Carlos Ávila Martínez relató entre lágrimas cómo han transcurrido 51 años de servicio en la Cruz Roja en donde ha tenido que acudir a rescates impensables, desde accidentes ferroviarios hasta nacimientos en la vía pública, pues dijo que para ser voluntario hay que tener pasión y ganas de ayudar a la sociedad.
En entrevista con Multimedios Puebla, el socorrista relató que por accidente llegó a hacer un curso de primeros auxilios, sin embargo, al ser parte de un rescate descubrió su vocación y desde entonces han transcurrido más de 50 años y no piensa dejarlo.
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La confianza de las personas y el ayudar a la sociedad fue lo que lo atrapó, ya que su primer servicio grande ocurrió en el terremoto que arrasó con San Andrés Chalchicomula en 1973, pues a pesar de ser un novato pudo realizar algunos rescates.
Su experiencia
En este sentido, explicó que jamás se imaginó lo que le esperaba en esa misión, y a pesar de que fue sumamente complicado, el ver la reacción de la gente y cómo podía ayudar, terminaron por determinar su camino en la vida y señaló que ahí se dio cuenta que quería pertenecer a la institución el mayor tiempo que fuera posible.
En cuanto a las cualidades que debe tener un voluntario de Cruz Roja, mencionó que lo primero es la voluntad de ayudar y la disposición de aprender, además de paciencia pues en ocasiones llegan a ser ofendidos o agredidos.
Además, el socorrista explicó que hay un gusto específico entre los voluntarios, porque ninguna guardia es igual, y pueden tener todo tipo de trabajos.
La Cruz Roja cumple 114 años de haber llegado a México, hoy en día hay presencia de esta institución en prácticamente todos los estados que conforman el país.
Por su parte, la institución llegó a Puebla el 30 de agosto de 1918, por lo que, en esa fecha, pero del presente 2024, se cumplirán 106 años de su instalación.
CHM