En febrero, el Sistema de Monitoreo Atmosférico de la Ciudad de México registró cinco días de alta concentraciones de ozono (O3), cercanas al límite de 155 partes por billón (ppb), nivel con el cual se activa la contingencia ambiental.
En conferencia virtual, Víctor Hugo Páramo, coordinador ejecutivo de la Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAMe), informó que en el mismo periodo también se registró un evento extraordinario de concentraciones de dióxido de azufre (SO2) que superó las 200 ppb.
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“En días recientes ya tuvimos varios días que nos acercaron a eventos de contingencia ambiental. Estuvimos en dos casos, a tres unidades de concentración para alcanzar los niveles de contingencia. Las altas temperaturas nos conducen a estos episodios de alta contaminación”, dijo.
De acuerdo con los registros, la última semana de febrero sufrió las concentraciones más altas de ozono, debido a que el domingo 21 se registraron 149 ppb, en la estación de monitoreo Santa Fe; mientras que el jueves 25, el reporte fue de 143 ppb en la misma estación.
Los siguientes tres días fueron de altas concentraciones, para el viernes 26, se registraron 152 ppb en la estación UAM Iztapalapa; el sábado se reportaron 152 ppb en la estación Santa Fe y el domingo 28, fueron 141 ppb en Cuautitlán.
Las autoridades prevén esta temporada, 12 eventos de contingencia en promedio, que podrían llegar hasta los 23 eventos, si no se logra reducir las emisiones contaminantes.
El doctor Páramo destacó que a medida que tenemos temperaturas más elevadas, también se registran aumentos en su concentración, esto debido al déficit de lluvias y situación de sequías que posibilitan el incremento de incendios, así como el aumento de la movilidad por los cambios de semáforo de riesgo epidemiológico.
Mencionó que sigue vigente el amparo que a mediados de 2019, un juez otorgó a Greenpeace para suspender la aplicación del programa de contingencias, esto porque la organización pide ajustar el criterio de límites máximos para declararlas, pues considera que se activan con límites que son permisivos, por lo que los institutos de Ecología y Cambio Climático y de Salud Pública ya están evaluando la propuesta de la organización ambientalista.
“La situación del amparo de Greenpeace sigue en pie, pero cuando llegamos a más de 155 partes por millón o 155 por ozono aplicamos esos paquetes de medidas.
“Se está trabajando en un estudio del INECC y el Instituto Nacional de Salud Pública para estudiar la propuesta o el reclamo que hace Greenpeace, a qué niveles debemos decretar las contingencias y qué medidas aplicar, estos se pueden desencadenar desde que se tengan los valores de la norma e irlos escalando en intensidad a medida que las condiciones de contaminación se pudieran ir incrementando”, indicó.
Precisó que el juez instruyó no aplicar el programa en sí, pero que se apliquen medidas para atender las altas concentraciones de contaminantes.
Recordó que el Programa de Contingencias Atmosféricas Ambientales está construido sobre el inventario de emisiones y sobre ese se detectan las fuentes emisoras de contaminantes, lo que no cambia.
“Si llegamos a estos valores, en los cuales se decretan condiciones de contingencia, echamos a andar una serie de medidas”, indicó.
Por otro lado, dijo que las emisiones de la planta termoeléctrica de Tula influyen en la calidad del aire del Valle de México, y detectaron un evento extraordinario de concentraciones de más de 200 partes por billón de dióxido de azufre (SO2) en una hora, que ocurrió el pasado 20 de febrero en estaciones Merced y Nezahualcóyotl.
Añadió que se emitió un oficio a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) solicitando reducir las emisiones de SO2 durante los episodios de contingencia ambiental en la megalópolis, pero aún no ha contestado.
FLC