Da "brillo" a su vida boleando zapatos

HISTORIA

Todos los días, en Plaza Constitución, Araceli deja reluciente el calzado de sus clientes; desea darle lo mejor a sus hijos

Araceli Arriaga Ríos heredó de su familia el carrito, con él ha logrado sacar adelante a su familia monoparental. (Elizbeth Hernández)
Elizabeth Hernández
Pachuca /

Araceli Arriaga Ríos sonríe y conversa de todo, sobre partidos políticos, promesas de campaña y hasta de la situación económica que se vive actualmente en el país a causa del covid-19, mientras le da la última pulida a los zapatos negros del cliente que la escucha y lee el periódico al mismo tiempo.

Con una sonrisa se despide del señor que acaba de pagarle, mientras acomoda su gorra y se come un taco para "aguantar" la labor de bolear zapatos, un oficio que aprendió desde los ocho años y que ahora, a sus 34, es con lo que mantiene a sus hijos.


"Trabajo boleando zapatos, desde hace siete años, porque soy madre soltera y hay que sacar adelante a mis dos hijos, pero empecé boleando con mi cajoncito en Plaza Juárez y en el Parque Hidalgo, hasta que llegué a Plaza Constitución.

"Me enseñó mi tío Julio, que en paz descanse, me enseñó el oficio, por él hice un buen camino y me heredó su carrito", platica, mientras enjuga algunas lágrimas y continúa hablando sobre su vida.

Señala que por la situación económica los clientes han disminuido y ella acaba de salir de una complicación pulmonar debido a que, durante 15 años, realizó buñuelos que cocinaba con carbón.

"Me las he visto negras, sobre todo ahorita que me enfermé de un pulmón y pues me preocupé por mis dos hijos, porque uno piensa muchas cosas.

"Es difícil ser madre soltera y sacar a los niños adelante, además de que no he contado con la suerte de que me toquen apoyos de gobierno, como despensas que ayudaría mucho para solventar algo y también pedí apoyo para un terrenito, pero no se pudo", expone Araceli.

Para pagar la renta y sacar adelante los gastos diarios trabaja en una oficina realizando la limpieza, "agradezco tener trabajo con una licenciada que me echa la mano, así que tengo los dos trabajos", dice.

Sobre todo –agrega– en una situación de emergencia sanitaria misma que la hizo preocuparse después de que comenzó a dolerle su pulmón, "pero fue consecuencia de haber inhalado humo de leña que ocupaba para hacer buñuelos, los hice por 15 años.

"Yo sí les digo a mis clientes que se cuiden, porque el covid-19 sí existe, porque mientras no nos cuidemos y estemos de necios no vamos a lograrlo", dice.

Y así, mientras termina su taco de arroz, mira el ir y venir de las personas y sabe que esta haciendo lo mejor para sus hijos "y ahora sí que les digo que también le tienen que echar ganas para que salgan adelante porque la vida no es fácil, nada fácil", concluye, mientras se coloca el cubrebocas y recibe a su próximo cliente.

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