El domingo 4 de abril inicia el horario de verano, por lo que se recomienda que durante la noche del sábado 3 de abril los relojes se adelanten una hora.
Los efectos de este cambio de horario no sólo se limitan al ahorro de energía eléctrica, también pueden presentarse algunas condiciones en el ámbito de la salud, aunque en su mayoría no se alargan más de seis días.
Entre los principales efectos que puede provocar el cambio de horario se encuentran algunas alteraciones al sistema nervioso central, que pueden provocar somnolencia, irritabilidad, dificultades en la atención, falta de concentración y en la memoria.
Otros síntomas que suelen presentarse, durante la primera semana en la que ocurre este cambio de horario, son la fatiga, una baja en el rendimiento, menor productividad, malestar general, cambios en el estado de ánimo, trastornos digestivos, aumento de secreción del jugo gástrico y aumento nocturno del apetito.
Cómo reducir los síntomas
Para reducir estos síntomas las recomendaciones del sector salud consisten en desarrollar una rutina, en la que se fijen los horarios, tanto en el caso de los alimentos como aquellos para dormir.
Se sugiere mantenerse hidratado, privilegiando el consumo de agua, evitando las bebidas azucaradas y la cafeína, sobre todo durante las noches, ya que pueden impactar en la calidad del sueño.
Otro factor que se debe considerar es el alistar una rutina previa a la hora de dormir, en la que se disminuya el uso de dispositivos móviles, ya que la luz que irradian hacen más complicado que inicie el proceso del sueño.
La actividad física es otra de las recomendaciones del sector salud, toda vez que una caminata o alguna otra actividad física permitirán un mejor descanso.
Del mismo modo se recomienda incluir un mayor número de verduras, frutas y hortalizas en la dieta diaria, ya que se absorben los nutrientes de mejor forma.
Un poco de historia
El objetivo principal de implementar el “Horario de Verano” es el ahorro de energía eléctrica, sustituyéndola con la luz del sol, en los días en los que ésta tiene una mayor duración, por ello, los relojes se adelantan una hora, con el propósito de optimizar la luz natural.
En el hemisferio norte de la Tierra ese periodo dura siete meses, de abril a octubre, e incluye la primavera, el verano y un mes del otoño. Dentro de esos 200 días, el de máxima insolación es el 21 de junio (el solsticio de verano).
En el artículo académico “El cambio de horario y la salud”, a cargo de Rolando Collado Ardón y otros autores, se señala que el “Horario de Verano” se implementó por primera vez durante la Primera Guerra Mundial, y con el mismo fin de economizar energéticos, actualmente, la medida se aplica en más de 73 países.
En México ha habido una aplicación relativamente irregular, desde 1942 en que lo estableció un Decreto Presidencial, hasta el año 2000 en que se aplicó en el territorio nacional.
KVS