"Si yo regreso a mi país, me matan"; la historia de Jhamny, migrante LGBT+

Segunda parte.

Jhamny tenía un negocio de comida en su natal Honduras. Un día, una pandilla le prendió fuego al local y recibió amenazas. Ahora vive en Casa la Banda, un hogar para migrantes LGBT+ donde encontró refugio y apapacho. Esta es su historia.

Jhamny migró desde Honduras buscando una mejor vida. (Especial)
Elisa Villa Román
Ciudad de México /

A Jhamny se le conoce por cocinar riquísimo. Su especialidad es la baleada, platillo típico de su natal Honduras que sueña con vender algún día en la Ciudad de México. Como migrante de la comunidad LGBT+ y persona refugiada no es sencillo encontrar un empleo que le ayude con todos sus gastos. 

En su trabajo como lavaloza ha tenido que ocultar la hernia que le impide realizar tareas pesadas, como cargar grandes ollas llenas de agua. Es su fuente de ingreso y no puede enfrentar un despido. 

Jhamny, nombre que elige usar, es residente de Casa la Banda, un hogar para migrantes LGBT+. En entrevista con MILENIO, Jhamny cuenta las razones que forzaron su salida de Honduras

Jhamny llegó a México en una caravana migrante que entró por Tapachula, Chiapas, a finales de 2019. Ahí pasó casi un año esperando respuesta a su solicitud de refugio

"No puedo regresar a mi país por las pandillas. Yo me vestía de mujer. Tenía un negocio de comida; me lo quitaron, le prendieron fuego y me dijeron que me desapareciera de ahí. Entonces yo no puedo entrar a Honduras. Si yo regreso a mi país, me matan".

Durante ese año tuvo algunos empleos mal remunerados, pero consiguió reunir dinero suficiente para viajar a la Ciudad de México. Sin refugio ni familiares que la buscaran, tuvo que vivir en la calle y en más de una ocasión pensó que moriría de hambre. 

Un día, mientras pasaba por un parque decidió preguntarle a alguien si sabía de un albergue. Así llegó a Casa Frida, refugio donde no encontró espacio disponible. 

Sin embargo, un voluntario le dijo que buscara a Casa la Bandadonde encontró un espacio de aceptación y respeto que la recibió como una familia

"Tenemos derecho a querer, a que nos quieran, a equivocarnos y a ser felices".

"En mi país las personas homosexuales somos mal vistas"

En Honduras no existe reconocimiento legal hacia las parejas del mismo sexo. Ahí, sus matrimonios y la adopción homoparental están prohibidos. Incluso con el reconocimiento de otros países, no tienen validez en Honduras.

"Te empiezan a notar a los seis años que caminas un poquito raro y la gente dice 'cuidado con tu niño que es mariconcito'. Y empiezan a hacerte sentir mal, tienes ganas de morirte y de no existir. No tienes amigos en la escuela porque se alejan de ti, porque eres el raro del aula".

Jhamny no puede aparecer en fotos o videos por cuestiones de seguridad. "Me llegan a ver y van a saber dónde estoy", y agrega que es muy fácil entrar a México, encontrar a alguien y hacerle daño. Desde muy joven tuvo que aprender a esconderse.

"Yo vengo de una familia extremadamente evangélica, muy religiosa. En mi país las personas homosexuales somos mal vistas. Para ellos somos personas con un espíritu que tienen que erradicar. En la escuela, me acuerdo que cruzaba la pierna y la maestra me pegaba con la regla y decía 'siéntese como hombrecito'. Me sentía tan mal que a veces ya no quería ir a la escuela. Me quería escapar porque solo iba a que se burlaran de mí o me molestaran".

Cuando sus padres notaron que le atraían otros niños comenzaron a castigarlo, ofenderlo y mandarlo a internados. A los 13 años decidió que era suficiente y optó por salir de su casa

"No tengo contacto con mi familia desde los 15 años, ahora ya tengo 40. Es difícil para mí. No quiero llorar. Pero a veces uno tiene que ser fuerte y luchar, salir adelante. Sí es difícil no tener contacto con mi familia. Me gustaría tener contacto con ellos. Los he buscado por Facebook, les mando un mensaje pero me rechazan. Mi papá dice que yo estoy muerto para él. Dice que él no tiene hijo, que no esté llamando ni molestando. Me gustaría que me dijeran que puedo regresar a la casa, que me aceptan como soy. Sería bonito pero no creo que suceda eso. Ya perdí la esperanza, ya son 25 años fuera de la casa. Ya era para que me hubieran perdonado".

"En Casa la Banda me siento libre"

Jhamny sueña con quedarse en México, seguir trabajando y sentirse bien con su identidad. Su libertad se volvió lo más valioso cuando dejó atrás una vida que no era la suya, dice.

También espera que otras personas entiendan que quienes migran lo hacen en búsqueda de una mejor vida. Si existieran oportunidades en sus países, no tendrían la necesidad de desplazarse.

Jhamny cuenta que incluso en la caravana migrante era imposible mostrarse como es. Llevaba el pelo largo y lo ocultaba entre su ropa. Intentaba no maquillarse ni llamar la atención, pues a algunos de sus compañeros los golpearon en el camino.

"Pero aquí en Casa la Banda me siento bien, apapachado. Ya tengo trabajo, me siento en familia. Este lugar para mí ha sido algo bonito porque he estado en otros albergues pero no son iguales. Esta es como una casa donde nos llevamos bien. De vez en cuando tenemos desacuerdos, pero así es una familia. Aquí me siento libreDe repente me arreglo, me visto. Ahorita puedo andar así de niño, un día me puedo maquillar y nadie me dice nada. Soy como quiero ser", concluye. 

Casa la Banda, hogar para migrantes LGBT+

evr

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