El 6 de marzo de 1862, Chalchicomula de Sesma, Puebla fue testigo de la peor tragedia militar durante la segunda intervención francesa en México; la explosión de la colecturía del diezmo de San Andrés.
Situada a 114 kilómetros de la capital poblana, la colecturía del diezmo de Chalchicomula, fue considerada la más rica del país; dada su importancia por albergar enormes cantidades de recursos que se dice, superaban a las arcas de la nación; y por su ubicación estratégica siendo punto medio entre México y Veracruz.
Adrián Silva Poceros, bibliotecario y cronista; nos relata que éstas características provocaron que, durante la intervención francesa, se diera la orden de replegar a todos los ejércitos y los pertrechos de guerra se concentraran en lo que hoy es Ciudad Serdán, para ir hacia Acultzingo, donde había sido pactada la batalla con los franceses.
El cronista comentó que desde la noche del 5 de marzo comenzaron a arribar los ejércitos Primero y Segundo ligeros y el Patria, con más de mil 200 soldados originarios en su mayoría de Huajuapan, Oaxaca, quienes regresaban victoriosos. Además, se esperaba la llegada del general Ignacio Zaragoza, quien estaba en Cañada, por lo que se ordenó liberar espacio y llevar las municiones a las afueras del pueblo hacia el templo de Guadalupe.
De esta forma, la colecturía serviría como cuartel, sin embargo, en el pase de lista, aún con pólvora regada en el piso, maniobras y más de 460 quintales de parque en el recinto, una chispa provocó la gran hecatombe.
Se tienen dos versiones de lo sucedido: la primera señala un accidente entre las mujeres que preparaban el itacate para la cena, sin embargo, brotó una chispa y agarró parte de la pólvora que se encontraba regada, lo cual provocó la explosión del inmueble. La segunda versión señala un complot, precisamente, a cargo del conde del Jaral, Juan Nepomuceno Almonte y todo el grupo de conservadores que existían en la población, quienes por su condición no estaban con las causas de Benito Juárez.
Se dice que murieron casi 2 mil personas, de los cuales más de mil 500 eran soldados, unas 300 soldaderas y el resto eran niños y población que se encontraba cerca de la zona, cuyos restos fueron cremados a las afuera de la población. Los trabajos duraron más de una semana y se podría percibir un olor fétido en el ambiente.
Por su importancia y aporte cultural para nuestro estado, las ruinas de la colecturía del diezmo han sido catalogadas como patrimonio histórico de la entidad. La batalla del 5 de mayo es producto de las consecuencias y de la pérdida del ejército. Este hecho forma parte de las páginas de la historia de Puebla.
Anabel García Morales
CHM