Al grito de “sí se pudo” y “viva el amor”, esté sábado los colores de la diversidad y la libertad pintaron las principales calles de la Ciudad de México, al realizarse fuera de todo pronóstico la 43° marcha del orgullo LGBT de manera física y a todo color. Ni el covid-19, plantones, comerciantes o palabras de odio pudieron detener su “fiesta rebelde” que desde las 15:30 horas tuvo todo su esplendor en las calles del Zócalo capitalino.
Los primeros en llegar fueron los comerciantes, quienes desde antes de las 08:00 horas ya apartaban su lugar para terminar su mercancía lo antes posible, y para las nueve ya cubrían gran parte de la Glorieta de los Insurgentes y el Ángel de la Independencia. Entre banderas, cubrebocas para la ocasión, caretas coloridas, antifaces o el tan conocido “pintacaritas”, todos esperaban que la marcha lograra convocar a una inmensidad de gente, como antes de la pandemia por estas fechas.
Pero ya tenían un mal antecedente, la marcha “rebelde” de hace un año, no había logrado convocar a los principales colectivos, quienes por la pandemia habían decidido mudar todo a una forma digital, lo mismo que se esperaba para este año cuando el escenario era el mismo, los organizadores cancelaron la marcha presencial y fueron algunos colectivos los que llamaban a salir contra la homofobia.
Pero los comerciantes no tuvieron que esperar mucho, desde antes de las nueve ya aparecían las primeras personas que se disponían a marchar y pasar un buen rato después de tanto encierro, las banquetas, escaleras y baños públicos eran los lugares perfectos para iniciar su “producción” y demostrar con su traje más llamativo que existen, resisten y persisten en una sociedad como la mexicana que en solo un año de pandemia reportaron 79 homicidios por preferencias sexuales, según datos de la organización Letra S.
“Nosotras venimos por el llamado de que no va a ver marcas o empresas que quieran marchar con nosotros, si no que vamos a luchar por nuestros derechos, vamos a reclamar los derechos que se nos han negado históricamente”, expresó Kenia Cuevas directora de la Casa Hogar Paola Buenrostro.
Antes del medio día, hora acordada para iniciar la marcha, todos los colectivos, parejas, familias y grupos de amigos salieron de la glorieta para acompañar a aquellos que desde temprano se reunieron en el Ángel de la Independencia para aprovechar su esplendor y tomarse múltiples fotos.
Pero la marcha del orgullo, que se caracteriza por ser una fiesta con artistas representativos, carros alegóricos, música a todo volumen, mucho baile y mucho alcohol, no podía quedarse atrás y tenían que desquitar todas esa representatividad que el 2020 y la cuarentena obligatoria les quitó.
Todo eso que les faltaba para “aportar el ambiente” lo supieron solucionar, demostrando que para la gran fiesta solo hace falta su presencia. Los grandes equipos de sonido, de cientos de pesos, fueron remplazados por pequeñas grabadoras y por su voz que sin son aparente tarareaban, cantaban y gritaban las canciones más movidas del momento. Los carros alegóricos pasaron a ser Turibuses llenos “Drags” e integrantes de la comunidad.
Y aunque en su mayoría fue una fiesta, en donde los vendedores ambulantes aprovechaban para vender cervezas a “dos por 50” y shots de tequila y mezcal, no dejaron de lado las luchas, los que pedían erradicar la VIHFobia, pues solo en el mes de junio detectaron irregulares y desabasto de medicamentos antirretrovirales y fármacos contra enfermedades de transmisión sexual “necesitamos de esos medicamentos y nos tienen que respetar”, expresó con enojo “Ángel Indetectable” o la organización Yaaj que en cada consigna pedía a las autoridades capitalinas que dejen de operar las llamadas “terapias de conversión”.
Toda la fiesta de colores fue protegida por la Secretaría de Seguridad Ciudadana, que desplegó todo un dispositivo de seguridad, con más de 700 elementos, vehículos y motocicletas, para demostrar que iban de lado aliado, los elementos portaban cubrebocas de los colores del arcoíris y no hubo enfrentamientos desde el Ángel hasta el Zócalo que fue su trayectoria completa. Entre estos policías se encontraba Alexander, quien a pesar de ser una persona trans, tuvo que cumplir su deber como miembro de la SSC de la capital.
“Yo sé que no estuve marchando por nuestros derechos y me pone triste, pero los estoy cuidando desde aquí, desde mi trinchera”, expresó a MILENIO.
Y a pesar de que la marcha fue convocada por y para los integrantes de la comunidad, como cualquier actividad masiva en la capital, no pudo evitar teñirse un poco de política, las banderas del famoso partido del sol, pero ahora acompañadas de los colores del arcoíris y no solo amarillas llegaron al lugar, a su delantera, se encontraban las principales dirigentes del PRD en la capital y en medio de ellas, Sandra Cuevas, alcaldesa electa de Cuauhtémoc que prometió hacer valer los derechos de la comunidad y reactivar la Zona Rosa, afectada por la pandemia.
Y aunque la alegría y las emociones nunca faltaron, llegar a la plancha del Zócalo capitalino no les fue nada fácil, ya que al ser la capital del país, las calles siempre están llenas de turistas, otras manifestaciones u arreglos y pavimentaciones, al llegar a la Alameda Central, fueron desviados por Doctor Mora para evitar un plantón en avenida Juárez y Lázaro Cárdenas, mismo que pasó frente a Bellas Artes para evitar el plantón de comunidades indígenas que se mantiene desde febrero.
Mientras avanzaba la marcha y se incorporaban más personas, la sana distancia que marcaban algunos colectivos con lazos y cinta, desapareció, algunos de los participantes incluso ya no usaban los cubrebocas, los enfrentamientos por discursos homofóbicos y los robos de celulares y pertenencias se hicieron presentes, cuestiones que no se pudieron evitar pues segúnlas autoridades capitalinas a la convocatoria llegaron cerca de 30 mil asistentes, afortunadamente, se reporta un saldo blanco, o colorido, pero sin sangre, detenciones o mayores afectados.
Ya para las cuatro de la tarde, el zócalo capitalino se pintó de arcoíris, música movida y gran actitud que duró por lo menos hora y media más, a grito de “si se pudo”, la comunidad LGBT+ se hizo presente para demostrar que su lucha seguirá hasta que se terminen los ataques e injusticias hacia ellos y tengan una integración completa con o sin pandemia.
ledz