El Museo Regional Casa de Alfeñique fue el primer inmueble que se ganó este título en la ciudad y el estado de Puebla, por su riqueza arquitectónica, lujos y la distribución de lo que era una casa habitación de una familia acomodada del siglo XVIII. La leyenda cuenta que un español se enamoró de una poblana a tal grado de concederle el deseo de que las paredes de este recinto simularan el dulce de alfeñique; hecho con azúcar, clara de huevo y almendras.
La fachada de este lugar de estilo barroco está decorada como el dulce español, por la solicitud de la mujer. Actualmente, el museo cuenta con tres pisos y 18 salas que guardan memorias en sus paredes, objetos y muebles.
- Te recomendamos Puebla suma 60 conflictos socioambientales en 5 años Comunidad
En entrevista para MULTIMEDIOS Puebla, la directora del Museo Casa de Alfeñique, Patricia Vázquez Olvera destacó que este 5 de mayo se cumplen 98 años de su edificación, por lo que es importante que los poblanos, turistas y las nuevas generaciones conozcan su historia y lo visiten.
"En este piso, tenemos representación de vida cotidiana, de cuando fue casa-habitación a mediados del XVIII y a finales del XIX, hay que conocer parte de nuestra historia, personajes importantes como la China Poblana y sobre todo, cómo vivían las familias acomodadas en aquella época", dijo la directora.
En sus inicios la casa tenía dos niveles de altura, sin ornamentación alguna, como muchas de las fachadas del siglo XVII, además el inmueble sirvió de garantía prendaria a don Alonso, quien es considerado como el primer dueño, para avalar varias de sus actividades comerciales.
El siguiente propietario fue don Gerónimo de Vega Almazán; con el tiempo la casa fue rematada al bachiller Joseph Gerónimo de Casanova en el año 1730, pero tras la situación económica, la familia Casanova se vio obligada a hacer cesión voluntaria de la finca para el pago de sus acreedores.
Años después, el arquitecto Antonio de Santa María Incháurregui fue el encargado de construir una vivienda más moderna, con decoración suntuosa en sus habitaciones y la fachada por la que recibió el nombre de Casa de Confite o Casa de Alfeñique.
En 1874 las descendientes de Juan Ignacio Morales, remataron la propiedad a José María Sánchez, quien la intercambió al señor Cabrera y a don Manuel Bello con otras propiedades, por la fábrica textil la Concepción de Atlixco.
Posteriormente, llegó a manos del gobierno del Estado y se convirtió en un museo para el año 1926, durante la administración del ex mandatario Claudio N. Tirado. Fue hasta el 2016, que la gestión estatal adjudicó un contrato de remodelación a una empresa constructora por un monto de 9 millones 771 mil 233 pesos con el que se le dio mantenimiento, sin embargo, también se realizaron cambios en su interior.
Un camino lleno de arte
El recorrido en este lugar es de aproximadamente una hora y la ruta comienza de la planta más alta al piso uno; la visión de este lugar es ejemplificar la vida de estas familias a través de sus recámaras, las salas de estar, su emblemática cocina, la capilla barroca que es el centro de atención, sus objetos, reliquias, obras de arte y construcción.
La entrada la público en general tiene un costo de 45 pesos, los maestros, estudiantes y personas con discapacidad tienen una tarifa preferencial de 24 pesos. Está abierto de martes a jueves de 10:00 de la mañana a las 5:00 de la tarde, y sábados y domingos hasta las 6:00 de la tarde. Los domingos el acceso es totalmente libre.
El próximo martes 7 de mayo, se llevará a cabo un conversatorio en manos de Arturo Córdoba para conocer más sobre este inmueble, de igual forma, el 9 de este mismo mes, está programado un concierto de Jazz y Pop, ambos eventos son gratuitos y se llevarán a cabo a las 5:00 de la tarde.
AAC