Buches de totoaba son convertidos en harina de pescado para mascotas

La empresa Earth Ocean Farms decidió destruir los buches para no tener ninguna influencia en el mercado negro.

Buches de totoaba. (Especial)
Ciudad de México /

Destruir las vejigas natatorias de la Totoaba (Totoaba macdonaldi), junto con las otras vísceras del pez, y convertirlas en harina de pescado para mascotas o fertilizante es la estrategia de la empresa Earth Ocean Farms (EOF) para evitar que los buches de los ejemplares que ellos crían en cautiverio caigan en el mercado negro.

“Es un asunto delicado en donde la empresa decidió destruir los buches para no tener ninguna influencia en el mercado negro y no contribuir a a ese problema tan grave que se está dando en el Alto Golfo”, dijo Pablo Konietzko, CEO de Earth Ocean Farms, una empresa acuícola que desde 2012 cría totoabas en jaulas sumergibles en la Bahía de La Paz en Baja California Sur.
“El protocolo básicamente es una destrucción completa de la vejiga, el subproducto se mezcla con las demás vísceras de la misma totoaba: los corazones, los estómagos, todo, se destruye, se cocina, se muele y se produce harina de pescado. Nosotros también producimos huachinango y pargo rojo y también sus vísceras son convertidas a un producto finalmente sustentable”, explicó en entrevista con MILENIO.

En marzo pasado, EOF obtuvo la autorización de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) para comercializar únicamente la carne de esa especie endémica del Alto Golfo de California, y sujeta a protección en el Apéndice 1 de CITES, excluyendo las vejigas natatorias, llamadas comúnmente “buches”.

Fue una decisión polémica debido a las preocupaciones de organizaciones ambientalistas de que un comercio legal de totoabas de acuacultura sea la “tapadera” de un comercio ilegal de totoabas de origen silvestre. La pesca furtiva en el Alto Golfo de California mantiene al borde de la extinción a la vaquita marina –con al menos ocho ejemplares–, ya que muere atrapada en las redes para capturar totoabas, cuyos buches son traficados debido a su alto valor en el mercado negro; se estima que un kilo de las vegijas alcanza los 85 mil dólares en China.

Se estima que un kilo de las vegijas alcanza los 85 mil dólares en China. (EFE)

Así que Pablo Konietzko lamentó que tras casi cinco años de riguroso seguimiento técnico y ambiental, CITES no autorizó el comercio de buches procedentes de totoabas criadas en cautiverio, lo que considera, reduciría la pesca furtiva y bajaría la presión sobre las últimas vaquitas marinas.

“Fue uno de los puntos neurálgicos que durante cinco años estuvimos debatiendo con las autoridades CITES, tratando de demostrar que el tema de la oferta y la demanda, ofertando un producto legal, trazable, podría incidir en esa en esa demanda ilegal, como lo fue el alcohol, en la época del whisky o algunas drogas, en donde ya se ha legalizado la marihuana. Hay ejemplos muy muy puntuales en donde una oferta legal puede llegar a evitar o a tratar de solucionar el problema de la demanda ilegal”, subrayó.
“No pudimos convencer, pero lo que sí tenemos claro es que nuestra producción de carne de cultivo de totoaba es legal, es trazable y eso es lo que vamos a exportar y a vender al mercado nacional. Nosotros no estamos fomentando el comercio legal del buche, porque no vendemos buche, era un debate sin salida y optamos por abstenernos de comercializar cualquier tipo de presentación de buche”, apuntó.
Buches de totoaba. (EFE)

Del 14 al 25 de noviembre, se celebrará en Panamá la decimonovena reunión de la Conferencia de las Partes (COP 19) de la CITES, donde se evaluará la gestión de México en materia de conservación y uno de los puntos más relevantes a tratar será el compromiso de destrucción del “buche” de totoaba acordado en Lyon, en marzo cuando, se concedió a EOF, el registro para comercializar carne de totoaba de cultivo.

La Semarnat, a través de la Dirección General de Vida Silvestre, recientemente aprobó el protocolo de destrucción de los buches, mismo que, a manera de cumplimiento, se compartirá en CITES, como evidencia relativa al proceso.

“Nos presentamos como parte de la solución, a la protección de la especie (totoaba) para que no se extinga, mediante la producción en cautiverio en UMA, y también muy importante diferenciar nuestra actividad sobre la pesca. La acuacultura es muy diferente de la pesca, y la problemática que ahora está es por la pesca ilegal, lo que hacemos no es extractivo, es sustentable, producimos todo lo que usamos y estamos muy lejos del área geográfica del Alto Golfo dónde está la problemática de la de la vaquita marina y la pesca ilegal de la totoaba”.

Earth Ocean Farms mantiene la comercialización de carne de totoaba a nivel nacional, cuenta con una capacidad de producción hasta de 2 mil toneladas; comenzó en 2012 con cinco toneladas y a la fecha producen 500 toneladas al año. También cuentan con un programa de repoblamiento, por el que liberan juveniles a su medio natural; de 2015 a la fecha suman 175 mil pececitos liberados.

“La totoaba no se va a extinguir, el hecho de que no solo nosotros, sino otros centros ya la reproduzcan y la liberemos en el mar, habla garantía de que esta especie no se va a extinguir, hay un buen banco genético entre los tres centros reproductores que hay en México para garantizar la diversidad genética entre los especímenes que liberamos”.
EOF tuvo autorización comercializar la carne de esa especie endémica del Alto Golfo de California. (Ariel Ojeda)

Asimismo, Pablo Konietzko resaltó que están listos para comenzar a importar a los países o regiones con escasez de producto sustentable del mar.

“En países europeos, en Norteamérica o en Centroamérica hay una gran demanda de productos sustentables, entonces el mercado está muy abierto. Así que estamos confiados de que este es un gran producto de México para el mundo, así como lo es el tequila y el mezcal, que es conocido en todos los rincones del planeta, queremos que la totoaba sea igualmente conocida”, apuntó.


EHR

  • Fanny Miranda
  • Reportera de MILENIO, fan de la naturaleza y cazadora de atardeceres. Por sus trabajos sobre medio ambiente, ha ganado el Premio Aleman de Periodismo Walter Reuter 2022 (2do lugar) y Premio Nacional de Periodismo de Ciencia, Tecnología e Innovación en 2016, entre otros.

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