En CdMx, médicos voluntarios atienden la pobreza que siembra el covid-19

Doctores voluntarios atienden cada lunes a unas 500 personas en un improvisado consultorio sobre una banqueta de la colonia Juárez dada la desesperada situación económica que sufren los capitalinos más vulnerables

La lluvia no es pretexto para que los voluntarios den consultas. (Javier Ríos)
Vanessa Job
Ciudad de México /

La noche amenaza con lluvia en la Ciudad de México, pero eso no impide que en la banqueta frente al número 18 de la calle de Génova, de la colonia Juárez, se improvise un consultorio médico con una gran sombrilla azul y una caja con medicinas. La pandemia y la crisis económica ha deteriorado la salud de personas en pobreza. Cada lunes más de 500 personas se acercan al lugar a pedir algo de comer y a recibir atención médica. Además, a pesar del riesgo de contagio, la doctora Alejandra Lujan da servicio odontológico. Esta noche fueron 540. 

Ya comienzan a caer las primeras gotas de lluvia en el improvisado consultorio callejero y sin temor a la amenaza del clima, el doctor Christian Douglas se coloca su bata médica con actitud digna del consultorio más elegante. De su cuello cuelga un estetoscopio rojo y se protege las vías respiratorias solamente con dos cubrebocas.

“Con el avance del covid-19 el número de pacientes ha aumentado definitivamente, en promedio estamos atendiendo unas 80 personas por servicio… definitivamente esto impactó su estilo de vida y por ende en su calidad de salud”, dice el médico voluntario de la organización Sant’ Egidio, quien en el lugar asiste a la doctora Luján.
“El número de personas que vamos viendo ha ido aumentando definitivamente, muchos se han quedado sin empleo, otros pacientes llegan porque acuden a sus sistemas de salud y están cerrados y acuden aquí por consulta o por su medicamento”, dice el doctor en medio de una lluvia que no hace que la gente deje su lugar en las diferentes filas que los voluntarios organizan dependiendo de las diferentes necesidades: una para los enfermos, una para los ancianos que tienen hambre, una para la comida de mujeres y niños, otra para los que necesitan ropa o zapatos.

Hasta el doctor Douglas se acerca Dalia Jiménez, una mujer menudita a quien cualquier adulto podría cargar fácilmente. Tiene cara de dolor porque la espalda y la columna no la dejan en paz. La señora de 62 años necesita un tratamiento con Fosfonat R para reducir el riesgo de fracturas por la osteoporosis, pero en la caja de medicinas del consultorio no la tienen. “Voy a tratar de conseguirla”, le dice el joven médico. 

—¿Cómo se siente? —le preguntamos mientras se va del lugar a paso lento jalando una mochila. 

—Con desesperación y angustia porque no sé qué va a pasar. Hace falta el dinero; ya no pude pagar la renta, me pidieron la casa y la tuve que dejar. Tengo 15 días que la entregué. Todos los artículos han subido de precio, no hay trabajo, no solamente para la gente de mi edad sino para muchísima gente. Todos estamos esperando un milagro.

La señora Dalia trata de esconder las lágrimas que se le escurren mientras se desahoga sobre su situación. Hasta ahora ha dormido con amigos que le han ayudado, pero esta noche lluviosa no sabe donde va a descansar. 

“Hay mucha desesperación, hay mucha hambre, muchas carencias no solo físicas, también emocionales, psicológicas. Por eso estamos aquí, no los abandonamos”, dice la doctora Mariana Monroy. 
“Invitamos a más médicos, más enfermeras, odontólogos que quisieran sumarse a esta causa solidaria, solo juntos podemos salir adelante”, afirma con ánimo.

Si quieres donar medicamentos, insumos de curación o participar como voluntario armando cenas escribe en Facebook a ComunidadSantegidioMexico o bien contáctalos por Twitter en @sanegidiomexico.

ledz

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