Para Érika Nicol Ávila Flores el Día de las Madres es especial porque es la oportunidad de tener un incremento en la venta de sus corazones de chocolate que se ha enseñado ha realizar gracias al empuje y entusiasmo que ha recibido y aprendido de su mamá, Andrea Flores Mendoza, quien desde hace cuatro años se capacitó para hacer pan y pasteles.
Andrea inició con esta aventura de tener mayores ingresos vendiendo estos productos por pedido, recetas que adquirió en los cursos a los que ingresó en el Instituto de Capacitación para el Trabajo del Estado de Hidalgo (Icathi), y así comenzó la historia, antes de la pandemia.
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"Llevamos poco tiempo, y comenzamos a principios del año pasado, aún no iniciaba la pandemia, pero luego se vino todo, y tuvimos que quedarnos en casa y nos vino la depresión", cuenta Andrea, pero el entusiasmo que de ella emana, le sirvió como motor para volver a tomar la harina, el azúcar, los huevos, y su amor por hacer pasteles y pan.
"¡Vamos a seguirle!", le dijo a su hija, así que volvió a retomar lo aprendido en el instituto y se organizó con sus compañeras y comenzó de nuevo "y fue más complicado porque antes nos prestaban la Casa de la Mujer, pero en la administración municipal pasada, ya no nos permitieron el acceso", platicó.
Durante la pandemia, no hubo ventas, "porque la gente le daba miedo hasta salir, pero a principios de este 2021, las ventas comenzaron a subir y ahora tenemos para los gastos extras que salen de casa", expresó Andrea.
Este entusiasmo se lo salpicó a su hija Érika, a quien después de ver un video en redes le nació el gusto por realizar los chocolates que se pusieron de moda, la primera fueron las bombas de chocolate.
"No sabia absolutamente nada sobre los chocolates y busqué la información, así también recibí el respaldo con algunas de las amigas de mi mamá que trabajan con el chocolate y así aprendí a utilizar el idóneo para manejarlo.
"Después compré mi primer molde y enero hice los primeros corazones, por lo que me fue bien en febrero", comentó la joven de 21 años.
Ahora mamá e hija trabajan juntas en sus diferentes proyectos y, entre chocolate, pasteles de tres leches, vainilla, chocolate, nuez, coco, envinados, roles, conchas, tartinas, bisquets y una gama de galletas, se muestran cariño, respeto y se inyectan cada una la energía y el entusiasmo para salir adelante.
"Me enorgullece saber que mi hija quiere seguir aprendiendo y todos los días sabemos que nos tenemos una a la otra y no es necesario festejar un solo día el Día de las Madres, porque están los demás para hacerlo", concluyó Andrea.