La ciencia debería ser el corazón de la política: Arnoldo Kraus

El autor de Pensar la vida, entender la muerte reflexiona sobre los efectos de la pandemia en México, habla de la actitud del gobierno, del personal de salud, de lo difícil que será que los niños puedan socializar y de lo tardado que será regresar a

Arnoldo Kraus, médico y escritor. (Especial)
Jesús Alejo Santiago
Ciudad de México /

Médico y escritor, miembro del Colegio de Bioética, en entrevista Arnoldo Kraus aborda los retos que implica la pandemia por covid-19, entre ellos la cercanía con el paciente. Asimismo, habla de las dificultades económicas y sociales en nuestro país, de la fragilidad del sistema sanitario y de la desinformación provocada desde el gobierno cuando el mismo Presidente se niega al uso habitual de cubrebocas, como los recomiendan “especialistas en todo el mundo”.

Con más de 60 mil muertos, ¿qué piensa de la estrategia federal para enfrentar la pandemia por covid-19?, ¿cuáles son sus aciertos y errores?

Es una pregunta complicada, porque tampoco hay una respuesta precisa. Esta pandemia, como muchas otras, nos cogió desarmados a México y al mundo, pero aquí tenemos otro problema: el sistema de salud, desde hace mucho tiempo, no funciona adecuadamente porque no ha sido bien estructurado, ha faltado dinero para hacerlo y, en especial, por la inmensa pobreza de la mitad de los mexicanos. Cualquier enfermedad se hace cien veces mayor cuando el huésped es una persona pobre, y en México más de la mitad de la población es pobre o muy pobre.

En este entramado llega una enfermedad nueva, devastadora, no por el número de muertos que hay en México y en el mundo, sino porque aún no tenemos cómo contenerla. Se habla de más de 60 mil muertos, pero muchos no creemos que la cifra sea real, en particular porque hay una desconfianza crónica en las cifras que ofrece el gobierno; seguramente hay un número no registrado. ¿Hay un exceso de no certificación de muertos por covid-19? Sí. Creerle al gobierno es factible, no creerle es una obligación.

¿Qué pienso de la estrategia? Pienso que no ha habido, que el doctor Hugo López Gatell no puede hablar cada tarde e intentar dar una lección académica de lo que sucede, primero alabando el modelo centinela y luego retirándose de él. Hablando sin cubrebocas, no exigiendo al presidente López Obrador su uso, cuando todo el mundo está diciendo que uno de los pocos elementos que tenemos para defendernos de la pandemia es el cubrebocas y la distancia; desde eso, ya podríamos hablar de un mal manejo de la pandemia.

¿Cómo ha respondido la sociedad mexicana a los desafíos de la crisis sanitaria?

No hay una sociedad mexicana, hay muchas sociedades en México. Los que tienen que salir a trabajar deben hacerlo y, quizá, no poseen la suficiente información con respecto a la letalidad del virus. ¿Quedarse en casa?, pero si no tienes para comer no te puedes quedar en casa. ¿Tener buenos cubrebocas?, pero los buenos cuestan bastante dinero. ¿No viajar en transporte público?, pues es imposible, porque no tienen otra forma de transportarse. Deben pensar en la supervivencia de hoy, de mañana y de pasado mañana.

Los que tienen más o menos resuelto el problema económico y pueden quedarse en casa o no viajar en transporte público, han respondido a sus intereses personales: cuidándose ellos y a los suyos. Lamentablemente la división es verdadera. Tan solo hay que pensar que el número de adultos jóvenes que han muerto en México es, proporcionalmente, mucho mayor a lo vivido en Europa y ello se debe a que viven en hacinamiento, y basta que una persona esté enferma para contagiar a las demás.

Ha escrito muchas veces sobre la importancia de escuchar al paciente. En las actuales circunstancias, ¿se ha vuelto más compleja la relación entre médico y paciente?

Escuchar al paciente es un tema que me preocupa en general, porque si no existe una relación, el nivel de la medicina decae. En estas circunstancias, los enfermos graves, que están internados y acaban siendo intubados, se encuentran en completa desolación: es menos complicado morir cuando está la escucha a un lado, cuando están los familiares o los amigos. Los pacientes intubados ni se enteran de ello.

Una gran cantidad de deudos llevarán consigo una tristeza grande por mucho tiempo por no haber estado con sus familiares. Lamentablemente la pandemia ha demostrado nuestra gran fragilidad.

¿Cómo procesar el duelo a nivel individual, familiar, social, que ha provocado la pandemia?

No es fácil procesar. No se trata de desaparecidos, que ahí es imposible procesar un duelo; lo que humaniza mucho a un ser humano es acompañar a morir. Uno de los grandes regalos de mi profesión es acompañar a morir, y para quienes no han podido hacerlo, la herida tardará en cerrar, porque siempre habrá encono contra el gobierno.

No puedo decir el porcentaje exacto, pero la diferencia entre ingresar a un hospital privado de calidad y a uno gubernamental, aumenta, no sé si nueve o diez veces, la posibilidad de supervivencia, lo que siembra enojo, coraje, tristeza. No culpo a este gobierno, porque ya veníamos enfermos, pero las cosas en este gobierno no se han hecho bien.

¿Cómo definiría el papel de los profesionales de la salud, médicos y enfermeras, al enfrentar esta pandemia?

En México se ha visto situación que me entristece mucho: estigmatizar y denostar a las personas que se dedican a la salud. Hay unas páginas médicas en donde se hace el conteo del personal de salud que ha muerto, entre enfermeras, camilleros, médicos de cárceles y, por supuesto, internistas; la lista es muy larga, pero en el mundo ya deben contarse más de mil tan solo por ayudar. Sí los considero heroicos, porque exponen la vida. Y pienso mucho en los residentes, porque en muchos centros los médicos no ven a los pacientes, son los residentes quienes los ven y dialogan con los médicos: los que están en la línea de batalla son los jóvenes residentes. Mis respetos.

¿Las vacunas nos permitirán volver a la normalidad? ¿Será posible volver a una vida normal?

Nuestra normalidad va a tardar muchísimo en regresar. Ahora, cualquier persona que se encuentra en la calle, uno piensa que puede ser un portador del virus y nos alejamos automáticamente. Eso ya habla de una anormalidad que se está volviendo normal en nuestro modus vivendi. Hay otro problema muy importante: los niños y niñas no van a poder socializar en estos tiempos, lo que deja problemas no solo en la parte educativa, sino en la socialización; lo que recuerdo como lo mejor de mi vida en mis años estudiantiles fue el recreo, ahí fue donde me convertí en ser humano. Eso ya va a marcar a esta generación. A nosotros también nos ha cambiado, porque esta circunstancia de tocar y abrazar es fundamental para los malos tiempos. Todos tenemos un poco de miedo.

Este virus nos ha desnudado, nos ha demostrado cuán equivocados estábamos en apostarle a la Luna. (En cuanto a la vacuna), hay unos 135 proyectos en animales y unos 50 entre fase 1, 2, 3 y aprobación. En teoría hay dos aprobadas, descartaría la vacuna Putin, porque para que una vacuna alcance el nivel de certificación, deben publicarse los datos en revistas científicas, pero cuando se tengan las vacunas vendrán otros grandes problemas: cuántas habrá, quién las pagará, quiénes se la pondrán, si pensamos en los extremos religiosos. Hay una serie de embrollos terribles. Así que esperemos no solo las vacunas, sino también los medicamentos.

¿Qué enseñanzas nos deja la pandemia en México de la relación entre ciencia y política?

La ciencia debería ser un brazo de la política, con toda la inversión pública necesaria —al igual que la educación— para tratar de mejorar el nivel promedio de la población en todos los aspectos. La ciencia no debe estar al servicio de la política, debería de ser el corazón de la política.

¿Qué ha sido lo mejor y qué ha sido lo peor de los seres humanos que ha mostrado esta pandemia?

Estamos en medio de una incertidumbre tan grande que no permite sacar todo lo bueno que uno quisiera. Está el distanciamiento social y, con ello, es muy complicado ser solidario y sacar lo mejor de la gente. La incertidumbre en general es una enfermedad y la incertidumbre en medicina es una doble enfermedad. Vivir ante enfermedades que no hemos definido bien implica enojo, temor, falta de claridad e imposibilidad de movimiento.

Perfil

Arnoldo Kraus

Médico y escritor. Nació en Ciudad de México. Catedrático en la Facultad de Medicina de la UNAM, es miembro del Colegio de Bioética y del Seminario de Cultura Mexicana. Entre sus libros se encuentran: Una lectura de vida, Recordar a los difuntos, La morada infinita. Pensar la vida, entender la muerte y tiene en preparación Bitácora de mi pandemia.

Frases

“Una gran cantidad de deudos llevarán consigo una tristeza grande por mucho tiempo por no haber estado con sus familiares”

"En México se ha visto situación que me entristece mucho: estigmatizar y denostar a las personas que se dedican a la salud”

ledz

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