La celebración del jueves de Corpus Christi que de forma tradicional se acompaña por una verbena popular en la ciudad de Puebla y en los alrededores de los templos católicos y por las tradicionales mulas y panzones que se regalan a los amigos o familiares como una broma, se quedó en las redes sociales ante la emergencia generada por el coronavirus.
En los templos a puerta cerrada, en capillas o en algún espacio del curato, los sacerdotes de la arquidiócesis de Puebla encabezaron misas sin la presencia de fieles como medida para reducir la posibilidad de contagios de covid-19.
De acuerdo con la arquidiócesis de Puebla, en la fiesta de Corpus Christi, es decir, del Cuerpo y la Sangre de Cristo, se resalta la presencia de Jesucristo en la Eucaristía, por ello, la iglesia recuerda la institución de la Eucaristía que se llevó a cabo el Jueves Santo durante la Última Cena, al convertir Jesús el pan y el vino en su Cuerpo y en su Sangre.
El año pasado, antes de la misa de las 10:00 horas en la catedral de Puebla, se realizó una procesión que de acuerdo con la fe católica, consiste en hacer un homenaje público de la presencia de Cristo en la Eucaristía. En este 2020, nadie salió a realizar alguna procesión y las misas solo se transmitieron por redes sociales, en su mayoría, por Facebook.
Este año, el coronavirus suspendió la tradición de consumir algún antojito o comprar una “mulita”, un “panzón” o una muñeca en el marco de la celebración dedicada a las personas que llevan por nombre Manuel o Manuela y de quienes son considerados “mulitas”, es decir, que no se portan tan bien.
El jueves de Corpus Christi no solo recuerda el Jueves Santo, la Última Cena de Jesucristo y el día de la Ascensión de Cristo, también se celebra la fiesta de Manuel, que en hebrero es Emanuel y significa Dios con nosotros.
De forma tradicional, en la ciudad de Puebla, en la zona del Barrio del Artista, se vendían artesanías y figuras de coloridas mulitas, que por su similitud acústica con el nombre de “Manuel”, sirve de pretexto para felicitar, en tono de broma, a quienes llevan este apelativo.
La tradición de las mulitas en el jueves de Corpus, data del año 1526, después de rendir culto al Santísimo Sacramento en la Catedral de México, los campesinos traían en sus mulas algunos frutos de sus cosechas para ofrecérselas a Dios como señal de agradecimiento, destacó la arquidiócesis de Puebla.
La tradición católica dicta que hace muchos años, un hombre llamado Ignacio tenía dudas acerca de su vocación sacerdotal y un jueves de Corpus le pidió a Jesucristo que le mandara una señal para definir su futuro. Se dice que, al pasar el Santísimo Sacramento, Ignacio pensó que, si estuviera presente Dios, hasta las mulas se arrodillarían. Según los relatos de los abuelos, en ese instante, una mula de un hombre panzón se arrodilló. Ignacio interpretó la acción como una señal en si vida y decidió estudiar para convertirse en sacerdote.
Con la tradición, surgieron las mulitas elaboradas con hojas de plátano secas con pequeños guacales de dulces de coco o de frutas, de diversos tamaños. Ponerse una mulita en la solapa o comprar una mulita para adornar la casa, significa que, al igual que la mula de Ignacio, nos arrodillamos ante la Eucaristía, reconociendo en ella la presencia de Dios, destalla la arquidiócesis de Puebla.
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