Por Reyes Magos o desempleo, mexicanos acuden a casas de empeño en CdMx

Con sana distancia, el Monte de Piedad ubicado en el Zócalo capitalino se encuentra lleno y con filas en cada sala de espera para los pignorantes.

Casa de empeño Monte de Piedad | Javier Ríos
César García
Ciudad de México /

La cuesta de enero ya empieza a tocar las puertas de cientos de mexicanos que se han visto afectados por la falta de trabajo o por el recorte de su sueldo, por lo que muchos ya empiezan a solicitar el servicio de casas de empeños para sostenerse durante esta crisis sanitaria.

Y no sólo la cuesta está llegando a las familias, sino también la festividad de “Reyes Magos”, pues muchos padres de familias apoyarán en este año a los tres magos ya que ellos también se han visto afectados económicamente.

Como Aimé Contreras, madre soltera y estilista de profesión, que salió a una casa de empeño para refrendar su esclava de oro, pues ante la falta de clientes en su negocio, no pudo a completar para los regalos del 6 de enero.

“Yo salí a empeñar esta esclava ante la falta de ingresos a mi casa, soy madre de tres pequeños, y ya se acercan los Reyes Magos, por lo que en esta festividad no quiero que mis niños se queden sin sus regalos. Sé que no me darán mucho por ella, pero con lo que me alcance, podre darles de nuevo una ilusión y hacerlos sonreír una vez más”, detalló.

Y así como ella, centenares de capitalinos visitaron la sucursal del Monte de Piedad, en el Zócalo, la cual lució llena. Pues varios iban a pagar sus mensualidades y otros a sacar dinero para sostenerse por lo menos una semana más, pues saben que con lo que les den en esta casa, podrán pagar alguna deuda o su despensa de la semana.

La sucursal tomó todas las medidas sanitarias. Desde que los pignorantes llegaban a la puerta principal del lugar, empleados tomaban la temperatura, obsequiaban gel antibacterial y la sana distancia.

Los evaluadores, al momento de recibir a su cliente, desinfectaban sus manos al tomar la prenda a empeñar, y una vez dado la evaluación del artículo, limpiaban de nuevo su área de trabajo, esto por medidas de sanidad.

Los clientes, tomaban su sana distancia sentado en sillas separadas, pero no había quien no acataba las medidas y rompía esa distancia de precaución. Aunque muchos con caras largas, veían ir sus prendas, pero sabían que ese dinero lo iban a ocupar para algo bueno.

Pero no sólo esta batalla la enfrentan los ciudadanos, pues el año pasado, dos de cada tres empeños realizados en Nacional Monte de Piedad fueron hechos por pequeñas y medianas empresas del país, con lo que llegaron a registrar 7.4 millones de empeños que representaron más de 26 mil millones de pesos y se contabilizaron más de un millón de clientes a nivel nacional.

Algunas casas de empeño lucían semivacías

Pese que la Asociación Mexicana de Empresas de Servicios Prendarios (AMESPRE) detalla que la demanda en empeñar artículos de valor aumenta en un 10 a 15 por ciento cada primer trimestre del año, MILENIO pudo corroborar mediante un recorrido que algunas casas de empeños, se encuentran con poca afluencia de clientes.

Sobre calles de la alcaldía Iztapalapa, sucursales como Montepío Luz Aviñón, no tenía ni el 30 por ciento de su capacidad, por lo que no se generaban ni filas a las afueras de esta tienda. Fue entonces que Doña Julia, una mujer de la tercera edad aprovechó en entrar y empeñar su medallita que uno de sus hijos le regaló en su cumpleaños.

“Me quedé sin trabajo, y con lo poco que gana mi marido no le alcanza para mantenernos a los dos. Esta crisis está muy dura, y ahora con la cuesta de enero, peor la cosa. Tuve que empeñar la medalla de oro que me regaló uno de mis hijos, pues como pareja tengo que apoyar a mi marido; mi hijo no sabe que vine, pero si se entera, entenderá que estamos en una crisis económica”, resaltó.

Más adelante estaba otra casa de empeño, en donde sólo se ven los rostros de los evaluadores por sus ventanillas, “pues la gente no está viniendo”, dice un guardia. Pero aunque el lugar también cumple con las medidas sanitarias, los empleados sólo se distraen con los carros que ven pasar sobre la avenida.

Y en las sucursales de Firts Cash, sólo se ven a empleados limpiando ventanas, barriendo los estacionamientos y recibiendo a uno que otro que entra con un televisor, bici o una prenda de oro.

“Vine a empeñar, porque necesito llevar dinero el gasto a la casa, pues con esta situación por la que pasamos, es necesario empeñar lo poco o mucho que tiene uno para no morir de hambre. Todos los mexicanos tenemos necesidades, no podemos quedarnos sin ningún peso, así que aunque pague más adelante, me sacará de apuro al menos una semana más”, detalló Don Raymundo al salir de la sucursal de First Cash.

FS

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