La Basílica Catedral de Puebla abrió, por única vez en el año, el 1 de noviembre, la Capilla de las Santas Reliquias, donde se exponen restos o pertenencias de quienes ya alcanzaron el grado de santos en la religión católica.
En el marco del Día de Todos los Santos, la catedral decidió participar en la celebración con el permiso para que ingresaran cientos de fieles y visitantes a la capilla que se encuentra al lado derecho del altar mayor.
Francisco Patricio Vázquez Ramírez, rector de la Catedral, destacó que el 1 de noviembre se celebra a todos aquellos cristianos que ya gozan de la presencia de Dios en el cielo, es decir, ya que son santos.
Señaló que las reliquias son objetos relacionados a algún santo y pueden ser de tres grados: de primer grado corresponden a un fragmento de su cuerpo; de segundo grado son un fragmento de su ropa o algún elemento que usaba durante su vida como rosarios, libros, crucifijos, entre otros; y de tercer grado: cualquier objeto que ha sido tocado a una reliquia de primer grado o a la tumba de un santo.
“Los dos grandes dones que recibimos de los santos son: la ayuda con su intercesión ante el Señor y el ejemplo de su vida. Como ya es tradición en Puebla, el 1 de noviembre se exponen, en la Catedral, las reliquias de los santos mártires que se encuentran en la Capilla de las Santas Reliquias y en los altares de San José y de San Miguel para que los fieles puedan venerarlas, y así admirar la obra de Dios realizada en ellos”, comentó.
La Capilla de las Reliquias alberga los restos de algunos santos mártires, particularmente en la urna central, de origen filipino; mientras que, en los bustos de yeso, elaborados por la academia de las Bellas Artes, se encuentran las reliquias de los santos: san Basilio, san Sotero Papa, san Cornelio, santa Catalina de Siena, san Irineo y otros.
“Bajo la mesa del altar está una escultura en cera de san Florencio, que contiene huesos de este santo. Las pinturas realizadas por Juan Tinoco en el Siglo XVIII, nos recuerdan el testimonio de san Lorenzo, santa Úrsula, san Pedro y santa Bárbara; además de la hermosa talla en madera del Beato Juan de Palafox y Mendoza, obra del escultor e imaginero madrileño Antonio José Martínez Rodríguez; a la altura de su pecho tiene un relicario con un hueso del beato, la talla porta un báculo de madera con incrustaciones de carey y una mitra que le perteneció, los ornamentos que viste son una casulla, alba y capa pluvial del siglo XVII”, dijo.
Bajo el altar de san José se encuentra una escultura en cera de san Satrapio, mártir romano de los primeros tiempos del cristianismo, que contiene algunos de sus huesos; además, está su lápida, hallada en las catacumbas de Roma. En tanto, bajo el altar de san Miguel, se encuentra una escultura de san Herculano mártir, y un ánfora que contiene restos de su sangre; y se encuentra la lápida correspondiente, hallada en las catacumbas romanas.
Este 2 de noviembre, la Catedral abrirá la Cripta de los Obispos, con el objetivo de que los fieles puedan pedir por el eterno descanso de quienes fueron los pastores de la Iglesia en Puebla.
AFM