionó números telefónicos para que se comunicaran para estar al tanto de los avances del caso; sin embargo, dicen los familiares, ahora no les contestan en los números de teléfono que les proporcionaron, por lo que se tienen que trasladar hasta las instalaciones de la FGJCDMX para conocer los avances, aunque siempre se encuentran con la misma respuesta: no hay ningún avance.

Los familiares imploran a las autoridades que les brinden apoyo para localizar al campesino, quien, insisten, no tenía problemas con ninguna persona ni andaba en malos pasos.

Un campesino tranquilo

Sus familiares describen a Isabel López, de 44 años de edad, como un hombre tranquilo, de hogar, trabajador y honesto que sólo se dedicaba al campo como sus padres, y que precisamente les había inculcado ese oficio a sus hijos, pues estaba orgulloso de él.

Isabel, dicen sus parientes, era un hombre que no le gustaba la ilegalidad, era sumamente honesto, con un gran entusiasmo por el trabajo y dedicación a sus actividades; no le debía dinero a nadie, no estaba peleado con nadie.

Dedicado enteramente a la agricultura, el hombre originario de la comunidad Teltipán, Tlaxcoapan, vendía desde hace 30 años varios productos en la Central de Abasto. Su pasión era ser jornalero, una actividad que le había permitido, con apoyo de su esposa, sacar adelante a sus cuatro hijos.

Hoy su familia está haciendo un largo peregrinar para reencontrarse con su respectivo padre y esposo, no pierden la fe y advierten que no se darán por vencidos hasta hallarlo; están conscientes de que será una dura labor, pero están dispuestos a dar su mayor esfuerzo, como el que su ser querido dio para sacarlos adelante en la vida.

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