En Puebla, uno de cada 10 usuarios de dispositivos móviles se encuentra en riesgo de ser víctimas de un fraude cibernético, problema en el que los adolescentes, jóvenes y adultos mayores son los más vulnerables.
De acuerdo con el análisis “Recomendaciones para evitar ciberfraudes, robo de identidad”, realizado por José Luis González Torreblanca, investigador del Centro de Innovación del Aprendizaje (Cenia) de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (Upaep), los fraudes ocurren por medio de llamadas telefónicas, comercio electrónico, la suplantación gubernamental, robo de identidad, páginas de internet falsas y correos electrónicos y redes sociales.
“Entre un 10 y 15 por ciento están en riesgo ante un ciberataque o ciberfraude, realmente, el problema se ha ido controlando. Hay muchas campañas que nos brindan información sobre las acciones y los pasos a seguir para reducir los riesgos”, explicó el especialista.
Los jóvenes que se dejan llevar por engaños emocionales y los adultos mayores que desconocen diferentes alcances de la tecnología, son los grupos sociales que están en mayor riesgo de ser víctima de un fraude cibernético; sin embargo, en determinado momento, el total de los usuarios de dispositivos móviles está en riesgo en momentos de distracción.
La población vulnerable se encuentra entre los jóvenes y los adultos mayores. "Los jóvenes, a veces, su actuar, es un poco atrabancados, como se dice, a veces, se juega con la parte emocional y se afecta a los jóvenes; sin embargo, la parte emocional es la que ayuda a que se cometan fraudes. Por otro lado, a veces, por desconocer tanta información, los adultos mayores son los que más tienden a caer en los amantes de lo ajeno”, explicó González Torreblanca.
El fenómeno de los fraudes cibernéticos no es reciente; sin embargo, en los últimos meses se está registrando un aumento por una combinación de factores en el marco de los efectos de la pandemia de la covid-19.
“Cada vez toma mayor fuerza, los fraudes son más especializados y el delincuente cibernético logra sus objetivos causando daños morales y económicos a las personas. Desafortunadamente, la población no está tan preparada para actuar cuando se presentan los casos”, apuntó el investigador.
En la mayoría de los fraudes, el primer medio de contacto se presenta por medio de llamadas telefónicas, en las cuales, el usuario brinda información que resulta valiosa para que el ciberdelincuente defina su estrategia de ataque.
“En muchas llamadas, nos ofrecen viajes, premios y nos llegan a decir que somos ganadores de coches, casas. Todo con la idea de que brindemos información o demos dinero. Los datos se llegan a vender a través de la red oscura de Internet. De forma adicional, se están ofreciendo empleos con salarios altos y son los jóvenes quienes llegan a caer”, apuntó.
Señaló que, actualmente, las redes sociales se convierten en una fuente de información sobre ubicaciones de víctimas, gustos, amigos, pasatiempos y hasta empleos para que los delincuentes desarrollen sus estrategias delictivas.
Por último, el especialista destacó la importancia de que la población no se deje engañar, que no brinde información personal por llamadas telefónicas o medios electrónicos, que cambie de forma constante sus contraseñas de sus dispositivos móviles, de redes sociales y de sitios bancarios; además, de que se adquieran artículos en línea en espacios reconocidos y seguros.
CHM