El durazno criollo y la pera lechera cultivados en el municipio de Calpan se distinguen por su olor, sabor y jugosidad; estas características marcan la diferencia en la preparación del relleno para el Chile en Nogada, destacaron Jorge Bautista y Manuel Torres, quienes por años se han dedicado a la cosecha de estos frutos, lo cual ha sido el sustento familiar de varias generaciones.
En entrevista con MILENIO PUEBLA, en sus cultivos ubicados en el municipio, comentaron que son cuñados y que el realizar este trabajo juntos. Además, resaltan que es la mejor herencia que han recibido por parte de su familia, porque aseguran “estos frutos son el toque especial para el picadillo de un original Chile en Nogada”.
Con emoción, narraron que es un orgullo sembrar el durazno y pera para que las cocineras cuenten con la mejor calidad para la preparación de la receta original de un platillo reconocido a nivel internacional.
En su turno, Jorge Bautista precisó que la familia cuenta con 100 árboles de melocotón y 130 de peras, lo que representa 20 y 30 toneladas respectivamente de cosecha al año, sin embargo es un trabajo que se requiere los 365 días.
“Es un año que tenemos que cuidar de los ejemplares y estar atentos para que no les caiga alguna plaga, fueron décadas para que la familia contará con este número de árboles, pues fueron mis abuelos quienes iniciaron con esta producción”, expresó el entrevistado.
El productor señaló que después de sembrar un ejemplar de melocotón, es hasta después de los cinco años en que comienza a brindar sus frutos.
En sus predios, con decenas de ejemplares llenos de frutas, explicó que un ejemplar de durazno tiene el tronco más delgado, a diferencia del peral.
Con amor a su tierra, resaltó que en sus predios cuentan con perales de más de 50 años de antigüedad y con nueva generación, debido a que señaló que cada año van aumentando su producción, pues la vida del árbol no rebasa los 60 años. Refirió que deben sembrar más árboles de melocotón, toda vez que cuenta con ocho años de vida, “este fruto es de menos vida pero comienza a dar antes que la pera, esa es la diferencia”.
Junto a un melocotón, el cual cuenta con una rama con más de ocho piezas, se disfruta la riqueza de la naturaleza, por lo que Jorge indicó que esto es una pequeña muestra de lo que la madre tierra les brinda.
“Esto es solo una pequeña muestra, ya que son frutas que nutren, es de calidad y es lo que nos regala la tierra que tanto queremos en el municipio, siendo nuestra forma de vivir”, manifestó el entrevistado.
Asimismo, comentó que no siembran maíz porque los tamaños de los predios en Calpan, no son amplios, por lo que la naturaleza les brindó tierra para la fruta, la cual se vende a los comerciantes de la Central de Abasto de la Ciudad de México, así como en algunas empresas locales que se dedican hacer jugos y para las cocineras del municipio en la temporada del tradicional platillo.
Por último, agregó que desde junio comienza la cosecha de las primeras toneladas, pero en julio es cuando tienen la recolección más grande. Para concluir, resaltó que todo el año cultivan, por ello en noviembre y diciembre cuentan con la recolección del tejocote y capulín.
mpl