¿Qué tanto influyó Francia para cambiar el nombre al bolillo? Quizás para los consumidores, nada, cuando este rico pan se transforma en una torta de jamón, con las que tantas veces soñó "El Chavo".
Convertido en molletes o simplemente con mantequilla para acompañar el café, es una delicia al paladar. Pero al transformarse en una suculenta torta de la barda o de cecina su sabrosura toma otra dimensión.
¿Se te hizo agua la boca?, entonces eres de aquellas familias que acuden por uno o más de estos panes que no pueden faltar en el hogar, y que son llenadores, económicos y fáciles de preparar.
De forma ovalada y de unos 15 centímetros de largo, es de los manjares preferidos en cada hogar mexicano. Bolillo, birote, pan francés y pan blanco, son los nombres con que se le conoce.
Su historia en Tampico
El cronista Josué Picazo Baños dijo a MILENIO Tamaulipas que la primera época dorada del puerto de Tampico se vio interrumpida a partir de 1854. La guerra de Reforma, la intervención francesa y la construcción del ferrocarril de México a Veracruz, que desvió a ese puerto el tráfico de buques, fueron los tres factores que se combinaron.
Las acciones militares que tuvieron a Tampico como escenario, trajeron como consecuencia que el puerto quedara eliminado del comercio internacional, pues no representaba ninguna seguridad para los buques mercantes. Entonces el comercio se paralizó y durante esos años los tampiqueños sufrieron privaciones y miseria, de acuerdo a la narración expresada por la cronista María del Pilar Sánchez.
Tampico estuvo ocupado por los franceses del 23 de noviembre de 1862 al 8 de agosto de 1866. En esos años las escuadras extranjeras bloquearon casi por completo el puerto, y se expone que es en ese tiempo cuando se adoptaron las costumbres de los europeos, desde el modo de vestir, su arquitectura y alimentación.
“Ella dice que cuando empezó la guerra civil en Estados Unidos, en Tampico alrededor de 1861 empezó a darse un aumento en la población y que parte de esta gente que llegó a la ciudad eran familias de origen francés que procedían del sur de Estados Unidos, huyendo de su Guerra Civil, algunos se establecieron en el puerto donde fundaron varios negocios”, dijo el entrevistado.
Mencionó que precisamente entre el año 1862 a 1866, los cambios e imitaciones de los inmigrantes comenzaron a darse por la población tampiqueña, y fue en estas fechas cuando al bolillo empezaron a llamarlo “pan francés”.
“Dicha influencia se hizo notar en la forma de vestir, en la arquitectura, la alimentación y en los nombres de algunos productos, por ejemplo, al bolillo se le empezó a llamar desde entonces pan francés”, refiere la cronista María del Pilar Sánchez, en la "Cartografía Histórica de Tamaulipas".
Expresa en este texto que durante la intervención francesa los ciudadanos porteños sufrieron de privaciones y miseria, lo que coincide con un artículo sobre el tema, legado por el finado cronista Marco Flores.
SIGLO XIX"Pan francés"
En 1859 Tampico tenía 5,412 habitantes, y alrededor de 1861 vio aumentar su población con una nueva corriente migratoria, con motivo de la guerra civil de Estados Unidos de Norteamérica, cuando un gran número de familias de origen francés que procedían de los estados sureños y que venían huyendo del avance de los yanquis, optaron por establecerse en este puerto, donde la mayoría fundó prósperos negocios. Los inmigrantes influenciaron las costumbres de los tampiqueños y esta situación se hizo más evidente durante los cuatro años de ocupación francesa que padeció la ciudad a partir de 1862. En Ciudad Valles le llaman “bolillo”, en el norte de Veracruz “pan francés”, mientras que en otras partes del país, como en Guadalajara se le conoce como “birote”. El pan francés fue elaborado por primera vez en Viena, Austria, a mediados del siglo XIX.
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Este último, expuso que en Tampico solo se consumían tortillas antes de 1886, pero en este periodo sobrevino una hambruna en la que escaseó el maíz, por lo que se mandaron a hacer en grandes cantidades pequeños baguettes para repartir entre la población, (dicho así por su parecido).
“Lo cierto es que ya estaban los franceses y que su intervención marcó un antes y un después, tiempo en el que los tampiqueños pasaron por privaciones y miseria; a lo mejor no podemos hablar de que hubo algo en específico en 1866, pero sí en todo ese periodo no la pasaron bien”, dijo el actual cronista.
Picazo Baños, menciona que la novela “El tesoro de la Sierra Madre”, de B. Traven, publicada en 1927, uno de los personajes hace referencia al pan francés.
Lo cierto es que el “pan francés o bolillo”, es uno de los alimentos mexicanos que no puede faltar en el hogar o en el comercio dedicado a la venta de comidas, su precio es accesible en toda panadería o supermercados, actualmente de tres pesos con cincuenta centavos.
Con este pan se puede hacer pudín, un postre que nace de la cocina inglesa y estadunidense, del que se requieren las migas de pan.
Asimismo, la capirotada que es un postre típico de los estados de Colima, Chihuahua, Coahuila, Durango, Nayarit, Sinaloa, Sonora, Zacatecas, Tamaulipas, Baja California, Baja California Sur, Jalisco, Michoacán, San Luis Potosí, Guanajuato y Nuevo León, así como en Nuevo México, Estados Unidos.
Consiste en pan tostado o añejado hasta que se deshidrata, es cortado en rodajas que son puestas a cocer junto con trozos de plátano, pasas, nueces, guayaba y cacahuates, cubierto con jarabe de piloncillo y queso de mesa rallado.
Este platillo se consume principalmente durante la época de Cuaresma, es un postre que ha pasado de generación en generación, y que ha sido adoptado por diversos países.
SJHN