En el Tampico antiguo, los seres queridos que se adelantaron en el camino podían ser sepultados en los patios de los hogares sin la menor restricción de autoridades municipales y eclesiásticas.
Sin embargo, llegó un momento en que la insalubridad que esto generó empezó a cobrar factura causando enfermedades. Ya eran demasiados los cadáveres en los predios de las familias, por lo que el gobierno de aquel entonces, preocupado por la situación, vio la necesidad de contar con un lugar especial donde pudieran ser enterrados con un mayor control sanitario.
Han transcurrido ya 191 años desde que se utilizó un terreno específico para poder albergar los cuerpos de aquellas primeras personas que poblaron el Tampico antiguo. Ahí descansarían los restos de quienes fallecieron por causas naturales, guerras o por las epidemias.
El primer panteón estuvo ubicado en la colonia Cascajal y ahí permaneció por alrededor de 20 años porque el incremento de los niveles de los ríos Pánuco y Tamesí impidieron que continuara operando.
Se trasladó entonces a un predio situado en donde hoy está el Auditorio Municipal y la Secundaria General Número 1, donde se mantuvo hasta 1907. Fue entonces cuando se habilitó un cementerio católico y un protestante que dieron servicio a la par, pero fueron inaugurados hasta 1918.
Estaban localizados en la llamada avenida de los Hombres Ilustres, hoy Hidalgo, solo separados por un predio de 100 metros que era utilizado como basurero público, recuerda el historiador Francisco Ramos Alcocer.
“Tras la gran afluencia de extranjeros que llegaron en barco atraídos por el boom petrolero, se tuvo la necesidad de utilizar otro predio de 100 metros sobre lo que actualmente es la avenida hidalgo para crear el panteón que fue conocido como de los protestantes”, dio a conocer.
Se fusionan y se inaugura el 1 de octubre de 1923, quedando el protestante como privado y el católico como público. El investigador refiere que en 1918, los festejos del Día de Muertos debieron suspenderse por una pandemia de influenza y el panteón cerró sus puertas al público para prevenir un aumento en el número de contagios.
Hoy en día ingresar al camposanto porteño es adentrarse en un submundo de contrastes donde lo mismo aparecen a la vista tumbas de estilo gótico revestidas de cantera, mármol y cemento vigiladas por réplicas de imágenes religiosas, que criptas que solo presentan una sencilla cruz de madera para identificar al difunto que ahí yace. Mudo testigo de la historia, pero también del ir y venir de una ciudad que evolucionó en el último siglo de tal manera que su crecimiento poblacional prácticamente encapsuló el cementerio municipal.
Tumbas hasta con 100 años de abandono…
Actualmente 30 por ciento de las 25 mil fosas con las que cuenta el panteón se encuentran en abandono, ya que nadie se ha presentado para cubrir las cuotas de mantenimiento en un periodo comprendido de 20 hasta 100 años, comenta la directora de Cementerios Municipales de Tampico, Lizbeth García Aldape.
Refiere que sin embargo, no se ha podido hacer nada al respecto debido a que no se cuenta con un reglamento vigente que permita la recuperación del predio para ser ofrecido a alguien más que necesite enterrar a sus familiares.
Así mismo señaló que derivado a la pandemia del covid-19, el ayuntamiento de Tampico se ha dado a la tarea de implementar enérgicas medidas sanitarias de la mano con la Coepris con la finalidad de evitar un incremento en los contagios Situación que los ha obligado a suspender cualquier festividad religiosa los días 31 de octubre, 1 y 2 de noviembre por la celebración del Día de Muertos, y únicamente se les permitirá ingresar a las personas para visitar las tumbas de sus seres queridos, aunque no se descarta cerrar las puertas si se observan aglomeraciones.
“El personal del cementerio estará vigilando que la gente acuda con cubrebocas y respete la sana distancia, pero si de plano se ve la aglomeración se podrían cerrar las puertas para evitar posibles contagios”.